Los estudiantes de El Astillero se vuelcan con Juan y paran el desahucio de su familia

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“¿Pero tío, cómo no habías dicho nada?” Juan se encoge de hombros, antes de despedirse con un abrazo de uno de sus compañeros, uno de los cientos que han dejado este miércoles clases, trabajos o lo que fuera tras recibir anoche un Whasapp o ver en redes sociales un mensaje, un llamamiento a evitar que se ejecutara el desahucio del piso en el que viven él, su madre (Mariló) y su hermana.

Pedir ayuda cuesta. En la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) están acostumbrados a sumar a su lucha contra los desahucios el esfuerzo por convencer a las víctimas de que no pasa nada por hacer público su caso, que tener problemas para pagar la vivienda no es motivo de vergüenza.

Desahucio Astillero Balcon

Juan, en su balcón, tras conseguir frenar el desahucio

A la familia de Juan le ha costado mucho pedir ayuda. Su historia estaba ahí desde hace tiempo, y la PAH llevaba algún tiempo trabajando el tema. Ha habido momentos en que unos y otros lo daban por perdido. El piso, la posibilidad de ayudar.

Lo han hecho cuando no les quedaba otra opción. Liberbank (que según recuerda la PAH les dijo en su día que no desahucian) les ofrecía como alternativa un alquiler social de 580 euros, cuando la cabeza de familia percibe una pensión de 500. Pero es que la hipoteca ascendía a 550 euros. Aún así, aceptaron las condiciones de Liberbank, que, denuncian, les respondió con el silencio y con el desahucio.

La movilización para frenar el desahucio ha sido contrarreloj: a última hora de ayer, empezaron a recibirse Whassaps o leerse mensajes en redes con el llamamiento a ayudar a Juan y a su familia a evitar que se quedaran en la calle.

PAH en Astillero

Pero la respuesta ha sido masiva: cientos de personas se han plantado frente a la vivienda y finalmente han logrado impedir la ejecución del desahucio.

Entre ellos, muchos alumnos del instituto de Educación Secundaria de Astillero, amigos de la familia.

Pero es que, claro, han dado con un sitio especial: un instituto bastante activo en la reivindicación estudiantil, que lleva años luchando contra los recortes en educación y en el que un alumno recibió una sanción por participar en una protesta, hace dos años, cuando el debate sobre la represión de las protestas todavía no se intuía.

Juan activista

Juan, tras parar el desahucio, con activistas de la PAH

Animados por este éxito, familia, activistas y estudiantes se concentraban ante el Ayuntamiento de Astillero para pedir que no se usen medios públicos en los desahucios, como, por ejemplo, efectivos de la Policía Local. Y luego, a Liberbank, a la oficina de Cazoña, a una ocupación de su oficina para reclamar alquileres sociales.

Con entereza y tono sereno, Juan ejerce de portavoz de la familia para hablar con los medios, y en todas sus intervenciones no deja de dar gracias a todo el mundo por el apoyo recibido estos días: a sus amigos y compañeros, a los profesores que le “educaron”, a la gente de la Facultad de Medicina, y a los activistas de la PAH.

“Es increíble, muy emocionante”, admite, como también admite que tardaron en pedir ayuda porque trataron de solucionar el problema por sus propios medios.

“Al final hemos tenido que pedir ayuda y creo que es lo correcto. Quizás tendríamos que haberla pedido antes. Sé que cuesta hacerlo en esta situación, porque yo lo he vivido, pero hay que pedir ayuda. Que luchen, que lo hagan público. Porque la gente responde, la gente es solidaria, y al final es la gente la que hace las voces, no yo que estoy hablando aquí. Tanto cualquier plataforma como yo mismo y mi familia vamos a luchar contra los desahucios para que se paren definitivamente”.

La PAH ha ganado un activista.

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