Ama la paz, odia la guerra

Tiempo de lectura: 3 min

Como sabe cualquiera que haya visto Taxi Driver, un cine porno de Nueva York no es el mejor lugar del mundo para una primera cita. A un cine porno se va a lo que se va, debió de pensar la cabeza que guiaba las manos que entre los recovecos de una sala X escondieron los frescos sobre la Guerra Civil que Luis Quintanilla Isasi pintó por encargo del Gobierno de la República para la Exposición Universal de Nueva York de 1939.

Nadie sabe exactamente por qué desparecieron los frescos, ni quién decidió ocultarlos en un cine alegre. La tentación novelera está ahí: tal vez fue el propio Quintanilla, que además de pintor fue espía, quien tejió la maraña de secretos, temeroso de que el Gobierno franquista reclamara las obras para hacer con ellas lo que el Gobierno franquista hacía con las cosas republicanas que le tiraban a la cara su sinrazón asesina.

Frescos de Quintanilla

El caso es que después de 1940 las obras se expusieron por última vez y ya no volvieron a aparecer hasta 1990, cuando el cine en cuestión, que por aquellas cosas de la vida, era también lugar de reunión de artistas antifascistas fue desmantelado para dejar paso a la vida moderna.Y ya dejamos el cine porno, que después de todo sólo es una metáfora un poco débil a la que agarrarse para sostener una premisa: que la mariposa que bate las alas de las casualidades se lo pasa muy bien.

Quintanilla, que había nacido en Santander en 1893, tuvo muy claro cuando estalló la Guerra que lo que había que hacer era dejar los pinceles en remojo y alistarse para defender la República. Participó en el asalto al Cuartel de la Montaña y al Alcázar de Toledo. Montó, ya está dicho, una red de espionaje en la zona vascofrancesa, se cruzó todo el frente sacando fotografías y realizando dibujos que después se expondrían en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y cuando el final de la contienda se intuía en los titulares de los periódicos, cruzó el Atlántico para cumplir un último encargo: los frescos.

Son cinco pinturas sobre cemento de una brutalidad casi tierna: Hunger (Hambre), Pain (Dolor), Soldiers (Soldados), Destruction (Destrucción) y Fight (Lucha). Cinco capítulos para contar la novela de una guerra en imágenes: un encargo similar al que había recibido Picasso para la Exposición de 1937, a raíz de la cual nació el Guernika.

Quintanilla llevó adelante su obra con voluntad poética y colores desvalidos: los frescos no representan escenas concretas de la Guerra Civil, son denuncias que claman desde la pared contra el dolor y la injusticia de todas las guerras, sin efemérides sin localismos, un grito universal que por eso mismo mantiene intacta su vigencia y su capacidad de impactar al espectador.

Para titular la serie, Quintanilla escogió un título sencillo. Un monólogo de una sola oración: Ama la paz, odia la guerra. Bastaba con eso. Se pueden decir muchas cosas sobre las pinturas, como que no fueron demasiado bien acogidas en su momento por la crítica especializada, que nunca llegaron a verse en la Exposición para la que habían sido pintados porque el nuevo régimen lo impidió, o que fueron realizadas con polvo de mármol, el mismo material que le da un brillo especial a las pinturas de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.

Muchas cosas. Lo mejor es verlas. Están en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria. La entrada es gratuita. Solo hay que acercarse, abrir los ojos, y contemplar un pedazo asombroso de la historia del arte que atravesó medio siglo XX entre humedades y telarañas para surgir de la oscuridad gritando contra la guerra y las voces que imponen el silencio.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.