El portavoz del PP pide la legalización del cannabis para usos teurapéuticos

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El portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Cantabria, Eduardo Van den Eynde, ha pedido a través de las redes sociales la legalización del cannabis para usos terapéuticos en tratamientos como el del cáncer, enfermedad que padece él.

Eduardo van den Eynde

Eduardo van den Eynde

Ha sido una opinión que ha expresado, a título particular y no en nombre del partido, a través de su perfil en Facebook, en una actualización con el título de ‘¡Cannabis terapéutico ya!’ que le ha supuesto muchas muestras de apoyo.

Tal y como relata, en estos momentos se encuentra en su noveno ciclo de quimioterapia, con dos recaídas y una supervivencia de cinco años.

El propio Van den Eynde admite que su opinión sobre este tema es “polémica”, y asegura que considera “incomprensible” y “acientífica” la prohibición española sobre el uso del cannabis como tratamiento paliativo de los efectos de la quimioterapia, recordando que es algo que no sucede en otros lugares como California y otros estados de USA.

En base a su experiencia y a su interés por el tema, él defiende que “el cannabis ayuda y de una manera muy notable a paliar los que quizás son el efectos más perniciosos de dichos tratamientos: las náuseas, el cansancio y el estado de ánimo (quizás este último aspecto, el que menos se tiene en cuenta, aunque, sin duda, el más devastador)”.

“Podríamos hablar de la absurda prohibición del cannabis, incluso para uso recreativo, en las sociedades occidentales, que parece revertirse, demasiado lentamente, a pesar de las necias resistencias de quienes hablan de esta “droga” con un absoluto desconocimiento de su historia y sus efectos. Mi origen es belga, pero prefiero a los holandeses y sus deliciosos coffee shops”, añade.

Además, llama la atención sobre el contraste entre la ilegalidad del cannabis en sociedades que “asumen con absoluta normalidad el consumo de alcohol” o drogas químicas como las benzodiacepinas, los analgésicos opiáceos, o de productos potencialmente tan hepatotóxicos como el “supuestamente” inocuo paracetamol.

“Creo que a nadie en sus cabales se le ocurriría prohibir todas esas drogas, cuyos beneficios superan de largo sus posibles efectos adversos, y recaer en los vicios que ya la historia demostró que fueron enormes errores y que sólo agravaron la situación; el ejemplo más socorrido es la ley seca de EEUU y su contribución a incrementar de forma exponencial los recursos de las mafias delictivas, condenando a la población a beber pócimas letales destiladas en la clandestinidad, o productos fruto del contrabando, en antros poco o nada recomendables”, argumenta.

«NO ES PEOR QUE EL ALCOHOL»

Y afirma que el cannabis “no es peor” que el alcohol “o las decenas de drogas que consumimos legalmente con o sin receta médica”, matizando que el problema no está en el uso, sino en el abuso. “Y ese es un problema que no se ataja con prohibiciones, sino con conocimiento, información y educación”, apostilla.

Cannabis para uso terapéutico

Cannabis para uso terapéutico

Van den Eynde se refiere a los efectos secundarios de otras sustancias como el alcohol, los tranquilizantes o el “mortal y absolutamente adictivo” tabaco.

“Obviamente, existe siempre el riesgo de que hay individuos que caen en la adicción compulsiva de cualquier sustancia, ¿pero es la solución seguir prohibiendo su venta legal, su control sanitario y la renuncia, con ello, a los recursos que el Estado recaudaría de sus procesos de producción y venta?”, se pregunta, reivindicando que “millones de personas hacen un uso cabal y responsable de dichas sustancias en todo el mundo”.

A su juicio, no existe “ninguna” diferencia entre sustancias legales como el alcohol y el cannabis, excepto “una distorsionada opinión pública que ha sufrido un interesado bombardeo de opiniones negativas” a pesar de que “ el cannabis ha convivido con el hombre (como los opiáceos en su uso analgésico) durante toda la historia de la humanidad”.

De hecho, apunta que sólo desde su reciente prohibición “parece haberse convertido en un problema que nace de su calificación como una droga maligna, que ya que tiene escasos efectos nocivos, por mucho que se exageren, se nos presenta como la puerta de acceso al mundo de las drogas realmente peligrosas”.

