Leer, Pensar, Actuar…Sentir

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Al perder nuestro lugar perdimos nuestra familiaridad con la vida cotidiana. Al perder nuestra profesión perdimos nuestra confianza en ser de alguna manera útiles para el mundo. Al perder nuestra lengua perdimos la naturalidad de nuestras reacciones, la sencillez de nuestros gestos y la expresión espontánea de nuestros sentimientos. Dejar a nuestros parientes (…) y a nuestros mejores amigos (…) significó el hundimiento de nuestro mundo privado”. Lo dice Hanna Arendt, en Nosotros, los refugiados, 1943, pero podrían ser las palabras de  millones de personas, a día de hoy, sin más distancia que el tiempo transcurrido, sin más diferencia que el color de su bandera, de su piel, de su credo, de su sexo. Y otra medalla al valor a costa de otra víctima inocente.

Y borro la letra de todos los himnos que matan por Nada / Y muere otro soldado desconocido que muere por Nada / Y levantan su estatua los dioses  caídos que llevas a la espalda,  para vivir de rodillas.

En el alba, el deslumbramiento de las explosiones borra las imágenes antiguas que eran tal vez las que queríamos volver a encontrar a cada instante y, cada vez que nos alcanza una nueva imagen de la guerra, nuestro desconcierto va en aumento (…). La visión fulgurante de antiguos de la ciudad se impone, frágil como el alba y se disipa en círculos concéntricos en un olvido viscoso (…) Nuestra patria será de ruinas y de cascajos-naturaleza muerta-(…) calles abandonadas, sin árboles, edificios lúgubres y anónimos” describe un 20 de marzo de 2003, Jabbar Yassin Hussin en su libro ‘Palabras de arcilla’. Un iraquí en el exilio. Ahora mismo se podría llamar Fátima y estar caminando entre las ruinas de Alepo; una naturaleza muerta, una naturaleza masacrada, una naturaleza deshumanizada. Y no solo es una, sino “otra más”. ¿Hasta cuándo?

 

Composición blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil. Autor: Salvador Dalí)

Composición blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil. Autor: Salvador Dalí)

 

Tres veces han saqueado mi casa y mi existencia, me han despojado de mi historia y mi existencia, me han despojado de mi historia y mi pasado, y su violencia dramática me ha precipitado al vacío, a ese -no hay lugar al que ir- que ya me resulta familiar (…) nunca una generación ha sufrido, como la nuestra, una caída moral tan fuerte desde una cima tal alta del espíritu” y quizás lo que hoy sucede en Siria, en Alepo, en tantas Sirias y Alepos sepultados  bajo muros de la vergüenza, forme parte de esa caída libre hacia el vacío más absoluto. Y dime qué hay detrás del gatillo ¿Quién sujeta el arma?. Y estamos tocando fondo

Constantemente teníamos que someternos a las exigencias del estado, aceptar ser víctima de la política más estúpida, adaptarnos a los cambios más absurdos, siempre encadenados a la causa común, por muy grande que fuera el deseo de oponernos a ello” Nos relata Stefan Zweig en el prefacio de su libro ‘El último de ayer’. En el último hoy, que es ahora, no hemos sido capaces de liberarnos de las cadenas de las causas comunes que asesinan a personas comunes, de las causas comunes que encierran y torturan a personas comunes, de las causas comunes que violan a personas comunes, de las causas comunes que mutilan a  personas comunes y las arrojan en fosas comunes para muertos sin nombre. De las causas comunes y sus políticas estúpidas, de las causas comunes y sus razones absurdas, que te ponen cadenas mientras te hablan de Libertad, que luchan por tu vida mientras te pegan un tiro o te rebanan el cuello. Que hablan de tierra, de pueblo, de dios, o de  «geopolítica»,  mientras reducen tu casa a escombros. ¿Por qué?…

No sabíamos qué esperábamos, pero ciertamente no era esto: jornadas de trabajo tristes, veladas silenciosas, esta vida solidificada, sin cambios, sin sorpresas sin esperanza (…), Pero si tenemos en cuenta lo que hemos perdido es evidente que lo pagamos demasiado caro”. Este desierto, que recorre Agota Kristof y la llevó a sentirse en tierra de nadie, con un pie en un pasado arrebatado y el otro en un futuro incierto, es el desierto del refugiado a quien se le niega incluso el espejismo de un futuro mejor, encerrándole en tantas tierras de Nadie.

