La condena de Cassandra y el esperpento

Tiempo de lectura: 7 min

||por RAMÓN QU, periodista y escritor||

Larra nunca dijo “escribir en España es llorar” sino que limitó sus lágrimas a la escritura en Madrid, pero es más que probable que con ese “Madrid” se refiriese a la totalidad de esa cosa llamada España. Después de todo Madrid, entonces aún más que ahora, era el centro político del estado, si estado podemos llamar al aparato depredador coronado por Fernando VII, más felón que deseado. Y si seguimos por senda literaria, poco nos extrañaría que Fígaro concordase con Machado en la definición de España como país “de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, que ora y bosteza”. Y ya puestos, no nos detengamos, demos otro paso literario más, de don Antonio a don Ramón, y perdámonos por las callejas del Madrid finisecular. Un giro a la derecha, un giro a la izquierda y ya estamos: el callejón del gato. Entremos.

EL CALLEJÓN DEL GATO

Dice la tradición que por los tiempos del cambio de siglo XIX al XX, había en la madrileña calle de Álvarez Gato una ferretería muy famosa. Su popularidad no nacía de sus clavos o tornillos sino de un muy moderno e inteligente reclamo publicitario. En su fachada había dos espejos, uno cóncavo y otro convexo, y al parecer se convirtió en diversión de los madrileños de la época ponerse delante de ambos espejos y regodearse ante las deformaciones que ofrecían. El autor de Luces de Bohemia, agudo como pocos, vio en aquella moda no solo una muestra del castizo cachondeo madrileño, sino toda una precisa metáfora del país donde también, a la manera de Larra, el ilustre manco lloraba y renegaba. Y ni corto, ni perezoso se inventó un género literario: el esperpento, que la Real Academia Española define de la siguiente manera: “género literario creado por Ramón del Valle-Inclán, escritor español de la generación del 98, en el que se deforma la realidad, recargando sus rasgos grotescos, sometiendo a una elaboración muy personal el lenguaje coloquial y desgarrado”.

La declaración de la estética del esperpento la hace Valle-Inclán en Luces de Bohemia a través de la boca del protagonista Max Estrella. Me perdonarán, pero no me resisto a citar un fragmento de la escena XII de la obra mencionada donde se puede leer lo que sigue:

“MAX.–Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO.–¡Estás completamente curda!
MAX.–Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO.–¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX.–España es una deformación grotesca de la civilización europea”

Si con Larra, escribir en Madrid/España es llorar y si con Machado hay una España inferior que cuando se digna a usar la cabeza es para mochar, con Valle-Inclán, España es un espejo cóncavo o convexo que cuando nos miramos en él nos ofrece toda la “vida miserable” que se da en este grotesco y carpetovetónico país.

LA CONDENA DE CASSANDRA: UN ESPEJO CÓNCAVO Y CONVEXO

Porque esperpéntica, grotesca y carpetovetónica es la sentencia que ha sido dictada contra Cassandra. Ni corta, ni perezosa, la Audiencia Nacional considera que los mensajes de Cassandra Vera constituyen desprecio, burla y afrenta para las víctimas del terrorismo. Ahí es nada. Pero cerremos nuestra boca abierta y nuestros ojos como platos, reprimamos la justa interjección y el merecido juramento, abramos los puños cerrados y las mandíbulas apretadas. Respiremos profundo, vayamos al callejón del gato y asomémonos a los espejos cóncavos y convexos. ¿Qué vemos?… Cierto, la España vieja y tahúr, zaragatera y triste. Pero agucemos aún más la vista.

Ilustración de Natacha Bustos , del Colectivo de Autoras de Cómic

Ilustración de Natacha Bustos , del Colectivo de Autoras de Cómic

El espejo cóncavo nos habla de la “modélica” transición española. En ella se reformaron parcial y tímidamente de sus resabios franquistas algunos de los aparatos de estado. Excepto uno. Por el poder judicial español aún no ha pasado siquiera el barniz de la transición.

El espejo convexo nos dice que la crisis de legitimidad de régimen del 78, propiciada por la crisis económica, la política de recortes y la corrupción, debe ser cerrada como sea. Y en esa “como sea” tiene un papel primordial el giro liberticida del sistema político español.

Las leyes mordaza y las reformas del código penal son la expresión paradigmática de esta estrategia autoritaria auspiciada por el bloque de poder.

La fusión de lo cóncavo y lo convexo nos permite ver a Cassandra, una chica de veintiún años que tuiteó unos chistes ya viejos y a la que han destrozado la vida con la falta de equidad y justicia que solo puede tener la Justicia española.

El objetivo es claro: la arbitrariedad del poder al poder.

La indefinición de los nuevos delitos es tal que nadie puede saber a qué carta quedarse. Gracias a la indeterminación de las leyes mordaza te pueden condenar por cualquier tontería, quedando esa tontería al juicio de las autoridades gubernativas y de una judicatura y fiscalía mayormente conservadoras. El miedo a ese “cualquier tontería” asegurará a través de la autocensura el “orden” en las redes y en las calles. Y cuando falle la “autocensura” ya se sabe: el palo y tentetieso.

LA ESPAÑA DEL CINCEL Y DE LA MAZA

La Audiencia Nacional, pues, ha dictado sentencia contra Cassandra. Y aquí “contra” es más que una preposición, lo mismo que Cassandra es más que una mujer. Porque “Cassandra” somos todos y la sentencia en realidad ha sido dictada “contra” todos. No entremos a debatir el mal gusto o buen gusto de los chistes, no saquemos a relucir que si aquel locutor o aquel político han dicho “barbaridades” aún más gordas, no comparemos esta sentencia y esta persona con otras sentencias y otras personas de cuyo nombre cabría acordarse. Eso sería retroceder un paso en nuestras posiciones. La cuestión es lisa y llanamente la libertad de expresión y el intento del poder de limitarla. Quieren que la paz vuelva a ser miedo y las calles suyas. Buscan el control de las redes y el silencio de las gentes. Y las leyes mordaza son el esparadrapo que cierra nuestras bocas.

La Casandra clásica tuvo un fin trágico debido al resentimiento de Apolo. Sacerdotisa del dios, Casandra recibió el don de adivinar el porvenir tras un encuentro carnal con Apolo. Rechazado más tarde por ella, el hijo de Zeus y Leto condenó a Casandra a seguir teniendo el don otorgado pero con la salvedad de que nadie creería sus vaticinios.

Nuestra Cassandra solo es una joven a la que una condena injusta quiebra su vida. Impidamos que tenga un fin trágico y hagamos de su condena un oráculo que vaticine la urgente derogación de las leyes mordaza y la necesaria reforma del poder judicial.

Existe una España “implacable y redentora” capaz de hacer realidad estos objetivos: la España de la rabia y de la idea. Pongámonos a ello.

Mostrar comentarios [1]

1 Comentario

  • MalenaGuiomar
    4 de abril de 2017

    Cassandra comete delito de odio. Yo le hubiera impuesto los dos añitos y medio que pedían, pero de internamiento psiquiátrico (E inhabilitación total para acercarse a los niños que tanto asco le dan, según sus propios tuits) Devolverá a sus mecenas lo que recauda ahora que sus abogados han dicho que no tiene que pagar costas del juicio ni le han retirado la beca?

Los comentarios de esta noticia está cerrados.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.