Vidal-Quadras y Santiago Abascal se reivindican como la voz de los votantes del PP

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Vidal-Quadras

Vidal-Quadras, del azul al verde pasando por Bruselas

Es un partido nuevo, pero acudir a un acto de Vox tiene una parte que ya te suena de antes, si tienes experiencia en mitines. Tanto en los mensajes (unidad de España, libertad de mercado, críticas a los nacionalismos y a las políticas socialistas) como en la actitud del público, entregado a través de aplausos, que apostilla dando la razón desde la butaca o que incluso se anima a interrumpir, cariñosamente, al ponente, con quien existe ya mucha complicidad.

En el fondo, tanto en las butacas (unas 300 personas) como en el atril predominan viejos conocidos, habituales de estos actos y que a buen seguro habrán coincidido en otros tiempos: cuando los asistentes al acto de este sábado en el Hotel Bahía votaban al PP y cuando sus principales líderes y candidato, Alejo Vidal-Quadras y Santiago Abascal, pertenecían al Partido Popular.

Ambos se esfuerzan en convencer al público que ni unos ni otros han cambiado, ni se han desplazado de su carril ideológico. Que el cambio principal lo ha experimentado el Partido Popular bajo el Gobierno de Mariano Rajoy, a quien reprochan el incumplimiento (el “fraude”) de sus promesas en aspectos como la lucha contra los nacionalismos, ETA y la política económica.

Vox trata de recuperar las esencias del Partido Popular, como no podía ser de otra forma dado el perfil de sus caras más visibles, que fueron protagonistas destacados en la trayectoria del partido.

Y cuya trayectoria política, uno en Cataluña y otro en el País Vasco, les hace ser especialmente sensibles a los nacionalismos, en el caso de Cataluña, al “golpe de Estado” de la consulta que plantea Artur Mas, y en del País Vasco, por las “concesiones” políticas a ETA ante su fin.

El rechazo a los planes soberanistas de Mas lo expresaba gráficamente Santiago Abascal rompiendo la hoja con las dos preguntas de la consulta. Si un miembro del público le preguntaba si no debía acudir la legión a Cataluña, el respondía que no hacía falta, que había que aplicar la ley ya existente y “procesar” al presidente de la Generalitat catalana.

Su modelo de Estado pasa por la supresión de las comunidades autónomas y un refuerzo del poder del Gobierno central. Uno de los asistentes rechazaba que Cantabria se desgajara de Castilla y se hubiera convertido, en su momento, en comunidad autónoma propia.

Por la mañana, Vidal-Quadras y Abascal participaban en un acto de jura de bandera civil en Santander, que, azares del calendario, retrasó sus fechas, desde la inicial, el pasado puente de Mayo, a la que hubiera podido asistir entonces el candidato del PP, Miguel Arias Cañete.

Pero Vidal-Quadras y Abascal le dan a su discurso un toque que trasciende estrictamente lo nacionalista, con guiños a la regeneración institucional, y que en el plano económico, tratan de mantener la continuidad con las políticas que en este campo venía desarrollando el Partido Popular.

Porque para ellos, Rajoy está en la “tercera legislatura de Zapatero”, implantando subidas de impuestos “que le hubieran gustado a Izquierda Unida”. Menos impuestos, en especial Sucesiones y Patrimonio, menos trámites para las empresas. En lo moral, rechazo a la concepción del aborto como un derecho, entre aplausos de un público entregado, que a la vez les exigía más, más de todo.

Para evitar centrar sus críticas al partido del que procedían o a los nacionalistas, en Vox insisten en recordar donde se encuentran, con las críticas a su rival ideológico, el Partido Socialista, y a su candidata europea, Elena Valenciano, aprovechando sus referencias al Che Guevara o Felipe González como sus inspiradores ideológicos.

Publico Vox

Público asistente al acto de Vox en Santander

El resultado de esta mezcla es la duda que les está surgiendo a muchos votantes del PP y que evidenciaba en público el coordinador de Vox en Cantabria. El empresario Ricardo Garrudo leía en alto una carta dirigida a su mujer, Eva, indecisa, en la que trataba de convencerla de que las esencias de sus siglas tradicionales las recoge ahora el partido liderado por Vidal-Quadras y de que “dividir” el voto de la derecha es lo que se hace cuando se renuncia a su programa electoral.

Al mensaje diferenciador respecto al Partido Popular, el Partido Socialista y los nacionalismo, suma Vox una crítica global al funcionamiento de las instituciones y de las estructuras “oligárquicas” de unos partidos que no funcionan de forma democrática, así como a la corrupción, criticando que el PP presentara a su extesorero, Luis Bárcenas, por Cantabria, en lugar de “por Suiza”.

Está por ver si esta combinación de mensajes logra llevar a las urnas el efecto de familiaridad que tenían público (potenciales, casi seguros, votantes) y candidatos, en lo que no dejaría de ser un reencuentro, en las urnas, el próximo 25 de mayo. La siguiente parada, ya lo anuncian, será el Congreso de los Diputados.

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