¿Qué voy a hacer ahora señor? Tengo que volver a casa. Mis hijos me llaman. ¡No puedo vivir aquí! ¡Ayúdeme, señor, ayúdeme!

-No puedo, Boris.

– ¿Y nadie puede ayudarme?

-Actualmente, nadie…

 

El guernica de Picasso (Porque las bombas siempre caen sobre los mismos)

El Guernica de Picasso (Porque las bombas siempre caen sobre los mismos.Ayer y Hoy)

 

En este fragmento de ‘Al borde del Lago’, Stefan Zweig relata la sinrazón de la Guerra, que te saca de tu hogar, que te aparta de los tuyos, zarandeado por los acontecimientos, incapaz de entender  porqué sucede lo que sucede, mientras solo piensas en recuperar esa vida que te arrebataron. Una vida que creías que te pertenecía hasta que, de la noche a la mañana, todo cambia y te convierten en el títere de un mundo marcado por la geoestrategia de los intereses,  de las emociones, del blanco y negro, del conmigo o contra mí. Por tacticismos de “realpolitik” y luchas de poder que asesinan a miles de personas convirtiéndolas en mártires, cifras, estadísticas, «males menores», «consecuencias inevitables», «daños colaterales» y piezas de un criminal tablero de ajedrez. Donde se demoniza a quien se rebela contra esa lógica deshumanizadora.

Por eso yo elijo ponerme de parte de  quienes siempre quedan en medio de ese fuego cruzado. Es claro, directo,  sin equidistancias. Ahora lee, piensa, actúa…Siente. ¿Qué eliges tú?

Quizás en estas horas, que son las mismas horas de ayer y de mañana, en estas horas de confusión, donde la información va más deprisa que la pólvora de un tiro en la nunca y somos incapaces de saber a ciencia cierta quién ha disparado, esta vez. Quizás ahora, como siempre, sea más necesario que nunca Leer, Pensar, Actuar, en este orden, pero sin dejar de Sentir por un instante. Sin dejar de sentir cómo se siente la última víctima inocente. Porque las bombas siempre caen sobre los mismos. Ayer y Hoy.

Nota: Gracias a la iniciativa Leyendo Santander, promovida por la Fundación Santander Creativa en colaboración con diferentes personas y agentes sociales y culturales de la ciudad, tuve la oportunidad de acceder a estos textos, fragmentos y citas que dan vida a este artículo.

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3 Comentarios

  • Luis Ruiz Aja
    28 de diciembre de 2016

    como siempre, otro gran artículo de un teórico y activista de nuestra ciudad, conviene no perderse sus reflexiones que plasma en artículos politólogicos y en emotivos poemas

  • Luis Alexis González Pérez
    28 de diciembre de 2016

    Toda la razón , cientoporciento real, llevamos a nuestras espaldas Dioses que no hemos visto y está muy bien hacer buenas acciones y buenas cosas en su nombre, pero hace mucho daño matar, encima los que realmente se benefician no son los que van a las guerras, ni sus hijos o amigos, van los hijos de los hombres de a pié, en Cuba han matado en guerras en Angola, Etiopía, etc, Centroamérica más de 25000 jóvenes Cubanos de entre 16 y 25 años, encima cobrando un salario de menos de un dolar al mes por estar en éstas guerras, pero los hijos de los gobernantes Cubanos no van a la Guerra, ellos funcionan en coches modernos y targétas credito en La Habana, son los dueños de un país

    • Jose Elizondo
      Jose
      30 de diciembre de 2016

      Gracias por tu reflexión Luis Alexis, Un fuerte abrazo

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