Una nueva corriente de arquitectos busca solucionar los desastres de la burbuja

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Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria han surgido tímidamente, aunque pisando fuerte, nuevos colectivos que defienden una arquitectura diferente a la que estamos acostumbrados y más cercana a la realidad actual.

Son colectivos, como Paisaje Transversal o N’undo, que defienden proyectos urbanos desde la sostenibilidad, invitando a participar a todos los implicados y buscando recuperar el territorio y mejorar las condiciones de habitabilidad.

Alto del Cuco. Foto: Arca

Alto del Cuco. Foto: Arca

Y son precisamente a este tipo de colectivos a los que mira el arquitecto Pablo Quintanal, natural de Torrelavega y afincado en Madrid, que en su proyecto de final de carrera en Arquitectura, que ha cursado en la Escuela Técnica de Arquitectura de Madrid, ha dedicado a ‘Recuperar el Alto del Cuco’.

El mismo Alto del Cuco donde este mes de agosto se derribarán las 214 viviendas ilegales, construidas durante los años más fieros de la burbuja inmobiliaria. Recientemente el Ayuntamiento de Piélagos y el Gobierno de Cantabria han firmado un convenio que contempla también la rehabilitación del monte de la Picota por un precio total de 3,7 millones de euros.

En su blog, Pinchar la Burbuja, Quintanal recoge artículos que tratan sobre las barbaridades que se han hecho en este país en materia inmobiliaria. “Me preocupa bastante, espero que hayamos aprendido de lo ocurrido, que construimos por encima de nuestras posibilidades”, asegura en una entrevista a Buenas Tardes Cantabria.

Quintanal es un arquitecto que no quiere construir. Una especie en extinción aquellos que prefieren reinventar la profesión de la arquitectura y no seguir construyendo sin control. “Hay que hacer darse cuenta a los demás que en este país ya se ha construido todo lo posible y necesario”, insiste.

“LAS ESCUELAS DE ARQUITECTURA TODAVÍA SE CENTRAN EN GRANDES INFRAESTRUCTURAS”

Y con la noticia de la demolición, se completa un proceso que se inició con ese ‘mordisco’ que se dio al monte y que hizo pensar a los ciudadanos y ecologistas que aquello no podía ser legal. ARCA denunció y finalmente la Justicia dijo lo que todos suponíamos.

La propuesta de Pablo Quintanal consiste en rellanar la topografía con residuos ecológicos.

La propuesta de Pablo Quintanal consiste en rellanar la topografía con residuos ecológicos.

Todos, menos los que más cerca trabajaron en el proyecto, los políticos, que han estado años tratando de evitar la demolición o de adelantar los pagos a los propietarios de las viviendas a pesar de las sentencias judiciales.

Pablo Quintanal ha aprovechado que en su proyecto final de carrera les dejaron escoger tema y barrió un poco para casa. “Yo siempre viajaba de Torrelavega a Santander y veía esa cosa que se había hecho en la ladera y me parecía terrible”, recuerda.

Le parecía terrible a ese arquitecto que ha llevado dentro toda su vida y que apuesta por reinventar su profesión para adaptarse a los nuevos tiempos. “Yo siempre he intentado proponer arquitecturas alternativas a las convencionales”.

Algo que no hacen aún desde las universidades, según critica. “Las escuelas de arquitectura todavía se centran en grandes infraestructuras que, después de esa época que hemos viviendo de burbuja inmobiliaria, creo que ya están fuera de lugar”, insiste.

VERTEDEROS DE RECICLAJE PARA RECUPERAR LA TOPOGRAFÍA

El proyecto de Quintanal es recuperar el monte y la topografía de este a través de unos proyectos de reciclaje, con unas plantas de tratamiento de residuos, tanto de construcción como también residuos sólidos urbanos de la propia región.

“Ese desmonte que se ha desarrollado en la topografía podría ser rellenado a través de un vertedero. Y, de esta forma, se colmataría de nueva esa topografía y tendríamos de nuevo un espacio verde que volvería a ser devuelto a la ciudadanía”, sugiere el ideólogo en su proyecto.

Aunque admite que “habría que estudiarlo más minuciosamente”, porque en el proyecto ha tenido que “cumplir una serie de parámetros que se escapan de la realidad” para encajar en el proyecto de Fin de Carrera, Quintanal cree que la opción que propone podría ser viable.

“Estoy intentando darle difusión para ver si interesa y, aunque no sea el caso concreto, pueda ser aplicado este mecanismo de varias fases para rehabilitar este tipo territorios”, asegura. Un proyecto cuyas fases no predominan sobre otras, y donde el objetivo es la recuperación del territorio.

UN PROYECTO DE VARIAS FASES

En la primera fase del proyecto, que se llevaría a cabo entre 2016 y 2018, se recopilarían materiales usados para reconstruir mobiliario y habilitar un bloque semilla o bloque sede. Después, de 2018 a 2020 se llevaría a cabo la segunda fase, donde se continuaría la recopilación de material en el exterior.

Parte de este material pasaría por una planta de tratamiento de residuos de demolición y construcción que los clasificará para su reutilización. Precisamente en esta nave se albergaría una planta de tratamiento y masificación de residuos sólidos y urbanos que, desde 2019 a 2040 aproximadamente, recibirían las basuras de toda la región.

De esta forma se comenzaría a rellanar la ladera a partir del año 2022 y quedarían casi 50 años para recuperar el paisaje de la zona. “Este vertedero como medio de reconstrucción de la topografía previa, tras 30 años de sellado podrá recuperarse como un nuevo paisaje y espacio público verde”, cerrando así el ciclo de reciclado y relleno del monte.

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