“Tengan la seguridad que no hay causalidad entre un porro y un chute de heroína, es un salto demasiado largo, que afortunadamente, sólo algunos desesperados dan: los politoxicómanos, que, por cierto, casi siempre son adictos también al alcohol y nadie estable esa relación causa-efecto, que sería igualmente disparatada”, asevera, diferenciando respecto a los efectos de otras drogas de diseño, “palabras mayores”.

Otro argumento que aporta el parlamentario, que reconoce que ha sido consumidor habitual –en su domicilio y como ayuda para dormir o calmar su tendencia a la ansiedad– es que “la prohibición del cannabis en absoluto impide su consumo”.

“Está en todas partes, el acceso a su compra es inmediato; pero, desgraciadamente, ni está fiscalizado por el Estado, ni controlado por autoridades sanitarias ¿cabe mayor estupidez que condenar a las personas a un consumo sin garantías de calidad y sin control de acceso, mientras que nuestras arcas públicas renuncian a pingües beneficios fiscales en favor de las mafias trapicheras, y, encima, todo en base a prejuicios inculcados dando la espalda a las evidencias científicas?”, inquiere.

«ABSURDA PROHIBICIÓN CLÍNICA»

Al margen de la prohibición legal general, él enfatiza sobre la “absurda” y “absolutamente intolerable” prohibición clínica, a pesar de conocerse sus efectos beneficiosos y paliativos frente a los de otros tratamientos. Prohibición que deja a los enfermos “condenados a buscarnos la vida en nuestro camello de confianza, como si fuéramos delincuentes”.

“¿No es suficientemente jodida la vida como para llenarla de estúpidos prejuicios y generar con ellos problemas enormes y sufrimiento innecesario? A lo mejor es el momento de dar un paso al frente en esta reivindicación, no por mí –que tengo mi tarrito hermético con mis reservas de marihuana para pasar el trance- sino por los que necesitándolo, no lo tienen. Sería una obligación moral acabar con este absurdo”, recalca.

No es la primera vez que Van den Eynde, un perfil atipico (con intervenciones parlamentarias muy irónicas y con su propia banda de rock) expresa opiniones en redes o en su blog alejadas de la línea más tradicional, en materias como las drogas o la prostitución.

Van den Eynde es una de las personas de más confianza del presidente del PP cántabro, Ignacio Diego, quien también padeció esta enfermedad hace años.

En este caso, estas afirmaciones –coincidentes con un ciclo de quimio—se producen días antes del Día del Cáncer.

Entre los actos previstos, están este sábado, día 4:

• Mesa Informativa en el Centro Comercial del Corte Inglés (de 11 a 14 h y de 17 a 19 h)
• Mesas informativas en Torrelavega: : En los portalones a la altura de Zara y c/ Julián Ceballos (cuatro caños).
• Venta de la pulsera solidaria por el Diario Montañés

Y el 21 de febrero a las 19.30 horas en el Ateneo de Santander, será la Jornada Contra el Cáncer, “Hablando del Cáncer en el 2017”.

SENSIBILIDAD HACIA LOS ENFERMOS

El cáncer toca a muchas personas, todos conocemos a alguien, por eso surgen las iniciativas de apoyo a enfermos y familiares, como las ideas para los ‘pelones’ (los más pequeños), con los gorros Kimo-Kap; o sus efectos en la vida de pareja, que retrató el libro ‘En el amor y en el cáncer’, editado por la Fundación Mas Que Ideas, que incluso ha logrado un reconocimiento en forma de premio.

Movember (cita que en España durante años promovió el santanderino Jaime Lanza) se ha convertido en un evento ya tradicional, iniciativas como la carrera popular de Santa Cruz de Bezana por el cáncer de mama han alcanzado records y colectivos como Luchamos por la vida dieron un paso más en su labor, de la sensibilización, a la donación ellos mismos a Valdecilla y a la reivindicación más difícil: la denuncia ante la Fiscalía de los efectos de las obras de Valdecilla sobre su vida diaria.

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