Adiós a la Peña Eguía

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Esta semana Santander ha dicho adiós a un pabellón que fue un referente en el mundo del boxeo tanto en la capital como en toda Cantabria, y que además era un rincón que le transmitía personalidad a la propia ciudad.

En el paseo Menéndez Pelayo, casi medio escondido, estaba el pabellón de la Peña Eguía que tantos aficionados del boxeo visitaron, que tantos sueños vio en jóvenes que se acercaban a este lugar para empezar a practicar boxeo, un deporte muchas veces menospreciado injustamente por su supuesta violencia.

No sólo albergó boxeo, pues su historia es extensa y también acogió otro tipo de eventos, pero está claro que nombrar la Peña Eguía en Cantabria es sinónimo de boxeo, de deporte de contacto.

La semana anterior a su derribo, la Peña Eguía presentaba este aspecto.

La semana anterior a su derribo, la Peña Eguía presentaba este aspecto.

Posiblemente sus años más esplendorosos fueron los 80 y 90, cuando en el gimnasio se celebraron cientos de veladas, además de convertirse en lugar de referencia para toda persona que quería practicar un deporte de contacto en Santander.

Después llegarían tiempos de menor intensidad en las actividades y la explotación del lugar, que hicieron se fuese deteriorando el edificio por su menor uso, hasta el punto de haber llegado a estar prácticamente abandonado en los últimos años.

Parece increíble que un lugar con una historia tan grande haya dicho adiós después de tantos años de abandono, entre suciedad y con una imagen ruinosa como podéis observar en la foto tomada la semana pasada.

El Ayuntamiento de Iñigo de la Serna planea hacer un parque con un coste de alrededor de 200.000 euros, más los 38.000 euros que ha costado su derrumbe.

En definitiva, una inversión en un proyecto que como no podía ser de otra manera conociendo al alcalde, ha ido acompañado de su infografía particular, en la cual se plantean un parque con cancha de baloncesto, zonas infantiles y espacios para que las personas mayores hagan ejercicio.

Pasaremos de tener un pabellón que era referencia en el mundo del boxeo, a construir un parque cosmopolita (o cosmopaleto, eso según se mire…) en el que perfectamente se pudiera haber renovado el espacio impulsando así el boxeo, apoyando la difusión y conocimiento de un deporte que merece más respeto. En definitiva, salir al fin del estereotipo de marginalidad que muchas veces se le da.

Más allá del propio boxeo cántabro, la que pierde es la ciudad de Santander: perdemos otro de esos rincones con historia e identidad propia, para dar paso a un parque que se podría ubicar en cualquier ciudad del mundo, sin nada de esencia santanderina, como ya ocurrió con la bolera de la plaza de San Martín, que fue eliminada para tener una especie de parque-grada para el Mundial de Vela de Santander del pasado año, al que poco uso se le puede dar.

El boxeo en Santander seguirá desarrollándose en los distintos gimnasios que hay por la ciudad, pero esta semana perdió uno que tenía especial importancia, aunque no fuimos capaces de dársela en los últimos años para conseguir salvarlo de una muerte casi silenciosa.

Otra vez perdemos los santanderinos, ya que seguimos diciendo adiós a rincones nuestros, en los que, fuera una partida de bolos o un entrenamiento de boxeo,  la gente se relacionaba en torno a algo. Y no estamos como para perder puntos de encuentro.

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