El 90% de los delitos de odio se queda sin denunciar

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Es una realidad que a veces a las propias víctimas les cuesta reconocer, y que está empezando a tener reflejo estadístico, lo que significa que las autoridades empiezan a tenerlo en cuenta.

Son los denominados delitos de odio, aquellos que tienen en su base la discriminación: el machismo, el racismo, la homofobia, la religión y algunos tan invisibilizados que hasta el nombre nos suena raro, la aporofobia, las agresiones a las personas sin techo.

En Cantabria, la estadística del Ministerio del Interior de 2014 (la segunda que se hace, lo que prueba lo nuevo del interés por el fenómeno) recoge 15 delitos de odio, más de la mitad d ellos por racismo.

Hay que salir de la zona de confort e intervenir en los sitios donde está la intolerancia

Eso significa por un lado que Cantabria es una de las comunidades autónomas españolas que menos delitos de odio (matiz: denunciados) registra, pero también que hay muchas agresiones que quedan sin denunciar.

Porque lo dice la estadística, y quienes trabajan contra la intolerancia, es que en realidad un 90% de estos delitos quedan sin denunciar.

Es decir, que en Cantabria, estarían quedando sin denunciar unos 135 delitos por motivos racistas, machistas, homófobos, religiosos, contra discapacitados o contra personas sin hogar. Y no dejan de ser delitos.

En las aulas, por ejemplo, el consejero de Educación Ramón Ruiz alertaba recientemente de un rebrote de casos de violencia de baja intensidad por motivos machistas u homófobos.

Un fenómeno que en realidad ha existido siempre y que ahora tiene nombre, el bullying, que siempre se practica contra el que por algún motivo sea diferente, tal y como advierten desde ALEGA, la Asociación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Cantabria.

Su portavoz, Pedro Cortés, explicaba a BUENAS TARDES CANTABRIA la labor que hacen yendo a colegios e institutos a hacer ver a los adolescentes que “son personas normales y corrientes”, para que tengan “un referente donde acudir si tienen problemas”.

Y pide al Gobierno de Cantabria que “si detecta estas situaciones, debería gestionarlo de otra manera”, con una política social y educativa que debiera ser prioritaria.

Por su parte, Alex Cabo, del Observatorio PROXI, alertaba en este programa de radio sobre otro fenómeno vinculado a este: el ciberodio, es decir, la abusiva presencia en Internet de discursos intolerantes, en especial, racistas.

Según detallaba, tras estudiar los comentarios a las noticias en los medios de comunicación mayoritarios, un 60% de los comentarios era intolerante, una cifra que está por encima (prácticamente duplica) de lo que marcan las estadísticas sobre intolerancia en el mundo real.

El odio en Internet está “sobrerrepresentado”. Son tópicos, rumores o estereotipos, trampas argumentales, discursos de baja intensidad contra la inmigración o, directamente, insultos y apelaciones a la violencia, con un “tono general de agresividad”.

Y a ello no ayuda que los medios asocien a los inmigrantes a catástrafes naturales (avalancha, oleada…), ni “ciertas declaraciones” públicas (como las del candidato del PP catalán Xavier García Albiol) que crean “caldo de cultivo”.

El reto en estos casos para los que luchan contra la intolerancia es claro: hay que salir de la zona de confort e intervenir en los sitios donde está la intolerancia que, por cierto, tiene caminos de ida y vuelta, como recuerda este vídeo.

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