El Paisá García existe de rabia. Lo cuenta él mismo: en 2013, el periodista mexicano Goyo Jiménez murió asesinado en Veracruz. El Paisá tenía un largo viaje en autobús de Veracruz a al DF, un lápiz y un papel. E hizo lo que mejor se le daba. Sentir. O sea, dibujar. Dibujar rabia, dibujar empatía, y, a veces, dibujar esperanza.

El perro gobierno

Lo que empezó haciendo para la Agencia Autónoma de Comunicación Subversiones (un proyecto de comunicación alternativo en México, lo que supone que sus impulsores literalmente se juegan la vida) continua haciéndolo aquí también en EL FARADIO, un periódico digital que nació con el reto de cambiar la agenda informativa y dar más voz a los movimientos sociales y la gente con iniciativa en Cantabria.

Así que el niño que garabateaba en los libros de texto se convirtió en El Paisá García, un viñetista que combina lo global con lo local.

Porque ya sabe que la rabia, la empatía y la esperanza también se sienten en Cantabria, en un hilo invisible que puede ir de Veracruz al Pilón.

Pero esto empezó en México, un país con el que El Paisá García tiene una especial vinculación debido a sus dos estancias allí como observador de derechos humanos en comunidades indígenas zapatistas o documentado historias junto con la Agencia Autónoma de Comunicación Subversiones.

Porque al Paisá le duele México, un país en el que buena parte de la población sufre en un clima de “impunidad y violencia”, consecuencia de los abusos y crímenes perpetrados por el estado y grupos de poder locales (instituciones o crimen organizado) dentro de la llamada  “guerra contra el  narco”.

Y cuando hay guerra, la que sufre es la población civil y las libertades, en una ley universal que no debemos perder de vista en estos días que se nos conectan los atentados y los dolores.

UNA GUERRA CON VÍCTIMAS

La consecuencia, según explica a EL FARADIO, es “un país militarizado” en el que se producen asesinatos “de forma extraoficial” contra población civil, indígenas, estudiantes, mujeres (seis feminicidios al día) y periodistas más de 80 periodistas asesinados desde el 2006).

Verdad y justicia en Ayotzinapa

La sombra de las desapariciones se extiende, y ha convertido en sombras a más de 25.000 personas.

El enemigo ya no es sólo el narco, cuyos nexos con el poder institucional han sido evidenciados en demasiadas ocasiones, sino que es la pura contestación social.

Protestar, reivindicar, sentir y moverse en México son palabras mayores.

Son las mayores palabras.

Estos días al Paisá se le cruzan sus dos lugares: su México y su Cantabria.

Es la Semana Zapatista, un evento que celebra ya su segunda edición y que pone el foco sobre la sociedad civil y sus luchas en el país azteca.

Luchas que pasan por el movimiento zapatista, y su evolución de guerrilla a movimiento social, pero también por los 43 estudiantes a los que se tragó la tierra en Ayotzinapa, que ha hecho “estremecer” el país y que ha servido de “punto de inflexión” en la sociedad mexicana: sus seres querido han pasado del miedo a reclamar “verdad y justicia” al Gobierno y al Estado mexicano.

FIN DE SEMANA ZAPATISTA

De mayor quiero ser…

A estas horas El Paisá García andará con martillos y alcayatas colgando viñetas en la pared de La Libre, en la Rampa Sotileza, donde este jueves se inaugura una expo con sus trabajos mexicanos, con sus Viñetas para la Rebeldía, en las que cuenta historias tan duras como las desapariciones forzadas, los feminicidios y los asesinatos de periodistas en México. Pero también tan bellas como la solidaridad, la lucha, la rebeldía y la esperanza.

Será a las ocho de la tarde y no sólo eso: habrá una conexión a distancia con medios libres en México, uno de los países en los que más difícil y peligroso resulta ser periodista y contar historias.

La Semana Zapatista finalizará el viernes con una concentración a las 19.30 horas en la Plaza del Ayuntamiento, para reclamar “Verdad y Justicia” y para que los paseantes tengan la oportunidad de toparse con esta realidad.

Y como cierre de las jornadas se celebrará a partir de las 21 horas una fiesta zapatista en el Bar Bolero con comida mexicana, recital de poesía, música ligera y algunas sorpresas. La recaudación de la cena será enviada a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas en México.