El final de la Jungle

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||por ANA N. BILBAO, periodista, que ha estado en el campo de refugiados de Calais, cuya desmantelación es inminente||

El Nor-Pas du Calais es la frontera que separa Inglaterra de Francia, a través del Canal de la Mancha. Pero también es una barrera que bloquea los sueños de cerca de 10000 personas, que están concentradas, en el conocido campamento The Jungle. Todas ellas, vienen de países destrozados por la avaricia de las grandes potencias mundiales, entre ellas Europa. Conflictos dicen que son, cuando en realidad, son guerras provocadas a propósito y que están devastando Oriente Medio, para expoliar sus recursos y riquezas.

Calais (Foto: BBC)

Calais (Foto: BBC)

Los daños colaterales, como siempre, son sufridos por la inocente ciudadanía, la mayoría ahora está bloqueada en campamentos o centros de refugiados, y de todos ellos, el más desgarrador, es el mal llamado la Jungla de Calais.

Aquí los refugiados son tratados como animales. Pero estos llevan meses queriendo evitar que así sea, incluso convocaron asambleas para debatir y cambiar el nombre del campamento, al considerarlo ofensivo. La difusión continua de este maldito nombre en los medios de comunicación ha impedido que esto fuera posible.

Por otro lado el Estado francés, a cambio de 40 millones de euros, recibidos el año pasado, por parte del gobierno de Inglaterra, está siendo capaz de tener en condiciones infrahumanas a los habitantes de este asentamiento. Ahora han recibido seis millones y medio más, para construir el muro de la vergüenza.

La vigilancia, represión policial, los ataques continuos con gases lacrimógenos, justifican la inversión del parlamento inglés. Que, además, ha exigido el desmantelamiento definitivo de este infrahumano limbo, ese lugar de la espera, donde los sueños de una vida mejor se esfuman. El próximo 17 de octubre empezará la batalla para acabar con este lugar.

Las personas que sufren este bloqueo fronterizo tienen un único objetivo y es cruzar el Canal, aunque sea arriesgando sus vidas. Nada les hace cambiar de parecer, nada de lo que estos políticos quieren conseguir, será posible. Sabemos que será una dura batalla de resistencia y se producirán altercados, como ya los hubo en el pasado mes de marzo, durante el desmantelamiento de la zona sur del campo. Destruirán Jungle, pero otras se construirán, así lleva sucediendo muchos años y seguirá mientras exista una frontera.

HOSPITALIDAD A PESAR DE TODO

A pesar de la desidia de este lugar, cuando llegas allí, algo te atrapa. Se llama hospitalidad. Donde la miseria y la generosidad se mezclan en un sentimiento común, que rebosa humanidad. Todos los habitantes te dan la bienvenida y te brindan lo poco que tienen.

No estamos acostumbrados a este sentimiento en Europa, nos parece algo tan lejano, o que solo se da en la familia más cercana, que si llegas al campamento sin una fecha exacta para volver a casa, puedes llegar a pasar meses allí sin darte cuenta.

No es fácil vivir en un lugar así: los días parecen semanas y los meses años, por esto tal vez, quienes hemos pasado nuestro tiempo allí tenemos un vínculo especial y nunca nos olvidaremos, de lo que vivimos en este limbo infernal y encantador al mismo tiempo.

Hay cientos, miles de historias de vida que te rompen el corazón. Para los europeos, pensar en bombardeos, atentados y muerte es algo muy remoto, tanto que los habituales relatos de escenas bélicas, de destrucción, nos suenan a ciencia ficción. Cuando estás sentada en un pequeño refugio de madera y plástico, tomando un té, mirando a los ojos al narrador, es entonces cuando sientes vergüenza de ser europea. Es cuando te das cuenta de la enorme apatía de la mayoría social.

Cuando regresas a casa, no puedes dormir, no puedes dejar de pensar en quienes has dejado allí, mas de mil adolescentes, que sobreviven tristes a la dureza de la soledad, alejados por miles de kilómetros de sus familias, que en muchos casos, empeñaron sus posesiones para pagar a las mafias que trafican con seres humanos. Las mismas que en suelo europeo, han hecho el “agosto” en todas las fronteras cerradas.

Campo de Calais (Foto: Médicos Sin Fronteras)

Campo de Calais (Foto: Médicos Sin Fronteras)

Parece increíble que quienes estén sufriendo la represión y maltrato policial sean las personas inocentes que malviven en la Jungle, porque como se suele decir, la policía no es tonta y conocen muy bien los lugares donde las mafias mercadean con seres humanos, muchos policías y funcionarios corruptos, son cómplices de este mercado negro. Por esto, la extensión de grupos mafiosos en el campamento y ciudad de Calais, ha sido enorme en los últimos meses.

Quizás, lo mejor que pueda pasar, es que el final del campo se haga efectivo. Al menos durante un tiempo, las mafias dejarán de operar si aquí no hay migrantes desesperados, a los que no les importa arriesgar sus vidas ocultándose en los bajos de un camión o en la caja frigorífica, para cruzar la maldita frontera.

Pero no olvidemos algo muy importante: las fronteras y su protección son un negocio y no solo para las mafias, sino para los gobiernos que con el dinero de nuestros impuestos, maltratan y abandonas a miles de personas inocentes. Lo que de algún modo, nos hace responsables de ello.
Son muchos los colectivos y plataformas que luchan a diario por ayudar a estas personas, por favor, no te sigas quedando inerte ante esta barbarie, ACTÚA.

Ver fotos del fotógrafo MARIO GONZÁLEZ en esta galería

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