La iniciativa que cuenta

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¿Sabías que en Cantabria hay una empresa de telecomunicaciones que hace posible que los científicos de la Antártida se comuniquen y que ha viajado incluso a la luna?

¿Y que si te vas al catálogo de Nintendo te sale un videojuego diseñado por un cántabro?

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Si viajas por el mundo, tienes muchas posibilidades de que para usar Internet sin arruinarte lo hagas gracias a una empresa cántabra; y si visitas un parque natural por el mundo, te puedes encontrar que allí haya figuras y animaciones creadas por cántabros.

¿Os hemos hablado de los locos que montaron una aplicación para que los lugares por donde pasabas le dijeran a tu móvil qué eran y por qué estaban bien o mal?

¿Y de un tipo que hace años pensó que liberar datos podía ser rentable y necesario, años y años antes de que nos volviéramos locos con la transparencia?

Por aquí tenemos gente haciendo impresoras en 3D, limpiando a base de ultrasonidos (que suena como a magia), haciendo robots, ayudando a que ONGs por todo el país gestionen mejor sus tareas o diseñando tecnología médica.

Puede que hayas visto algún friki a tu lado con un ordenador sin saber que estaba analizando los datos de una gran empresa de transportes, escudriñando los secretos de los correos electrónicos de grandes compañías o ayudando a otras empresas a trabajar a distancia.

Aunque para locos, el chico que montó un festival de música electrónica mientras estaba de exámenes en la Universidad. Y se lo cerraron. Y montó otro. Y otro. Y más cosas.

O los que trabajaron a distancia para ayudar a descubrir la partícula de Dios, o los que dedican su día a día a identificar partes del genoma humano que les llevan a predecir riesgo de enfermedades. Traducido: alzheimer o cáncer.

 

 

Os comprendemos: tal vez, a fuerza de años pensabáis que las noticias de economía en un medio de comunicación tenían que ser quiebras y políticos con casco y bata visitando fábricas.

E incluso puede que tuvieras la percepción de que las únicas empresas que existen en Cantabra son Sniace y el Banco Santander. O ASCAN  y COPSESA.

Pero desde Camargo se fabrican arcos que se exportan por todo el mundo, y hay ascensores que suben pisos por otros países porque alguien en Santander se ha empeñado en que así sea.

Y desde el polígono de Raos se diseñó un aerogenerador eólico para usos doméstico que se vende por todo el mundo (menos aquí porque lo hacemos todo superbien) y en Reinosa se hacen turbinas eólicas que colocamos fuera porque aquí llevamos diez años anulando planes eólicos que hicimos mal. Somos así de chulos. Que se forren en Cuenca.

A un arquitecto santanderino le han premiado en Estados Unidos por una iniciativa para sensibilizar sobre el despilfarro de agua.

Y, nos guste o no esa energía, las principales centrales nucleares llevan materiales hechos enfrente mismo de Isla Pedrosa. Lo de la energía está cambiando tanto que ya hay hasta corredores de energía, como los corredores de seguros de siempre, y empresas que ganan dinero ahorrando dinero.

Todo desde aquí, desde el mismo sitio en el que ya tenemos hasta cooperativa energética, donde hay abogados que han conseguido que la banca rectifique.

Queremos salir del bucle de las portadas de la crisis industrial y ganadera que valen para cualquier década

Porque ya nadie es tan grande y no todo tiene por qué ser internacional: hay muchos mapas en los que se puede estar levantando la economía día a día, sea reciclando papel, dando a los urbanitas la posibilidad de tener una pequeña huerta, o contratando desde restaurantes los productos de agricultores locales para garantizarte una carta más natural.

Lo saben muy bien los hosteleros, que se han dado cuenta de que si creas una zona y te inventas una excusa para que la gente vaya, pues resulta que van y consumen un poco en todos los sitios que antes sólo se veían capaces de competir. En Tetuán ya no se encierran en sí mismos, y en la calle del Sol, del Carmen, como queráis, están tan cuerdos que le han sacado rentabilidad a la cultura. De locos.

Al otro lado de la Bahía, todos se han puesto de acuerdo para subirse, a la vez, en una tabla de madera sobre el agua. Muchos anclados en viejos modelos dirían que suena inestable.

¿Os parecen muchas iniciativas? A nosotros poquísimas. Sabemos que hay más. Unas porque nos llegan y no somos capaces (a veces no somos capaces, así, tal como suena) de darle salida por falta de tiempo o de gente. Y otras tenemos que ir a buscarlas. Pero es que además no queremos que sean una anécdota: queremos sacarlas día a día, en cada paso que den.

Sobre todo, porque están ahí y se lo merecen, más que otros. Y porque nos ayudan mucho: a veces repasas la sección de Iniciativa y te entra una punzada de algo que no estás acostumbrado a reconocer. Se llama orgullo, por lo que somos capaces de hacer, entre todos, cuando nos dejan.

Y podríamos hacer más, y sí, ahora estoy hablando de nosotros, de EL FARADIO, del espacio que le hemos dado a la iniciativa, y de todas las historias que podríamos contar si pudiéramos. Conseguir que se vea lo que se tiene que ver. Que los vean los que los tienen que ver. Haz que lo vean. Hazte socio.

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