Pienso, luego actúo

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El secretario general de la CGT francesa Philippe Martínez

El secretario general de la CGT francesa Philippe Martínez

Cuando en tu país te sueltan bombas, no conozco un pueblo que se quede. Cuando no puedes comer en tu país, te vas. No porque quieras viajar sino porque tienes una familia. 

Todos los que consideran que se arreglan los problemas con las bombas o poniendo paredes para parar los migrantes están locos. Están locos porque juegan con el fuego y si nos quemamos, nos quemamos todos.”

Philippe Martínez,  uno de los  principales dirigentes sindicales que abandera las multitudinarias protestas contra la reforma laboral en Francia, respondía así a una de las preguntas que Israel Ruiz Salmón le hacía en su entrevista para El Faradio. Un afirmación sencilla, en principio inapelable, que no entiende de más geoestrategia que la de lograr encontrar un refugio que te ponga a salvo de persecuciones y bombardeos, del fuego cruzado que siempre mata a los mismos. Que parte quizás de esa máxima aristotélica de lograr explicar, de forma sencilla, los entresijos de una realidad que necesita ir más allá del titular, de la brocha gorda, o de, únicamente, los 140 caracteres.

Quizás por eso tras esta afirmación late la necesidad de un análisis complejo. La necesidad de lo que el antropólogo norteamericano Clifford Geertz  denominara, aplicada a la interpretación de las culturas,  una descripción densa,  inspirada, como el mismo autor reconoce, en el ensayo del filósofo Gilbert Ryle: ¿What is le Penseur doing?

 

Participantes en la mesa redonda

Mesa redonda en La Vorágine sobre el conflicto Sirio y la crisis de los refugiados. Pienso…

 

La necesidad de dotar de un contexto, no solo a la conducta humana, sino también al análisis del hecho histórico de la que forma parte, ofreciéndonos un marco de aproximación y comprensión de acontecimientos y procesos sociales. La oportunidad para huir de simplificaciones y reduccionismos que alimentan el miedo y la intolerancia, y de aquellos discursos que hacen de ese miedo y de esa intolerancia su razón de ser. De intentar mirar más allá de afirmaciones como “primero los de aquí” o “eso sucede muy lejos, a mí no me afecta”…

Nos permite transitar el trazado, no solo de nuestras decisiones, sino de las de quienes tienen la responsabilidad política de dar respuesta a las interrogantes, a los retos y desafíos que como individuo, que como sociedad democrática, se plantean. Nos ofrece las herramientas para preguntarnos qué hay detrás de la imagen de un niño que aparece ahogado en una playa. Para interrogarnos sobre si la solución para que algo así no ocurra de nuevo es levantar otra valla más para no ver lo que ocurre al otro lado.

 

Santander corre por Siria (Fotografía: Amaia Carracedo Arana)

Santander corre por Siria (Fotografía: Amaia Carracedo Arana). Carrera popular en apoyo al pueblo Sirio…

 

La llamada crisis de los refugiados está mostrando como una parte cada vez mayor de  la sociedad civil se conforma, cada vez menos, con respuestas simples-e inhumanas- a problemas complejos. Que entiende cada movilización, cada acción, como la posibilidad de visibilizar, de fiscalizar, de demandar soluciones que vayan más allá de una fotografía o una mera declaración de intenciones. Que la democracia y el pensamiento crítico y emancipador  no sólo tienen que parecerlo…

Sin movimiento social no cambiarán las cosas porque siempre los políticos se mueven cuando hay mucha movilización en la calle” continuaba Philippe Martínez en su entrevista. Una afirmación que nos supone a su vez un reto como sociedad civil. La necesidad de combatir  el pensamiento único, el dogmatismo y el sectarismo que demasiadas veces no entiende de etiquetas. La necesidad de luchar contra aquellos discursos que convierten un drama humanitario en un peligro para nuestra seguridad y bienestar. Y que presentan al refugiado, al migrante, al perseguido o exiliado, como un riesgo, como una amenaza, como un enemigo o, aún peor, como ese pero que va detrás de cada lo siento para que ese lo siento sea la única respuesta posible.

 

Voluntarios y cooperantes en los campos de refugiados...Pienso, luego actúo (Fotografía: José Vicente Carro)

Voluntarios y cooperantes en los campos de refugiados… (Fotografía: José Vicente Carro).

 

De ahí la responsabilidad de que la movilización social y  el cambio tengan como eje fundamental el pensamiento complejo que nace a partir de los hechos más cotidianos. De analizarlos e interpretarlos sin olvidar que para ello no podemos obviar principios, a su vez tan básicos y  aparentemente sencillos de entender y compartir, como el hecho de que ningún ser humano es ilegal. Que los derechos humanos o son de todos y de todas o no son.  Y que cualquier  sociedad democrática, que aspire a considerarse como tal, debe tener estos principios como mínimos irrenunciables.

 

 Siria en ruinas por la guerra y los bombardeos

Siria en ruinas por la guerra y los bombardeos. Sentir, pensar, actuar…

 

Porque vivimos inmersos en una vorágine informativa en la que el exceso provoca saturación y la saturación, demasiadas veces, indiferencia e indolencia. En la que lo que es noticia no siempre es lo que ocurre. Donde los argumentos se confunden con argumentarios para acabar, demasiadas veces,  en el totalitario “porque sí, porque lo digo Yo”. Donde el ejercicio de la política se reduce peligrosamente al personalismo frentista, al forofismo partidista, al reduccionismo excluyente y al fetichismo de la imagen. En la que la palabra no se reconoce en los hechos, y la  balanza de las emociones está trucada por el sensacionalismo de lágrima fácil. Y en la que acostumbrados a ponerle precio a todo perdemos de vista aquello  que verdaderamente vale la pena. Por eso, quizás, junto al riesgo de diluirse en una modernidad demasiado líquida, pensar y  actuar contracorriente sean a día de hoy un acto revolucionario. Piensa, luego actúa

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