Guía para sobrevivir al tsunami de la prensa tradicional

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Cuando empezó a tuitear historias y conflictos, hubo compañeros que le dijeron a Mikel Ayestarán que iba a “matar” la profesión (la denominación respetuosa con la que los propios periodistas hablan de su trabajo.

En la cobertura del tsunami en el Pacífico, David Jiménez, hoy director de El Mundo, se veía a sí mismo como “parte de la resistencia” a la cobertura multimedia y multitarea que empezaba a implantarse.

Iñaki Ayestarán en la recogida de su premio

Mikel Ayestarán en la recogida de su premio

Hoy Ayestarán confirma que él no mató el periodismo, y David Jiménez se ha revelado como un “converso” al multimedia por el que apuesta desde la dirección de de El Mundo.

Uno de ellos, Ayestarán, recibe premios como el Porquet del XVII Congreso de Periodismo Digital de Huesca y reflexiona sobre el futuro de una profesión que sólo sabe que tienen que pensar en su futuro a través de nuevos caminos, y el otro, Jiménez, imparte conferencias inaugurales en citas centradas en el periodismo digital.

Porque si algo queda claro al llegar al Palacio de Congresos que se convierte estos días en un foro de reflexión sobre el #periodismo (así, con hastag, porque los cronistas que van a sitios en conflicto lo primero que miran ahora es sí hay 3G) es que ningún formato tiene el patrimonio de la esencia de la profesión: el kit del congresista incluye un trabajo de Libros.com, una editorial basada en el método del crowdfunding que tiene una línea específica de investigación y que, de hecho, ha acogido a referentes del campo como Antonio Rubio.

Y lo cierto es que no evolucionar es lo único antinatural en el periodismo, esa profesión que comenzó en gacetas, que siguió en periódicos y pasó a radio, televisión, Internet y redes sociales. Ninguno es menos periodismo, cada uno tiene sus características (puro MacLuhan): debatir sobre los formatos es tan superficial como debatir sobre ropa).

Lo que ha sucedido en estos tiempos es una mezcla de crisis económica y cambio de modelo, exponía David Jiménez, acostumbrado a evolucionar de corresponsal en Asia a pilotar desde la dirección un periódico, El Mundo, en su salida de la fase del hiperpersonalismo de su primer director, Pedro Jota Ramírez.

Y aunque pesan las marcas de los periódicos impresos, los medios nativos digitales son ya “competencia” y empiezan a ser “marcas reconocidas”, admite el director de El Mundo, que defiende a la tecnología como una “gran aliada”, en una evolución no opcional dentro de un proceso de transformación que “se acelera”.

Es decir, en su receta paras sobrevivir a este otro tsunami, el de la prensa tradicional, adiverte de que el cambio de mentalidad «no tiene vuelta de hoja» y el «matrimonio» entre periodismo y tecnología es imprescindible por mucha resistencia revestida de nostalgia que todavía sufren una minoría de compañeros.

Porque al final, todo esto, tecnologías aparte, es cuestión de «confianza» y «credibilidad», de recuperar un olvidado control al poder, en suma, lo que hay que ser es muy clásico: hacer periodismo, de historias interesantes y honestas porque, ojo, en estos momentos «los lectores nos necesitan más que nunca».

La primera parte del congreso va acabando. Y, como dice Ayestarán, todo cambia tanto que el clásico “nos vemos en los bares” de una profesión, no nos engañemos, noctámbula y un poco crápula ahora es “nos vemos en las redes”. Ya veis, los vicios también evolucionan.

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