||por CARLOS CANAL|| Maitre-Sumiller de los hoteles Hoyuela y Sardinero

Llevaba dando vueltas por mi cabeza hacer esta entrada hace ya más de un año. Y por fin, gracias a la gente de El Faradio, me he animado a crearla.

Como apunte, decir que esto no es una entrada de vino al uso. Me explico: no voy a contaros aromas, colores y demás historias que a los frikis del vino nos encanta.

Sé que a los que se inician en el mundo del vino les gusta, y a muchos de los entendidillos les va eso de soltar un «Genial el toque ese de vainilla». No busquéis esto aquí. Os quiero contar sensaciones y vivencias de estos que para mí, y que quede bien claro que es para mí, son los 12 mejores albariños que he probado. Cada uno tendréis los vuestros, y si queréis podemos comentarlo y debatirlo.

Intenté elegir 10 pero no pude, me salió una lista más larga y al final opté por poner estos 12. Por supuesto que hay unos mejores que otros, con más y menos fama, pero mi intención es darles a todos el mismo protagonismo, porque todos me han dicho algo.

Quiero que sepáis que llevo 19 años tomando vinos albariños, para que os hagáis idea de cuántos he podido probar, y los que me conocéis sabéis bien mi predilección por la Terra Galega, así que, para que no haya problemas, los pondré por orden alfabético.

Quizá un día me anime a hacer una entrada de los blancos que más me han gustado, pero eso sería una historia bastante más larga. Veremos hasta dónde nos puede llevar esto. Empecemos:

Albamar

Albamar Moncha 2012 (Catado Julio 2014):

Conocí al genial Xurxo este año en el Hotel Real en la presentación de la añada 2013 de las Rías Baixas. No tengo palabras para describir a este gran hombre. Conozco sus vinos desde el año 2012, cuando ganó el premio al mejor vino de menos de 10 euros que desde hace cuatro años convoca el bloguero Mariano en Mileurismo Gourmet. Uno de los blogs que sigo y que creo que todavía se puede tener en cuenta.

La suerte fue que cayera en mis manos una de estas botellas  de edición limitada (sólo 2.100 para unos pocos privilegiados). Sabe y huele a albariño, al igual que el resto de los que os voy a hablar (olvidaros de piña y rollos raros a los que huelen otros vinos: la albariño nunca huele a piña).

Ese vino con toques salinos, con cuerpo, glicerina, acidez equilibrada, realizando la maloláctica sólo un 25% de la producción, porque hay que empezar a elaborar de otra forma, buscar otros caminos, conseguir sacar a la uva su máxima expresión pero no a base de prensar, o de sacar 13000 kg por hectárea que es lo permitido en las Rias Baixas. Algo que es realmente excesivo: se pierde bastante calidad de vino. 

Altares PostMarcos 2010 (Catado Enero 2014):

Altares

¡Qué grande es José  Crusat ! Para que luego digan que la D.O. Rias Baixas es donde mejor albariño se hace. Creo que esta Denominación de Origen, al igual que otras muchas, deberían empezar a mirarse y a limpiarse el ombligo, porque hoy en día me temo que empiezan más a estorbar que a ayudar al productor.

Albariño de Vino de la Tierra de Barbanza e Iria, cerca del Ulla, esa zona que mucho dicen que no se puede elaborar buen albariño y de la que hoy os traigo dos. Porque hay que tener amor y pasión. Como en todos los vinos de los que voy a hablar, siempre hay alguien detrás que sabe que para hacer buen albariño. Nos tenemos que olvidar de etiquetas de colorines y cuidar el viñedo, la tierra, y dejarse de levaduras externas para dar sabor. José deja este vino en depósito durante 18 meses para después darle un viaje de lías entre 9 y 12 meses. Así que me río yo de eso de que el albariño hay que beberlo en el año. Por favor, dejad de decir esas tonterías. El tiempo que aún tiene por delante este vino es muy difícil de decir, pero más de dos años, fijo.

Do Ferreiro Cepas Vellas 2007 (Catado Verano del 2013) 

Do Ferreiro

Hace ya algún tiempo, en uno de mis mucho viajes a Galicia, tuve la oportunidad de concertar una cita e ir a visitar al gran Gerardo Méndez. La noche anterior hice noche en Padrón y cogí una gripe que no sé como volví al día siguiente a Ferrol. Entre tanto, y año tras año, intento probar el que sin duda es uno de los mejores albariños que se elaboran en las Rías Baixas y creo que pocos bodegueros no piensan igual que yo. Considero que el punto de contacto del acero con el mosto y las lías pocos lo dominan como él, para hacer longevos sus vinos, sin exceso a levadura y a ese resto maderil que a veces dejan los vinos sobre lías si te has pasado o el batonnage no fue el correcto.

