Hay empresarios que se toman muy en serio su obligación de detectar las necesidades de sus clientes.

Ese es el caso del apicultor Carlos Berzosa, que exporta sus colonias de abejas desde Cantabria, con su reina y todo su séquito, hasta países que están sufriendo una gran mortandad de estos insectos, principalmente a Francia.

Las abejas cántabras ‘emigran’ a Francia.

Tal y como ha explicado en una entrevista en Buenos Días Cantabria, en estos momentos es complicado vender miel porque la oferta, salvo en algunos casos concretos, supera a la demanda.

Es por ello que ha convertido a los agricultores franceses en sus clientes más rentables.

El sur de Francia es una zona de grandes latifundios y la agricultura se ha hecho muy extensiva.

A los problemas medioambientales y a los enemigos naturales que tienen las abejas hay que sumarle el uso de pesticidas en los cultivos, que son «auténtico veneno» y han provocado la muerte de muchas colonias.

Ese motivo y la cercanía con Cantabria han convertido a Carlos Berzosa en un exportador a gran escala. Los que compran sus abejas son apicultores, aunque no necesariamente productores de miel.

Según ha contado en Cadena Mix, los agricultores franceses detectaron hace años que la polinización de sus cultivos por abejas aumentaba sus producciones entre un 30 y un 80 por ciento, en función del tipo de siembra.

«Probablemente seamos los mayores exportadores de ganado a nivel nacional, aunque suene a chiste, pero es así», ha asegurado este apicultor. De hecho, los cuadros de las colmenas en los que las abejas viajan hasta Francia, con su correspondiente reina y sus reservas de polen y miel, suelen llevar unos dos o tres kilos de estos insectos, que son cerca de 20.000 abejas.

Unas 20.000 abejas cántabras que ‘emigran’ a fabricar su producto a tierras francesas en cada lote, en unos envases de cartón que han construido para este fin y que fríen en parafina para que aguanten la humedad y, sobre todo, el transporte. Los precios pueden oscilar en función del tipo de colmena, pero se sitúan habitualmente entre los 60 y los 90 euros por cada núcleo de abejas.