Todos sabemos qué tipo de concentraciones hace la selección española de fútbol o de baloncesto de cara a un gran evento como el mundial. Pero, ¿conocemos cómo se concentran los integrantes de la selección española de vela? En tierra son como un equipo, pero en el agua compiten unos contra otros por un patrocinador, por una medalla, por una plaza en las olimpiadas o simplemente por superarse.

En lo que a preparación de un mundial se refiere, existen enormes diferencias entre un deporte como el fútbol y la vela de clase olímpica. Sin entrar en detalles del fútbol ya conocidos por todos, merece que nos detengamos en el mundo de la vela.

En primer lugar no existe un terreno de juego propio que dé ventaja sobre el de fuera. Los regatistas cántabros/españoles no tienen una ventaja especial por conocer las aguas de la bahía de Santander. Intentaremos explicar el porqué.

Hay que poner a punto las embarcaciones

En cualquier gran cita, como es el Mundial Santander 2014, los integrantes de los equipos visitan los campos de regatas unos meses antes de comenzar la competición.

Así, realizan concentraciones previas de entre 7 y 10 días en las que se familiarizan con el entorno y salen a reconocer sus aguas: los vientos, las condiciones de tierra, las corrientes, etc. Las intercalan con períodos de descanso, volviendo a casa, donde cuidan más los aspectos físicos.

Cuando llega la competición hacen una pequeña concentración los 5 días previos, y en la que se alternan entrenos en el agua con días completos de descanso, hasta que llegan los entrenamientos oficiales.

En estos se hace una competición exacta a la regata oficial, en el mismo campo de regatas y con jueces.

A partir de ahí, un par de días de descanso que se aprovechan para registrarse oficialmente y pasar la inspección oficial del equipamiento, que consiste en que los jueces se cercioran de que todo el material que se utilizará en la regata cumple con los condicionantes técnicos oficiales, antes de que empiecen las pruebas oficiales.

Las regatas oficiales se realizan durante 5-6 días con 2-3 regatas al día y se dividen en tres tipos: las clasificatorias, las series finales, en las que los regatistas se dividen en grupos oro, plata o bronce, según los resultados de las clasificatorias; y las medal race, en las que los mejores del grupo oro se disputan las medallas.

Los deportistas afrontan estos momentos importantes con un ritual riguroso, tanto en tierra como en el agua, que les permiten preparar el barco para garantizar que no existen fallos de material. Esto ayuda a que a la hora de la regata se dedican mentalmente por completo a competir.

Todo ello va acompañado de un trabajo psicológico previo cuyo objetivo es el equilibrio mental adecuado para no afrontar la competición ni demasiado relajados ni sobreexcitados.

Las decisiones se toman en décimas de segundo y deben estar preparados para solucionar los fallos, olvidarlos rápidamente y seguir concentrados en la regata. No se permiten intercambio de pareceres, ni mucho menos discutir. Todo eso queda para cuando llegan a tierra.

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