Por eso, de momento no debe faltar en una carta de vinos que se precie este Cepas Vellas. Y si la cosecha se acaba, pues a esperar a la siguiente que no pasa nada, que como bien veis hay unos cuantos albariños que puedan tomarse en caso de no encontrar este Cepas Vellas.

Dorado 2005

Dorado 2005 (catado muchas veces durante este 2014): 

No sé como explicar la relación con Marcial Dorado, amistad, pasión, ilusión por cada añada. Creo que este vino es uno de los grandes. Y sin ningún tipo de duda Dorado 2005 es uno de los mejores albarinhos elaborados en la Península Ibérica. Y digo bien, puesto que la bodega está en Quinta Do Feital, al Norte de Portugal, al otro lado de la ría, pero ya no es España. Qué nariz, qué cuerpo, que pasión trasmite Marcial, este loco del vino de Pago, este loco que sólo usa acero, que vendimia con la acidez exacta para que todos sus Dorados se hagan viejos. Este tiene ya 9 años, pero guardaremos botellas para ver hasta dónde llega, puesto que hoy en día yo aún le pongo más de 5 años por delante. Luchando día a día contra la historia, contracorriente, creo que es de los jóvenes bodegueros que con el tiempo estará a la altura de gente como Mariano García, que no hace tanto ruido como Rodri o Raúl, pero que tiene mucho que enseñar.

Gran Veigadares 2005:

Gran Veigadares

Es el único blanco que os traigo que ya no existe. Adegas Galegas cerró y aunque Martín Códax la ha recuperado, aún no elabora este blanco. Esta bodega fue pionera en meter la albariño en barrica. Este Gran Veigadares parte de cepas centenarias y se cría en depósitos de 2500 L. Luego pasa una temporada en barrica, para volver a terminar de hacerse y redondearse en el acero. Sin lugar a dudas, es el mejor albariño de los 12 que os traigo, para envejecer, para disfrutar con años y tiempo. Es un 2005 y nosotros lo catamos en el 2011, seis años después de su cosecha y estaba para dar vueltas por el suelo, para flipar con un vino sin una arista disonante. Barrica, acidez y glicerina, todo bien integrado.

Por Internet aún se puede comprar alguna que otra botella de diferentes añadas a un precio que ronda los 60 euros. Yo os animo a, si  podéis, intentar disfrutar de uno de los mejores Rías Baixas que se han producido.

Maio 5 del 2009.

Maio 5

Amistad, compartir, regalar, disfrutar…., el vino sirve para muchas cosas, no sólo es beber y beber como los peces del villancico. Este vino me lo trajo al hotel un buen amigo, de vuelta de vacaciones de la bodega de Sonia Costa. Lo hizo en febrero del 2011 y me dijo: «Guárdalo 6 meses y pruébalo». Le hice caso y en agosto de ese año lo probé y me enamoré de esa bodega. De hecho, las siguientes vacaciones bajamos hasta Cambados a conocer a la creadora de este vino y flipamos con su bodega, pero aún más con su viñedo, desde el que se ve la preciosa isla de La Toja. Imaginad la niebla y la dificultad de vendimiar tan cerca del mar. Atlántico puro, salitre. Se le deja durante 12 meses sobre sus lías, goloso, sabroso. Sólo en años especiales se elaborará este Maio. De momento estoy disfrutando del 2010, dado que el 9 desapareció ya.

Nana 2007

Nana 2007:

Fue una tarde de prueba de vinos (unos cuantos la verdad), al lado de un distribuidor. Estuvo por Alimentaria en el año 2012, lo catamos y nos encantó. Nos dejó una botella, la probamos en agosto del 2013 y nos gustó mucho más. Nos pareció muy curioso que una bodega mandara una muestra de su vino en el 2012 de añada 2007, pero está realmente rico y cuando alguien está seguro de lo que hace, no tiene dudas.

La albariño no es una uva para tomar en el año, esto nos lo quieren vender esos bodegueros que sacan su vino en enero. Normal que para septiembre ese vino esté casi muerto. La albariño es una uva muy seria, salvaje y hay que saber domarla como, por ejemplo, hace esta gente de Attis, en Salnés.

Nora da Neve

Nora da Neve 2006: 

Lágrimas de placer y de recuerdos se me unen con este vino. Porque fue un regalo, porque es una bodega que aunque la no conozcamos físicamente, nos gusta mucho seguir sus vinos y hasta el día de hoy no han creado uno tan bueno como este 2006. Aún tengo algo en carta para aquel que quiera disfrutar de un albariño con 8 años de antigüedad, un albariño que con sólo 7 meses de barrica evoluciona espectacularmente y el oxígeno le sienta realmente bien una vez abierto. Probar este enero 2014 con 48 horas de apertura es una mezcla de sentimientos que se resume en: rendido a ustedes, Bodegas Nora, fiel reflejo de la belleza del Miño en esta botella.

