Cuando las mujeres hacían gimnasia con pololo en la Magdalena

Tiempo de lectura: 12 min
cdis-seccion-femenina

Mujeres haciendo gimnasia en la campa de La Magdalena en los años 60 || Foto: Pablo Hojas Llama (Centro de Documentación de la Imagen de Santander)

El historiador, escritor y periodista, Ramón Saiz Viadero, presenta este jueves a las 19.30 horas en La Vorágine su último libro ‘Mujer, República, Guerra Civil y represión en Cantabria’, en el que complementa sus trabajos previos con “una temática soslayada incluso por mí mismo”.

En su nueva investigación documenta esos convulsos y cambiantes años 30 en Cantabria, y explica los avances y retrocesos en perspectiva de género, con imágenes «impagables» como las de las mujeres de la Sección Femenina haciendo gimnasia en la vía pública, pero con ‘pololos’ para «que no mostraran demasiado».

Así lo explica en una entrevista concedida al programa Bahía Cultural de Luis Alberto Salcines (presidente de la Fundación Bruno Alonso), emitida en ARCO FM CANTABRIA (103.2 FM).

En la misma, conversan sobre el último trabajo de Saiz Viadero, que aborda la participación de la mujer en las instituciones y en la vida pública, en una investigación que abarca desde el periodo democrático de la República hasta el final de la dictadura en el año 1975, aunque “no de forma tan profusa” en los últimos años del régimen.

“Tiempos tan difíciles como la transición para ellas, desde la República, cuando consiguen el voto, hasta la Guerra Civil y toda la represión que hubieron de sufrir en la primera época del Franquismo”, contextualiza Saiz Viadero.

El libro recupera testimonios orales, de la época o de descendientes, de exiliados, algunos muy mayores con ganas de contar su experiencia, recogidos en viajes del autor y de la propia hemeroteca – no hay demasiado material epistolar, no se escribían demasiadas cartas por miedo a que fueran interceptadas o a la represión, e incluso algunas fueron destruidas.

«Cuando veo las columnas de refugiados me acuerdo del exilio de la guerra civil: siempre sufren los más vulnerables; si no lo contamos se reproducen los mismos procedimientos»

Aporta nuevas historias de las víctimas de la Guerra Civil en Cantabria, muchas de ellas de niños que quedaron huérfanos y mujeres viudas, de padres y maridos que mueren en la contienda, de manera que el papel de la mujer fue el de desdoblarse y “hacer de padres y de madres para sus hijos, en ausencias de varones”.

Y tiempos de machismo que, en ocasiones, pueden romper esquemas previos,  como se desprende del pasaje de la conversación en la que el escritor recuerda como en Cantabria “no hubo mujeres guerrilleras” antifranquistas, como sí ocurrió en otras partes de España, sobre todo motivadas por la cercanía a sus maridos.

Pero en Cantabria, relata Saiz Viadero, en contraste con lo que ocurrió en otros lugares, como en Galicia, o en los maquis de la resistencia francesa en la II Guerra Mundial, guerrilleros destacados como El Gitano se opusieron a que estuvieran en primera línea porque “sabían que podía ser fruto de discordias de un tipo que no precisamente ideológico”.

Aquí, “la experiencia anterior de los jefes de guerrilla” hizo que llegaran a la conclusión de que lo mejor era la prohibición de que las mujeres participaran en el monte de los ataques, algo que motivó “incluso la escisión” de algunos que se marcharon de la guerrilla “por no contar con mujeres”.

Algo que venía de una Guerra en la que hubo mujeres en el frente pero “no tanto en Cantabria”, por decisión de los partidos políticos, que decidieron que no participaran de forma activa en la guerra”, de manera que su papel “pasivo” era fundamental en la retaguardia, porque “servían de apoyo a los hombres que estaban en primera línea”.

LA MUJER DESCUBRE COSAS IMPENSABLES ANTES DE LOS AÑOS 30

“La mujer empieza a descubrir cosas en los años 30 que eran impensables anteriormente, daba igual que fueran de un partido o de otro”, narra el escritor cántabro, que apunta como clave que “las mujeres que pasaron por las escuela en los años 20 empezaron a pensar que tenían que unirse y mirar al futuro” y que “no tenían que estar atadas por lo que había ocurrido en el pasado inmediato”.

