Que no te engañen: Hazte oir, hazte ver

Tiempo de lectura: 5 min

Hace bueno, decido ir dando un paseo. De camino a la librería me encuentro parejas de todas las edades, caminando juntas, de la mano. Algunas de ellas se dan un beso o un abrazo. Ninguna está formada por  personas del mismo sexo.

Hay que abandonar ese estado de represión, de estar escondido y tener miedo. Hay que cambiar, y si tu entorno no favorece, puede que necesites cambiar de entorno y rodear de gente que te acepte tal cual cómo eres”, señalaba el escritor Francisco Martínez Olivas, dentro de las jornadas contra la homofobia organizadas por la Librería del Puerto (Santander).

Me quedo con la primera parte “Hay que abandonar ese estado de represión, de estar escondido y tener miedo”. Porque para cambiar la segunda es urgente evitar ese exilio forzoso de quienes sienten sus ciudades, sus entornos o sus cuerpos como cárceles de  identidad.

De una determinada forma de comportarse, de amar, de follar, de hablar, de vestir, en definitiva, de SER. De ese código binario de “niños con pene y niñas con vulva” que te obliga a interpretar quién eres, y a quien miras,  mirando únicamente los genitales. A ver en ellos un código de conducta, un mapa por el que transitar tu vida bajo la liturgia de un dogma impuesto que no se te permite cuestionar.

Todo lo que se salga de ese orden establecido es “marimacho”, “amanerado” “disfuncional” etc… O, aún  peor, forma parte de ese “Pobrecito… La mi pobre” construido desde las condescendencia de una superioridad moral autoproclamada que te obliga a ponerte su traje para toda la vida. A ver en tu pene y en tú vulva la respuesta a todas las dudas sobre lo que deben ser, y como deben actuar, pensar y relacionarse, un hombre y una mujer. Quien  se salga del decálogo del Hombre-pene y la Mujer-vulva será penalizado, excluido, perseguido, motivo de mofa o estigmatización social. Será o estará enfermo. Y el primer paso para curarse es reconocer la enfermedad. Una enfermedad con múltiples variantes, pero que los doctores de la fe verdadera resumen en pocas palabras: “marica o bollera de mierda”.

 

Que no te engañen: Hazte oír, hazte ver: StopTransfobia, StopLGTBfobia

Que no te engañen: Hazte oír, hazte ver: StopTransfobia, StopLGTBfobia

 

Para los apóstoles del creacionismo es muy importante detectar los síntomas antes de que la enfermedad esté demasiado avanzada y sea imposible su tratamiento. Llegado el caso, si la enfermedad se muestra incurable y se vuelve crónica, consideran imprescindible que el espécimen sea etiquetado y debidamente catalogado como “la marica del pueblo o del barrio” “la lesbiana del puerto, la bollera del tercero izquierda” o similares.

De esta forma, como sociedad madura que se precie, se les “tolerará” vivir  en sociedad siempre y cuando acepten que han salido defectuosos (lo que coloquialmente se conoce como “raritos”)  y asuman su papel en forma de “travelo” “machirula”, o simplemente “puta” o “maricón”.

Y es que; pobrecitos, si bastante tienen ellos con lo suyo, y menudo disgusto para sus padres, con lo buena gente que son, aunque si te fijas bien… Y así la sombra del prejuicio y la intolerancia se muestra en los aspectos más cotidianos de nuestro día a día: Si es que para ser mujer era demasiado marimacho, o; le faltaban cojones y lloraba por cualquier tontería. Aunque también se dan otras más sofisticadas como: nunca lo hubiera creído, con lo femenina y lo guapa que es. Quien lo iba a creer si parecía todo un Don Juan. Otra más políticamente correcta: A pesar de ello la queremos.  Y la siempre presente y categórica: Yo lo respeto, pero eso no es normal, en su casa que hagan lo que quieran, pero en público que se comporten como es debido.

Quizás haya tantas formas de ocultar nuestros prejuicios como disfraces para huir del dedo que señala. Sus ejemplos, para darle un marco teórico a tanta cotidianidad, podrían incluirse en lo que la filósofa norteamericana Judith Butler denomina como «forcluido» (término elaborado por Jacques Lacan)  es decir, aquellas posiciones sexuales que suponen un trauma el ocuparlas. Y ante el miedo a ocupar alguna de ellas, el individuo se posiciona en una heterosexualidad falocéntrica regida por la normativa de la hegemonía heterosexual masculino donde asumir la sexualidad hetero implica asumir un sexo determinado con  lo que ello supone.

Esta normalización del prejuicio estereotipado  mete a las personas en compartimentos estanco, como si de zulos se tratara,  en torno a un único catecismo, ya sea moral, ideológico o religioso, en el que para ser un buen creyente se debe cumplir la liturgia. La forma de adorar es sorprendentemente similar, aunque el dios aparezca en forma de cilicio, burka, pene, vulva, o cualquier otro fetiche, simbólico e ideológico, cuyo denominador común sea el dogmatismo y la Intolerancia de quienes se crean guardianes de las esencias o poseedores y depositarios de la verdad absoluta.

Porque quizás, más allá de los debates sobre lo políticamente correcto o incorrecto de entender y abordar la realidad que vivimos cada vez se hace más necesario, como  paso fundamental de pedagogía social y democrática, entender que el primer derecho es el derecho a SER. Y para ello es urgente la  visibilización para la normalización de realidades, aparentemente aceptadas, en términos discursivos,  pero que muestran sus desgarradoras contradicciones si ponemos el foco en esa cotidianidad que, más allá de las palabras, nos bombardea con fatales hechos.

Nota: Al volver de regreso tampoco recuerdo haber visto a dos chicos, o dos chicas dándose un beso o caminando de la mano. Incluso, de haberlo hecho, hubiera sido una excepción a la regla. Rompamos las reglas: HazteOír, HazteVer: StopTransfobia StopLGTBfobia

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.