Pazo Señorans

Pazo Señorans Selección añada 2003:

¿Barrica, lias, acero ? Oye, Asier, ¿qué podemos hacer con tu albariño? Cuántas veces hemos hablado tú y yo de tu viñedo, de que si es joven, de si aguantará… Y yo te digo: «Tío, en cuanto puedas métele sobre lías». También te digo que pongas algo de treixadura pero esto sería otro tema, al final estos de Señorans meten la albariño sobre sus lías durante nada más y nada menos que 30 meses. Si echáis cuentas, son dos años después de la añada mínimo para salir al mercado (de hecho, el que ahora se puede comprar es del 2011).

Dorado, brillante, nariz sin nada que descalificar, melocotón maravilloso… ¿Acidez? ¿Dónde está la acidez más que integrada perfectamente? Goloso, muy glicérico, con una lágrima en botella más grande que la que me cayó a mí al darme cuenta que en diciembre del 2011 me pispié la última botella de esta añada. Tengo guardada un 2004. Algún día haremos una segunda parte de mis albariños y veremos qué pasa.

Quinta de Couselo 2013 (catado en Junio del 2014):

Quinta de Couselo

Hala, os traigo un albariño del año, de este 2013 en que el las Rías Baixas no sabemos cómo muchas bodegas se han atrevido a embotellar. Cosecha mala donde las haya. Pero cuando encuentras alguien que sabe elaborar y poner algo más que uva en la botella, transmite emoción. Como apunte decir que es el único que no es 100% albariño (usa loureiro y caiño blanco –esa maravillosa trilogía que usaba el Terras Gauda que tanto nos gustaba–).

Es más vacile a Nolo con lo mismo, dado que también están en O Rosal, pero por suerte su vino está tan bueno como hace 18 años estaba el Terras y además tengo la fe de que van a seguir con el cuidado del terroir, con el mimo de las vides. Nolo es un hombre que al igual que los tratados anteriormente trasmite mucho amor por la tierra, por cuidar al máximo esas vides para así conseguir luego tratar lo menos posible la uva en bodega para darnos un Couselo digno de beber botella tras botella.

Sin Palabras

Sin Palabras 2011:

Conocer a Ramón Blanco es un auténtico lujo. Amable, sonriente, positivo, explosivo, con una alegría contagiosa y cariñoso. Me dijo: «Elaboro un albariño que me gustaría probases». Le contesto que muy pocos albariños me gustan y se hace 400 km para traerme una botella ante la que aluciné, sobre la que no me quedan adjetivos que ponerle.

La primera vez que la probé fue en agosto del 2012 y en petit comité he de decir que aún me quedan 4 botellas para seguir disfrutando de un albariño de cepas de más de 50 años cuidadas por la abuela de la familia. Ah, y a 20 km de Santiago, esa zona en la que muchos de las Rías Baixas dicen no puede haber buen vino, que allí no saben elaborar, este ya es el segundo (junto a José Crusat de Altares) que les da en el morro a esas bodegas que deberían cerrar un poco la boca y dedicarse a mirarse el ombligo. Ramón Blanco, bodegas Castrobrey, me dejan siempre alucinando con su vino.

Yenda Spicata 2012:

Yenda Spicata

Creo que al final de esta paliza que os he dado, queda constancia que el vino es pasión, más allá de melocotones, manzanas y piñas que a veces aquí no pintan nada, acidez y demás locuras que nos gustan a los sumilleres. Al final lo que importa es el producto final, valga la redundancia.

La cata no es objetiva para nada, se puede hacer una cata organoléptica, pero también al final te puedes dejar llevar por un sentimiento y desde hace una buena temporada, más de una año, que sigo a esta bodega de Cantabria en Castillo Pedroso llamada Sel D´aiz (hay que jo… con el nombre, que os lo expliquen ellos) porque Miriam y  Asier lo dan todo, sin menospreciar al resto, por supuesto. Pero conseguir con un viñedo de 4 años (que fue cuando se elaboró este Spicata) un vino tan serio, redondo, con personalidad y que cuando se pone a 12ºC esa menta (Spicata) que sale le sienta tan bien que es un placer.

Lo tomé durante el 2013 en varias ocasiones y tengo 2 botellas guardadas como oro en paño para un momento muy especial. Y ojo, porque Yenda Spicata 2013 dará mucho que hablar también, así que buscadlo, comprad, bebed y guardad algo para probar en el 2017 que seguro estará de vicio.

Bien, estos son mis diez (al final doce) albariños que me ponen emotivo, que me llenan y que en su día me hicieron darme cuenta de que la albariño es una de las mejores uvas blancas del país y que tratada como esta gente lo hace, da para mucho.

Me gustaría que todos dejaseis de exigir en enero o febrero la nueva añada. Es más, ni siquiera para el verano siguiente, dejad al bodeguero que le saque a esta uva todo su potencial que es mucho, más allá de un vino que muera antes de navidades.

Seguro esta lista se irá ampliando y si pruebo algún albariño nuevo que merezca la pena ser considerado, os lo contaré.

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