Y es que los años 30 es una década de grandes cambios en perspectiva de género. En primer lugar por el reconocimiento del derecho al voto, una conquista de larga trayectoria “porque desde principios de siglo se trataba de conseguir”. El sufragio universal era “una falacia”, porque se aplicaba a varones de más de 23 años, con lo que “quedaba fuera la mitad de la población y los jóvenes”.

Pero Saiz Viadero recuerda que, las diferencias, más que según las militancias, eran “generacionales”. Y pone por ejemplo al Partido Socialista, donde había una parte en contra del sufragio femenino y otra parte estaba a favor, porque “los prejuicios venían de los años anteriores”.

LA REPRESIÓN SUFRIDA POR LAS MUJERES

saturraran

Acceso a la Prisión de Saturrarán (Guipúzcoa) donde recalaron presas cántabras

La represión de las mujeres está “sin determinar”. Como explica Saiz Viadero, así como “cuesta sacar las cifras de las víctimas mortales” de la Guerra, pero “poco a poco van saliendo y quedan las de las cunetas o las fosas comunes”, no está cuantificada la represión sobre las mujeres que sufrieron “por haber sido mujer de, hija de o hermana de…”

“Sabemos que en las cárceles de Santander, Torrelavega, Castro Urdiales o Reinosa – donde se produjo la mayor represión, incide- hubo miles de mujeres encarceladas durante bastante tiempo, incluso algunas fuera de Cantabria, como en la cárcel de Saturraran (Motrico, Guipúzcoa), un antiguo convento recordado por ser “un cementerio de mujeres que morían por penas, hambre y enfermedades”, en mayor número que “las que salían con vida”.

“La mujer sufrió agresiones sexuales en este conflicto como en otros”. Así, explica el historiador, para el invasor francés, en la Guerra de Independencia contra Napoleón o en las guerras carlistas, uno de los “botines de guerra” eran las mujeres:  “Era objeto de deseo de los hombres y no se consideraba que aquello pudiera ser un delito; la violación era una expresión de los vencedores en relación con el pueblo vencido”.

Los carceleros a los presos: “Tu mujer es una sosa, no me ha hecho ninguna gracia”

De esta manera, el libro cita ejemplos de “carceleros que se jactaban ante los presos”, con frases “como mínimo” del tipo: ”Tu mujer es una sosa, no me ha hecho ninguna gracia”; o cuando eran detenidas por los guardiaciviles, los falangistas, o cualquiera de los que actuaban como represores, la primera palabra que las dispensaban era la de “puta”

“No entendían que la mujer estuviera del bando contrario; tenían que estar del lado conservador”, señala Saiz Viadero.

MUJERES CÁNTABRAS CON PROTAGONISMO

El libro profundiza en el “destino trágico” de personajes históricos como Matilde de la Torre, diputada socialista por Asturias, de Cabezón de la Sal, que tuvo que irse al exilio mexicano, donde falleció.

Y otra Matilde, Zapata, que tuvo un desenlace “peor” porque “siendo joven como era al final fue condenada a muerte en un Consejo de Guerra y ejecutada, no se sabe bien por qué”, aunque Saiz Viadero apunta su trayectoria pública, “por haber estado casada y haber quedado viuda del periodista Luciano Malumbres”, director de La Región asesinado por ultraderechistas en el bar La Zanguina, actualmente el Tívoli, antes de la Guerra.

LA PARADOJA DE CONCHA ESPINA: UNA MUJER CONSERVADORA DIVORCIADA

concha-espina-escritora-232x300

La escritora Concha Espina || Foto: maragato.wordpress.com

El libro también aborda la gran paradoja de Concha Espina: el divorcio de una mujer afín a la Falange. Una página que “tanto ella como sus descendientes borraron del historial” y que “afloró un francés en su tesis doctoral”.

Concha Espina, de ideas conservadoras, se había separado de su marido en 1909. Era “un hombre poco adecuado para tratar a una escritora como ella”. Al proclamarse la República “tiene la oportunidad de regularizar su situación legal”, con la aprobación del divorcio, una de las medidas innovadoras ante la que las mujeres de los movimientos contra la República se situaron en contra.

La situación crea a la escritora “un drama interior, porque era una mujer muy religiosa, y se sentía excomulgada por la Iglesia”. Según Viadero, además, Concha Espina “poco a poco”se va acercando al bando falangista, hacia el año 34-35.

De hecho, “un nieto suyo es apadrinado por Jose Antonio Primo de Rivera, sus hijos son falangistas declarados y ella asume el ideario falangista por simpatías”, aunque es “el ideario de un grupo que quiere suprimir el divorcio”.

