El Racing de Santander como «chollo» para Cantabria

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Revilla en RNE || Foto: www.rtve.es

Revilla en RNE || Foto: www.rtve.es

“Un chollo”. Así define el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, el contrato de patrocinio con el Racing de Santander, aprobado la semana pasada en Consejo de Gobierno, por importe de hasta un millón de euros durante cuatro años.

Es decir, un gasto en publicidad de hasta cuatro millones de euros en el representativo cántabro, que milita en Segunda División B, es una ganga para Revilla.

¿Con qué argumento? Con la idea de que el patrocinio servirá al Racing para alcanzar un acuerdo con una empresa privada, ITM, que a su vez se encargará de abonar la deuda con Hacienda: cerca de 10 millones de euros.

Un pago a la administración tributaria del que el Gobierno de Cantabria, por el reparto de los ingresos fiscales entre el Estado y la Comunidad Autónoma, recaudaría 4,5 millones de euros.

Lo que hace Revilla, que es profesor de Economía, es una operación matemática simple: una resta.

A los 4 millones que pone el Gobierno en publicidad le resta los 4,5 que va a ingresar la administración regional con el pago de la deuda por parte del Racing.

Y claro, lo ve como un chollo, porque esa resta arrojaría un saldo positivo de 500.000 euros, a favor del Gobierno de Cantabria.

Sin embargo, a estas alturas cualquiera habrá podido observar que hay truco. Sin entrar a valorar que lo que resta Revilla son dos conceptos diferentes y teóricamente opuestos (gasto en publicidad contra ingresos fiscales) la operación matemática simple debiera ser una suma y no una resta, como hace el presidente cántabro.

Porque la deuda del Racing con Hacienda es una obligación (como la que tenemos todos, empresas o ciudadanos, por otra parte): es dinero recaudado a sus trabajadores (IRPF, inaplazable) que debía haber pagado en forma de tributos y que no pagó.

Por lo tanto, esos 4,5 millones de euros de deuda, intereses de demora, recargos y sanciones ya debían haber entrado en las arcas regionales.  Son 4,5 millones en el debe del Racing y en el haber del Gobierno.

Y a esos 4,5 millones que el Racing debe a Cantabria (en concepto de deuda con Hacienda) hay que sumar los 4 millones que el Gobierno está dispuesto a gastar en publicidad en el Racing.

Esta cuenta arroja un saldo negativo para el Gobierno y favorable al Racing de 8,5 millones de euros, que es prácticamente la deuda del Racing con Hacienda. De manera que podemos llamarlo quita, o rescate; pero nunca un “chollo”.

UNA EXCEPCIÓN CON EL RACING

Ninguna empresa o ciudadano particular puede llegar a pensar que el Gobierno inyectara dinero en sus bolsillos para facilitar el pago de sus obligaciones con Hacienda: no saldrían nunca las cuentas si la administración desembolsa lo que las personas físicas y jurídicas deben. Entonces nunca recaudaría para sostener el coste de las administraciones y de los servicios públicos.

Estamos, es evidente, ante una excepción. Una excepción con el Racing que se puede vestir de múltiples argumentos, muy debatibles todos, pero que no evitan que estemos ante una excepción.

Argumentos como que con la operación se da vida a un Racing asfixiado, que de no estarlo podría mantener entre 75 y 100 empleos.

Y se puede conceder que el Racing es una empresa grande de esta tierra (en la lista de grandes morosos es una de las grandes de toda España)

Pero si nos centramos en argumentos racionales y tratamos al Racing objetivamente como lo que es, una empresa privada, y en concreto una Sociedad Anónima Deportiva, las facilidades económicas del Gobierno de Cantabria con el argumento de que siga con su actividad (generando empleo, pagando sus impuestos, etc) son muy discutibles.

LA JUSTIFICACIÓN DE LA AYUDA

Para mostrarse a favor tienen que concurrir varios supuestos, como que el poder sentimental de la supervivencia del Racing se imponga a hechos empíricos o a la propia razón.

Incluso otras que podemos ubicar en el terreno de la fe religiosa, que es el sentimiento que mueve a los aficionados a unos colores, como la ilusión de que un equipo de fútbol profesional modesto pueda ser viable con una gestión honesta.

Una fe tan poderosa por la que se pueden superar todas las dudas por la trayectoria de negocio deficitario que tiene el Racing, como tantos otros clubes de fútbol profesionales, incluso los que militan en superior categoría deportiva.

