Durante el juicio a hombre condenado a 18 años de prisión por un maltrato condenado que acabó dejando a su mujer parapléjica, Ana Bolado, presidenta de la Asamblea de Mujeres de Cantabria y miembro de la Comisión del 8 de Marzo, comprobó la “valentía” de la víctima.

Es una de las cosas que más elogia de un proceso del que valora que ha servido para desmontar muchos de los tópicos que circulan sobre la violencia machista.

Teléfono de asistencia a víctimas de violencia de género

El primero de ellos, el “mito” de que es algo que le pasa a personas concretas, con un perfil específico, “a esa pobre mujer, pero eso no le pasará a mi mujer o mi hija”: “no es cierto, esta mujer es una persona inteligente, valiente y competente, no tiene ningún problema mental, y no tenía problemas hasta que dio con este tipo”, subrayaba Ana Bolado en declaraciones a EL FARADIO.

Y otro de los mitos, uno de los “más extendidos”, es sobre el que fundamentó la defensa del finalmente condenado, el del “problema con el alcohol”, que “si bebía se pone irascible”.

“Eso queda desmontado por la cantidad de cosas que era capaz de hacer estando bebido”, pero, sobre todo, porque bajo los efectos del alcohol no tenía problemas con más gente”´, “sólo con su pareja”.

El alcohol también se usaba como excusa para decir que “no recordaba nada”, cuando en el día a día se habían dado “situaciones anteriores en las que se comportaba igual, humillando a su pareja sin necesidad de golpes”.

Ana Bolado elogiaba el “impresionante trabajo” de la fiscal que ha seguido el caso, por su conocimiento “exhaustivo” de la Ley Integral contra la violencia de género, y, en este sentido, ha llamado la atención sobre la importancia de la formación en este campo a profesionales del mundo del derecho como jueces o abogados.

Esta activista feminista hacía especial hincapié en subrayar que la violencia de género es “terrorismo machista”: “es un tipo de terror que busca la dominación y que suele empezar de forma sutil” para “dominar a la persona” y conseguir que “haga lo que diga su pareja, que salga de casa cuando diga su pareja” y a la que se “pone en evidencia” cuando no lo hace.

El resultado es que “eso va mermando la autoestima” y por eso luego resulta tan difícil conseguir que se denuncie. “La sociedad le estamos pidiendo a esas mujeres que denuncien, pero no llegamos a protegerla”, señalaba, por lo que consideraba que “las mujeres tienen que pedir ayuda, pero la sociedad tenemos que ser capaces de prestar esa ayuda”, a través de profesionales de distintos campos “hasta que la mujer pueda denunciar”.