Incendios forestales: en busca de un cambio de modelo en la gestión

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A raíz de la reciente crisis de los incendios forestales provocados el pasado mes de diciembre, el sindicato Comisiones Obreras ha puesto el acento en los aspectos relacionados con la gestión de personal y los medios con los que se cuenta para combatir el fuego.

Todo dentro de un debate más amplio en el que va surgiendo el consenso de que es necesario un cambio de modelo, que pase por la prevención, tal y como se puso de manifiesto en la jornada organizada el pasado fin de semana en Liérganes, en la que el propio Ejecutivo cántabro admitió que el modelo actual no funciona y es necesario trabajar en uno nuevo.

LA POLÍTICA DE PERSONAL

Así, Comisiones Obreras de Cantabria exigirá al Gobierno regional la puesta en marcha de un operativo para combatir los incendios forestales, dotado con 700.000 euros anuales y la «plantilla ideal», que implicará incrementar esta legislatura en 90 personas los efectivos existentes, 45 agentes del medio natural y otros tantos operarios de cuadrillas.

Representantes de los agentes del medio rural

Representantes de los agentes del medio rural

Este aumento de personal se hará en tres ofertas públicas de empleo -concurso oposición-, en 2016, 2017 y 2018, en cada una de las cuales se convocarán 30 plazas, la mitad para agentes del medio natural y la otra mitad para las cuadrillas, según la propuesta que el sindicato trasladará este viernes al Ejecutivo, en la mesa sectorial convocada, y que ya ha sido registrada.

Al margen de la dotación de personal permanente, para establecer turnos de mañana, tarde y noche, desde CCOO reclaman el restablecimiento de los puntos de vigilancia que había y que han «desaparecido» y vehículos para «llegar a todos los sitios».

También creen que debe ser eliminado el plan de sostenibilidad acordado la pasada legislatura por el PP y «en buena parte copiado» y en el marco del cual «no se hizo nada, ni bien ni mal».

El objetivo es que la tasa de reposición de los efectivos sea del 100%, pues si las plantillas de las cuadrillas y agentes del medio natural -que son las únicas que «entran» por las pistas forestales de Cantabria- están «mal» dotadas, no se pueden «sofocar los incendios».

LOS DATOS

En este sentido, González, que ha alertado de movilizaciones si no se acometen las mejoras que demandan, ha indicado que de acuerdo con datos del Gobierno, la comunidad -que tiene transferidas las competencias desde el año 1984- cuenta con 117 técnicos auxiliares del medio natural, de los que 97 son fijos y 20 interinos, y hay además 44 vacantes, es decir, que de 160 hay 117 «en activo».

Además, la Comunidad Autónoma dispone de 188 efectivos fijos, 17 eventuales y 63 vacantes en las cuadrillas forestales, que están formadas por un encargado, otro conductor y cinco operarios.

En cuanto a los medios materiales,  tiene 14 autobombas con 34 conductores, ha señalado el portavoz de CCOO, que ha apuntado que algunos de los vehículos cuentan con más de diez años de antigüedad y 300.000 kilómetros. De hecho, hay autobombas de más de 20 años, y las más nuevas tienen cinco de antigüedad.

Uno de los incendios del pasado mes de diciembre

Uno de los incendios del pasado mes de diciembre

Además, la comunidad tiene ocho puntos de vigilancia, de los que tres están cubiertos -Bigüenzo, Caballar y Corona- y cinco vacantes -Negreo, Mediajo Frío, Guriezo, El Ventoso y Bidrio-.

Asimismo, Cantabria se divide en 13 comarcas forestales: Liébana Norte y Sur, Valle del Nansa, Cabuérniga, Campoo, Valderredible, Besaya, Valle del Pas, Miera, Valle de Soba, Costera Oriental, Costera Central y Corona.

Desde CCOO también demandan mejoras en los sistemas de comunicación, y exigen que se dediquen fondos europeos FEDER a esta materia, como ha hecho Galicia.

Reclaman de igual modo la participación de los agentes que luchan contra los incendios en la investigación y aclaración de las causas de los mismos, en colaboración con el Seprona, ya que son quienes «mejor conocen el monte».

HACIA UN CAMBIO DE MODELO

Por otra parte, cerca de cien personas asistieron a la charla-coloquio sobre los incendios forestales ofrecida por la investigadora Virginia Carracedo, del Departamento de Geografía de la Universidad de Cantabria, en el Fluviarium de Liérganes, en el marco del Proyecto LIFE Miera.

