Amaral vuelve al Música en Grande de Santander

Marta, Sebas, Guille y los demás, los amigos de Amaral, al menos alguno de ellos podrían ser de Santander. Y han pasado grandes momentos juntos: de sus encuentros entorno a la Bahía han surgido algunas de sus letras e incluso han compartido conciertos de otros grupos, desapercibidos entre el público, bajo el escenario, en el otro festival del verano en la capital, el Santander Music.

Así lo ha confesado Juan Aguirre, a la guitarra, en una entrevista concedida a BUENAS TARDES CANTABRIA en la que ha recordado su último gran concierto en el Música en Grande, en el que llenaron de público toda la campa de la Magdalena.

Y están “deseando” volver a “tocar al lado del mar”, en el mismo festival, este lunes 25 de julio, día grande de las Fiestas de Santiago de la capital de Cantabria. Porque les “encanta” la ciudad, de la que tienen «muy buenos recuerdos».

Eva Amaral, Juan Aguirre y toda la banda (Toni, Richi y Tomás) vuelven para presentar su nuevo disco Nocturnal, en una gira que comenzó en mayo y les llevará hasta el final del verano en el hemisferio Sur (marzo).

Porque sí quedan días de verano, casi todos aunque hemos quemado un mes ya. Y tienen previsto hacer un concierto distinto a los demás en Santander, porque cada set list del grupo zaragozano es diferente en cada ciudad. Aunque ahora se apoyan mucho en los vídeos para la puesta en escena, lo que, al final, da unidad a todas las actuaciones.

ANTE UN MUNDO LOCO, LA ELECCIÓN ENTRE REFLEJARLO O LA EVASIÓN DE DE LA REALIDAD

“Las redes sociales han acercado a la gente con indiferencia del idioma en el que hablen”, reflexiona Aguirre, al tiempo que recuerda sus comienzos en los que “soñábamos con viajar”.

Pero las redes sociales también han acercado los problemas globales, y recientemente el atentado de Niza marcó la previa de uno de sus últimos conciertos, en el Porta América gallego, donde se empeñaron en “poner un poco de alegría y felicidad en un día triste”.

Hoy, en el escenario de @portAmerica vamos a intentar poner música y un poco de felicidad en un día triste #Paz

— Amaral (@amaraloficial) 15 de julio de 2016

“El mundo está muy loco. Hay que estar muy pirado para hacer este tipo de cosas”, reflexiona, y por eso cree que “cualquiera que haga una canción tiene dos opciones: o reflejar esto o tratar de aportar felicidad y disfrute, evadirte de la realidad y tratar de transmitir el máximo de sentimiento positivo a los que nos van a escuchar”.

NO SOMOS ESPECIALMENTE COMPROMETIDOS

Sin ser un grupo revolucionario, porque no creen que sus letras sean muestra de “compromiso”, Amaral sacó al mercado aquel título, Revolución: “Es una canción que en el fondo es la afirmación de uno mismo y lo más bonito que nos puede pasar es que una persona la haga suya, la incorpore a sus sentimientos y a su forma de ver el mundo”.

Y llamó mucho la atención, en la última legislatura, que fue la de la austeridad, los recortes y la indignación, sobre todo con la corrupción en España, el single Ratonera, que iba acompañado de un video clip en clave “irónica y satírica” que presentaba a los políticos como víctimas de malos tratos.

Pero Juan Aguirre rechaza que Amaral sea parte de un fenómeno de nueva canción-protesta o canción-denuncia. “Todas las canciones surgen como una necesidad de expresión. Ratonera surgió porque teníamos un sentimiento a nivel global de que hay gente que realmente lo está pasando mal y los poderes planetarios están muy alejados de esas realidades”.

Pero no por ello cree que sean “un grupo especialmente comprometido”, sino que intentan hacer “canciones que estén vivas y que responden a lo que sienten los seres humanos, hablen de encuentros entre amigos o desencuentros entre parejas”.

“Nosotros no somos protagonistas de actitudes especialmente comprometidas”, insiste en la entrevista, aunque admite que están en contacto con los “protagonistas”, porque tienen “amigos cooperantes que curran en zonas muy alejadas de nuestro país que realmente sí que están en el ajo”.

“En el fondo nosotros tenemos un trabajo que nos gusta: somos felices e intentamos hacer feliz a la gente; pero los protagonistas son otros”, subraya, para proclamar finalmente que “los músicos no podemos pensar que somos protagonistas o que podemos arreglar los problemas del mundo”.