Las Gildas preparan una cápsula del tiempo para su clausura de temporada

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Las Gildas, el veterano movimiento de mujeres, ha convocado su fiesta de clausura de esta temporada para este domingo, 11 de junio, en el Parque de Riosequillo,en La Concha de Villaescusa.

La celebración, que tuvo que retrasarse por el mal tiempo de hace un par de semana, sigue con el formato habitual de los eventos que organizan Las Gildas, en los que venden pinchos con los que financian proyectos de cooperación. En su cierre de temporada, habitualmente celebran con música su vocación de ser punto de encuentro entre ciudadanos y movimientos.

En esta ocasión preparan una cápsula del tiempo, una caja en la que guardar los testimonios y pruebas del momento en el que vive Cantabria actualmente a nivel social y cultural, además de haber preparado una performance de denuncia sobre las políticas migratorias.

«Hemos querido guardar todas las resistencias, logros y todo lo que está haciendo la gente para que el mundo sea un poco mejor», ha asegurado a EL FARADIO DE LA MAÑANA una de las gildas, Gema Martínez. «No queremos dejar de contar todas las crisis, todo el mundo de dificultades a nivel medio ambiental, social y político», ha matizado, ya que aclara que también quieren ·hablar de toda la gente que está trabajando para que se pueda solucionar y se pueda vivir·.

DIECINUEVE TEMPORADAS

Durante esta 19 temporada, Las Gildas han abordado –dedican cada una de sus citas, en ocasiones itinerantes, a un tema—realidades como la emigración, la gentrificación o la discriminación de las mujeres, entre otras, siempre en contacto con otros colectivos como Pasaje Seguro, el Centro Cultural Quima o Eureka.

Las Gidas lanzan su cápsula del tiempo

La fiesta, con actuaciones musicales, DJs y alguna sorpresa en forma de performance, se plantea como una cápsula del tiempo, una caja en la que se guardan objetos y mensajes del presente para, al ser encontrada por generaciones futuras, contar cómo es el momento en el que fue enterrada.

Al plantearse esta idea, «al principio nos vimos un poco abajo», confesaba en EL FARADIO la ‘gilda’ Gema Martínez, que se refería a esta «sensación» de que «todo está al borde del colapso», pero también subrayaba que a la vez «estamos en el momento en que hay más movimientos sociales mostrando resistencias» con el objetivo de que «no nos venza el desánimo».

UNA CAJA DE RESISTENCIAS

“Si hoy preparásemos nuestra cápsula, este podría ser el testimonio: destrucción medioambiental, exterminio humano, estafas y cuentas que sólo cuadran a unos pocos, esos pocos amparados por poderes económicos, institucionales, de comunicación… se construyen muros nuevos y se refuerzan los viejos, se tiran casas, se levantan templos, espectáculos de pirotecnia ocultan esclavitudes y abusos, la heteronormatividad nos cose la ropa, el cerebro y el alma, se desdibuja la memoria y se rediseña el fascismo… se proclama que todo va bien mientras esperamos ansiosos que comiencen las próximas rebajas o el enésimo partido del siglo”, cuentan.

Pero a la vez, para combatir ese “no se puede hacer nada” que está “envolviendo el colapso”, lanzan su propio mensaje al futuro.

“Por cada abuso, por cada paso a tras, por cada negación e injusticia, metemos un nombre, un intento, una resistencia”, advierten.

Y pasan a enumerar decenas de colectivos que trabajan en Cantabria y que simbolizan esas resistencias que quieren guardar en su cápsula del tiempo.

Organizaciones como Pasaje Seguro, Amnistía Internacional, Interpueblos, Cantabria por el Sáhara; movimientos de cultura crítica como La Vorágine, Eureka o La Libre; colectivos como la cooperativa de energías renovables Solabria o la Asambles contra el Fracking; defensores de la igualdad como Mujeres Jóvenes de Cantabria, la Comisión 8 de marzo o ALEGA; la asociación de vecinos de Cueto en su nueva etapa o el propio EL FARADIO.

Desde Las Gildas recuerdan a los asistentes que la fiesta se celebra en un «espacio natural maravilloso», por lo que apelan a su colaboración, como todos los años, para «dejar la menor huella de nuestro paso», recogiendo las basuras e intentando usar los menos coches posibles.

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