En ella, durante casi tres horas, Virginia Carracedo explicó a los asistentes la evolución de los incendios en Cantabria entre los años 19991 y 2010, periodo de estudio reflejado en su reciente Tesis Doctoral “Incendios forestales y gestión del fuego en Cantabria”.

Así se reflejó que Cantabria es una de las comunidades de Europa en las que más se quema, junto con otras regiones del noroeste de España: Asturias, Galicia y las provincias de Zamora y León.

Incendio

Incendio

Presentan un riesgo de incendio extremo, categoría que se alcanza cuando el riesgo de incendio supera el 4%.

Concretamente, en Cantabria las zonas que más se queman son tres: la Montaña Oriental, los Valles de Cabuérniga y Alto Nansa, y el Sur de Cantabria. Las dos primeras zonas son objeto de incendios de invierno, mientras que los fuegos se concentran en el periodo de verano para el Sur de Cantabria.

Los incendios sufridos el pasado mes de diciembre se corresponden con los incendios invernales, en los que de nuevo las áreas más afectadas han sido las comarcas de Cabuérniga (2.500 hectáreas), Soba (1.500 ha) y nansa (1.400 ha). Se trata de zonas rurales, con una baja densidad de población, situados en espacios naturales protegidos, en la mayor parte de los casos.

El estudio de los fuegos y sus causas lleva a Virginia Carracedo a afirmar que el 77% de los fuegos son intencionados, y que están motivados, principalmente, el 72%, por la quema de matorral para la generación de pasto para la ganadería.

Mientras que un 13% de los incendios se deben a negligencias motivadas igualmente por el interés de regenerar pastos, es decir quemas controladas que se escapan y provocan un incendio.

Por otro lado, la investigadora hacía hincapié en la dificultad para apagar los incendios debido a que se producen en zonas inaccesibles por tierra, con condiciones meteorológicas adversas que impiden volar a los medios aéreos pro los fuertes vientos y, cada vez más, provocados en las últimas horas del día lo que favorece que se extiendan durante la noche.

EL AÑO CON MÁS SUPERFICIE QUEMADA

Los años 1989 y de 2012 fueron, por este orden, los que más superficie quemada dejaron en Cantabria, sin embargo el episodio vivido el pasado mes de diciembre con cerca de 10.000 hectáreas calcinadas llevará a 2015 al primer puesto de la clasificación.

Los especialmente graves incendios de 2015 se sitúan dentro de una tendencia al alza de la superficie quemada visible desde 2009. Entre las causas, que Virginia Carracedo apuntaba, pueden estar los cambios en la Política Agraria Comunitaria (PAC) y los afectados por la Ley de Montes.

Incendio

Incendio

El director general del Medio Natural del Gobierno de Cantabria, Antonio Lucio, afirmó que el modelo actual de prevención y extinción de incendios no funciona y que este episodio del mes diciembre debe aprovecharse para poner en marcha un plan de larga duración basado en la prevención, la sensibilización y la extinción, dotado del personal necesario que actualmente se encuentra muy mermado debido a la falta de reemplazo de los técnicos, agentes y cuadrillas que se jubilan, matizando que “este nuevo plan debe basarse en la concertación y no en la confrontación”.

Otras opiniones del público apuntaban a que la población desconoce los problemas para el ecosistema y para la calidad y conservación del suelo que producen los fuegos, y que son responsables del empobrecimiento y de la pérdida de suelos, debido a la fuerte pendiente de los terrenos en los que se producen.

Además, se hizo hincapié en cómo la PAC fomenta los fuegos para la creación de pasto, al subvencionar la vegetación menor de 40 centímetros excluyendo así las áreas matorralizadas. Por otro lado se señalaba que estas ayudas aportaban beneficios privados en terrenos públicos, sin ofrecer ningún beneficio a los tenedores de los terrenos, principalmente juntas vecinales, que les permitan mejorar el estado de sus montes y responsabilizarse de su gestión. Se señaló también que el 25% de la renta agraria procede de subvenciones.

Por otro lado se proponía la puesta en valor del monte y de sus diferentes usos, ya que en las últimas décadas la población rural ha disminuido y abandonado ciertos usos forestales, lo que está provocando cambios en el mosaico paisajístico en estos montes.

La puesta en valor de los recursos forestales ofrecería a la población rural otras alternativas de desarrollo rural que frenaran la despoblación y disminuyeran los incendios forestales, ya que los montes se verían como terrenos valiosos.

 

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