Volverás a Panamá: retirada la prohibición de pisar al país a los activistas cántabros

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En pleno mes de agosto, cuando el que puede está de vacaciones, los periodistas Paco Gómez Nadal y Pilar Chato están preparando otro viaje.

El suyo es un viaje de vuelta y, tal vez, un poco un viaje de placer: el placer del reencuentro con amigos y compañeros, y el placer de una celebración.

El Gobierno de Panamá les acaba de comunicar que ha retirado la prohibición de entrar en el país que sobre esta pareja pesaba desde que hace tres años y medio fueron expulsados por su labor de activismo en defensa de los derechos humanos y de los pueblos indígenas por el Gobierno que presidía Ricardo Martinelli.

Entonces ambos vivían en Panamá, donde el periodista y activista Paco Gómez Nadal ejercía desde hacía años como observador de la ONG Human Rights Everywhere (HREV) y como articulista en el periódico de mayor difusión bajo su firma habitual, ‘El malcontento’; y donde la periodista cántabra Pilar Chato, de El Diario Montañés se había incorporado como voluntaria de la misma organización.

El activista Paco Gómez Nadal pasó por hasta tres centros sin contacto con sus abogados

El activista Paco Gómez Nadal pasó por hasta tres centros sin contacto con sus abogados

 

Su “delito” (sic) fue participar en la cobertura a una protesta indígena contra la Ley que regulaba la extracción de minerales en este país iberoamericano, lo que para el Gobierno del empresario, populista de derechas, Ricardo Martinelli suponía que en realidad las estaban instigando, tal y como llegó a difundirse desde un comunicado oficial. Los propios movimientos indígenas denunciaron que las acusaciones del Gobierno eran insultantes para ellos.

En febrero de 2011, Gómez Nadal realizaba la labor de observación ante la posibilidad de que se produjeran hechos violatorios de los derechos humanos durante un corte de tráfico de un pequeño grupo de indígenas, cuando fue abordado por un amplio operativo policial que se abalanzó sobre él cuando comprobaron que tenía una cámara de vídeo y grababa los sucesos. Pilar Chato estaba a unos metros y también fue detenida.

Su arresto llegó a causar manifestaciones para pedir su liberación y días después se acabaría derogando la ley contra la que protestaban, pero el hecho demostró que el país vivía en un estado de “predictadura” con síntomas como la Ley Mordaza contra manifestantes y medios , y la concentración del poder legislagivo y judicial en manos del presidente “empresario”.

EL PROCESO

Ahora se les ha levantado lo que se denomina Impedimento de entrada, la orden que les prohíbe entrar en el país y que llevaba bloqueada año y medio.

Es algo que ellos atribuyen directamente al nuevo Gobierno panameño, con Juan Carlos Varela e Isabel Saint Malo al frente de la alianza El Pueblo Primero, en el poder desde apenas el 1 de julio, toda vez que incluso el responsable del departamento que emitió la prohibición (el Servicio Nacional de Migración) es, directamente, la misma persona.

De hecho, el plazo de esa prohibición había vencido hace ya tiempo (en marzo de 2013) y no ha sido hasta hace unos días cuando se ha levantado el impedimento.

Eso no quiere decir que el conflicto esté resuelto al 100%. Todavía quedan por zanjarse cuatro acciones legales, ante la Corte Suprema de Justicia de Panamá y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por las detenciones arbitrarias y la expulsión ilegal.

Los dos fueron retenidos y puestos a disposición de las autoridades, en un proceso que supuso el paso por hasta tres centros de detención y en el que se produjeron irregularidades como la extralimitación del corregidor (el equivalente a nuestro juez de paz) de Ancón en sus competencias reales en el cargo, o la imposibilidad de tener contacto con sus abogados.

Se inició así un tortuoso camino administrativo y judicial, en el que se omitieron las peticiones de suspender la prohibición pese a que la habían recurrido (es decir, si hay un recurso de habeas corpus frente a una medida, debe suspenderse el proceso hasta que se decida sobre el fondo, en previsión de que finalmente la medida no sea firme).

COMPROMISOS QUE SIGUEN

Ahora Paco Gómez Nadal y Pilar Chato viven en Santander, donde han impulsado la librería de cultura crítica La Vorágine.

Pero ninguno de los dos olvida lo que pasó: quieren regresar a Panamá para agradecer las muestras de apoyo recibidas estos años y reiteran su compromiso con los derechos colectivos e individuales de los pueblos de Panamá.

Y, en concreto, defienden la necesidad de que se produzcan los procesos de verdad, justicia y reparación necesarios en los casos de violación de los derechos humanos en Bocas del Toro, la Comarca Ngäbe-Buglé, Colón, y en el sistema penitenciario panameño.

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