De manera que, “separada, divorciada, cuando llega Franco se convierte en qué… porque Franco anula los divorcios anteriores”. Un limbo jurídico del que sale al fallecer su exmarido durante la Guerra Civil, con lo que “se le arregla la situación”.

La escritora española publicada en más idiomas, como recuerda el periodista, estuvo a punto de ser premio Nobel de literatura y no lo fue por un voto, el de la Academia, que es “de lo más misógino que hay”.  En cualquier caso, una escritora “muy versátil”, que “toca muchos temas” en Asturias y en Cantabria, entre los que destaca “el mundo de los maragatos o de los mineros”.

LA MUJER DE DERECHAS

El libro también enumera la gama de mujeres de derechas, desde las monárquicas tradicionales (el Rey y la Reina se marchan al exilio durante la República); las tradicionalistas, del sector más conservador del mundo monárquico y las falangistas, que fueron “las más renovadoras, muy activas”.

Las hermanas de los falangistas jóvenes ayudan a sus hermanos a tener una actividad política y recaudan dinero o reparten entre la gente parada o encarcelada: “En los 13 meses de Guerra Civil en los que Cantabria se mantuvo en el bando republicano, tuvieron un papel muy importante”.

Mujeres que se manifestaron contra la República, porque la Constitución consagraba una serie de libertades que chocaban con su pensamiento, sobre todo por la concepción religiosa que “arrastraban de tiempos pasados”.

También aborda la “doble función” de la mujer en la Sección Femenina, que “recuperó algunas funciones que no eran propias en aquel tiempo para las mujeres desde un punto de vista conservador”.

Por ejemplo, “la gimnasia y otras formas de expresión física al aire libre”, que “algo que no era entendible en tiempos atrás”. Y “por eso tuvieron que mitigarlo un poco con la utilización de los pololos”, para que las mujeres “no mostraran demasiado”, que dejaron “imágenes impagables”.

Como relata Saiz Viadero, son mujeres que “trabajaron en el auxilio social dando de comer a los pobres, sobre todo a los niños”, o en las “cátedras ambulantes”, con “la recuperación de parte del folclore que había iniciado Matilde de la Torre”.

Pero la filosofía de la sección femenina, idealizada a través de la figura de Pilar Primo de Rivera era “reaccionaria”: “Estaba en contra de la mujer, y del  voto de la mujer, y defendía que si no fuera porque en ocasiones es importante dentro de la democracia el voto tenía que ser erradicado”.

Nuevo libro de Saiz Viadero

Nuevo libro de Saiz Viadero

Un ideario que buscaba “un tipo de mujer acomodándose a la sombra del hombre”,  que no le hiciera de menos y que no fuera “sabionda”, porque, como defendía la hermana del líder falangista “la mujer intelectual es lo peor que puede haber”, una filosofía con la que, según el historiador “trataba de esconder su falta de conocimientos del mundo de la cultura”.

Por otra parte, el libro también aporta matices de la participación de la Iglesia como “coartada de que aquello que estaban haciendo esas mujeres no era negativo”.

“Desde tiempo atrás había la acción católica pero no se les ocurría entonces hacer gimnasia ni deporte al aire libre, que se consideraba de marimachos”, en contradicción con el hecho de que “en la acción católica había un grupo de marimachos entre sus dirigentes”

En cualquier caso, la Iglesia “vino a unir el vacío que existía” y fue ese “puente” entre la Acción Católica y la Sección Femenina.

EL EXILIO REPUBLICANO

El libro también habla de las mujeres protagonistas del exilio republicano, que “tiene muchas connotaciones que le asemejan al exilio de los judíos expulsados por España”, como “genocidio ideológico” además de un “exilio familiar”, ya que “por cada hombre exiliado había una mujer, el 40% eran mujeres y había muchísimos niños”, subraya el escritor santanderino.

“Hay casos asombrosos de gente de Santander donde había una familia de padre, madre y ocho o nueve hijas y se fueron todos al exilio”, como un caso en el que “una de ellas dio a luz en el primero paso fronterizo, en Francia, y luego fueron a Chile”.

Saiz Viadero también explica que las familias que se exiliaron en Francia “volvieron bastantes”, aunque otras “se asentaron” y les resultaba “más fácil venir de turismo o de paseo”; de las que se fueron a América volvieron “muy pocas, las que no llegaron a echar raíces”.

“No olvidemos que la segunda generación de los que fueron a México, Chile o Argentina estudiaron carreras y se quedaron allí como profesionales”.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.