El orgullo de los jóvenes cántabros hace desaparecer el bus del odio de Hazteoir

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Una niña en la concentración en la Plaza del Ayuntamiento

Hace dos años se dirigió a su madre y le dijo que había que hacer cambios, que no estaba a gusto.

Hoy Elsa tiene siete años y ha sido una de las protagonistas de la concentración convocada por ALEGA en apoyo al colectivo LGTBI y en repulsa a la presencia en Cantabria del autobús transfóbico de Hazteoir, con mensajes precisamente contra la realidad de los menores transexuales como ella.

Al grito de “aquí está, la resistencia trans”, su intervención provocó los aplausos de los más de 300 asistentes que arroparon con su presencia al colectivo LGTBI y, en especial a los menores y sus familias.

Como Hugo, miembro de ALEGA, trans, que también leyó el manifiesto en el que se criticaba las mentalidades “retrógradas” que “incitan al odio” a personas como él.

Amigos o conocidos suyos estaban en la Plaza del Ayuntamiento, a donde acudieron cientos de personas, entre ellos –algo que llamó la atención de muchos de los asistentes- la mayoría jóvenes, muy jóvenes.

Estudiantes de secundaria, bachillerato y universidades han secundado un llamamiento que les había llegado por Twitter, Instagram u otras vías de comunicación, y todo dentro de una tendencia de mayor concienciación y protagonismo juvenil que ya se notó en la última manifestación del 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora.

Jóvenes participantes

Venían de institutos de Santander, Colindres o Torrelavega, y de campus como la UC o la Universidad Europea del Atlántico, con banderas arcoiris o la bandera específica del colectivo trans, o las caras pintadas, con carteles hechos por ellos mismos contra la rigidez de los cánones habituales, y rompiendo todos los tópicos que os imaginéis.

Les unía el enfado por lo que veían como un ataque a una realidad que algunos han podido palpar en compañeros de clase –uno de ellos hablaba de un caso esta misma semana—y, sobre todo, ante el temor a que acudieran allí a repartir folletos con sus mensajes.

Porque lo cierto es que Hazteoir tenía permiso del Ayuntamiento de Santander para acudir allí a repartir folletos con sus mensajes en contra de que en los colegios se explique que existen menores transexuales, personas LGTBI y que se les debe tratar con respeto.

Y ese permiso, dado por el Ayuntamiento de Santander al incluir ocupación de vía pública, era para justo a continuación de esta protesta (la de ALEGA a las 17.00; la de Hazteoir, a las 18.30 horas).

LA PLAZA LLENA, EL BUS SOLITARIO

Allí acudieron ciudadanos anónimos, padres y madres con hijos, y miembros de colectivos como Cantabria No Se Vende, STEC, la FAPA, el Centro Cultural Eureka, Amnistía Internacional, el Colectivo de Estudiantes, la librería autogestionada La Libre, las Marchas de la Dignidad, la Asamblea de Mujeres y Mujeres Jóvenes de Cantabria, entre otros.

También había representantes de partidos como Izquierda Unida, Podemos y una amplia representación del PSOE, encabezados por la secretaria general y vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, desde cuyo departamento se impulsa una ley, en tramitación y que precisamente ha venido a criticar Hazteoir.

Asistentes a la concentración de apoyo al colectivo LGTBI y los menores transexuales

 

En una jornada en la que Santander ha dado una imagen distinta a la que se esperaba, la multitudinaria asistencia a la Plaza del Ayuntamiento ha contrastado con la soledad del autobús, al que no han acompañado ni recibido simpatizantes en su incursión en la capital cántabra.

Entró en Santander escoltado por la Policía Nacional, si bien en realidad no tenía el permiso necesario para estar en la ciudad, ya que una de las cosas que hace es promocionar un libro y eso es hacer publicidad, por lo que requiere un permiso específico.

Rebeca

Hoy se han dado gestos de todo tipo: en la gasolinera en la que se habían citado en Gornazo los propios empleados rechazaban su presencia, y, más tarde, una comerciante de una de las calles en las que aparcó, que fue quien se dirigió a la Policía para protestar por el estacionamiento del bus en un área en la que ni los propietarios de negocios en la zona pueden hacerlo, y que además se mostraba muy crítica con sus mensajes contra la infancia.

Al final del día, en la Plaza del Ayuntamiento, pasaba el tiempo y no aparecían ni el autobús ni gente a pie repartiendo los folletos para los que se les había dado permiso municipal. Con todo, los estudiantes permanecían haciendo guardia horas después.

Pero el único dispositivo que se montaba era el espectáculo del Festival Europeo de la Magia y lo Visual que se celebra estos días en Santander.

Y ahí estaba el truco: al final, sin artificios, con la naturalidad de quien sabe convivir, consiguieron que el autobús desapareciera.

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1 Comentario

  • mari
    20 de mayo de 2017

    Desde san fernando (cadiz),emcionada leyendo el articulo,ole vuestros cojones,animo y a seguir con la lucha.

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