También puede motivar la defensa del acuerdo de patrocinio el interés tan legítimo como particular de un público medible (Unos 5.000-6.000 espectadores de media la temporada pasada) a favor de que el dinero público sostenga una opción de ocio, como es la de acudir cada 15 días a los Campos de Sport de El Sardinero a ver un partido de fútbol (hoy por hoy de Segunda División B) y animar a un equipo de fútbol: el viejo Racing.

Y en ese marco se desatan las comparaciones con otros dineros públicos que sirven para sostener otras opciones de ocio (festivales de música, toros, etc.)

DUDAS SOBRE LA POLITIZACIÓN DEL RACING

Pero, fuera de todos los supuestos anteriores, deberíamos encontrar otros argumentos, cuanto menos de duda razonable, sobre el modelo de contrato de patrocinio que nos han presentado como un “chollo”.

Como el 100% de vinculación de los ingresos en el Racing a la propaganda del Gobierno de Cantabria PRC-PSOE.

Cuando tantas veces el racinguismo se ha lamentado de la extrema politización del club, la publicidad institucional (propaganda) de dos partidos en el Ejecutivo que en 2019 (si no antes) se jugarán el poder en unas elecciones autonómicas, a través de los soportes publicitarios (¿Y la comunicación?) del club no hará sino ahondar en la misma herida.

De hecho, la batalla política con el Racing como centro del debate está servida. La decisión del Gobierno de vincular las partidas publicitarias en el club a los presupuestos generales de la comunidad autónoma para 2017, llevará a un acalorado debate de Presupuestos en el Parlamento de Cantabria.

Un escudo con el que PRC y PSOE podrán o bien desviar la decisión (con todas las dudas jurídicas) de la acción del Ejecutivo o bien presentarse a la opinión pública racinguista como los partidos buenos, los que quisieron ayudar al Racing, frente a los malos, los que se opongan a salvar al Racing.

Otra cosa es que la opinión pública es mucho más amplia y diversa que la que puebla las gradas de El Sardinero.

Cuando ni siquiera todo el racinguismo comulga con la idea de esta ayuda encubierta al Racing, qué decir de la población más desvinculada sentimentalmente del club verdiblanco, que puede tener dificultades para entender que cuatro millones de euros no se van a dedicar a otras prioridades.

DUDAS JURÍDICAS

También hay muchas dudas jurídicas derivadas del acto de aprobar un acuerdo en el Consejo de Gobierno para inyectar dinero en una sociedad que tiene deudas con Hacienda, lo cual contraviene la Ley de Contratos del Sector Público.

Y que rondaría el fraude de ley en caso de que, sirviéndose de un convenio con una empresa privada interpuesta (otra vez el mismo esquema del desastre en el Racing, aunque algunos no lo quieran ver), ITM, para alcanzar el fin de ayudar a una sociedad incumplidora con la administración tributaria.

DUDAS SOBRE EL MODELO DE EMPRESA INTERPUESTA

Además, hablando de ITM, el hecho de que haya vinculado su decisión de pagar la deuda del Racing a que el Gobierno asuma la mitad de la operación, descarta que hablemos de una inversión de riesgo privado; al contrario, es una inversión a largo plazo (10 años) con garantías públicas y un negocio latente en caso de que el Racing suba de categoría (en una década): los derechos de televisión. El control del grueso de los ingresos. Y de la comunicación. Del club.

Y el control del Racing es goloso para el manejo de otro tipo de intereses. Algún día enumeraremos las veces que un propietario amenazó con la liquidación para ver satisfechas sus demandas particulares.

Así ha sido y así será, salvo que ITM renuncie al comodín de chantaje que todos los predecesores hicieron valer y que han ido acumulando un quebranto a las arcas públicas que se ha cuantificado en la investigación judicial del caso Racing: 43,8 millones de euros en la última década. Serán muchos más a lo largo de la historia.

Y del control de ITM del Racing subyace una última duda: ¿Qué fue de la oportunidad Racing y del sueño de un Racing en poder de sus socios? ¿Qué quedará de la atomización de la propiedad? ¿Para qué las aportaciones casi solidarias de 13.000 racinguistas?

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1 Comentario

  • Racinguista
    19 de agosto de 2016

    No es cierto, el Estsdo adelanta el dinero, el 50/100’de lo que prevén recaudar en concepto de IVA y irpf,
    Por lo tanto, ya lo cobro, pero el RACING sigue teniendo la deuda.

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