Ciudadano Felipe, quite sus sucias manos de Machado

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||por RAMÓN QU,  periodista y escritor||

Los muertos no pueden protestar de que ciertos fantasmas vivientes usen y abusen de sus obras. El muerto al hoyo y el vivo al bollo… o a hacer de la capa del fallecido, saya a medida de sus intereses.

Pocos poemas y pocos versos han sido tan usados y abusados como el de “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios” y el “Una de los dos Españas/ha de helarte el corazón”.

El último en tergiversar el poema ha sido el ciudadano Felipe en la celebración parlamentaria de los 40 años de las primeras elecciones de nuestra actual democracia demediada. Celebración pintoresca de la libre elección por alguien que no ha sido votado. Pero ese es otro tema, es decir, el tema de fondo.

Volviendo a la superficie del discurso del ciudadano Felipe no cabe duda de que sus palabras contienen todas las falacias conceptuales y todos los recursos retóricos propios de la demagogia y el populismo.

Por ejemplo, la conversión de un concepto y una comunidad imaginada en sustancia realmente existente: España; o la creación de un cuerpo místico, unido, igual en todas sus partes, con una única mente, voluntad y sentimiento de lo que es solo una palabra instrumental: españoles.

Por supuesto, la “transustanciación” de dos términos abstractos en sujetos concretos es necesaria para la operación mixtificadora que es todo el discurso. El ciudadano Felipe requiere de una supuesta “España” una y de un quimérico “españoles” uno, para, al contrario que Aristóteles, concluir que el ser se dice de una sola manera: siendo en este caso “ser” el sistema político español, y siendo la única manera la que el ciudadano Felipe dice, es decir, la democracia demediada al servicio de los de arriba que salió de la operación reformista del franquismo.

Toda esta retórica barata, toda esta agresión a la filosofía y el buen sentido, todo este desprecio por la palabra justa, todo este desdén por la verdad entra dentro de la normalidad de la mentira del poder, de los cuentos de hadas de los de arriba, de la lengua de serpiente de los amos del rancho y el cortijo carpetovetónico. Don Felipe de Hamelín y Borbón solo cumple su papel de llevar a los de abajo adonde no quieren ir, es decir, de reducir al pueblo a manos creadoras de plusvalía, a bocas realizadoras del valor de la mercancía y a precarios y marginales, contentos de recibir las migajas de los contratos basura o de revolver en los contenedores de basura.

Todo este “vamos a contar mentiras” del ciudadano y servidor del IBEX señor Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia irrita y revuelve el estómago, pero la costumbre de escuchar que “por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas” hace de omeprazol o de la más tradicional infusión de manzanilla y nos ayuda a digerir estas liebres acuáticas, sardinas terrestres y otras ruedas de molino del poder y su ansia insaciable de capital y ganancias.

Sin embargo, si el capitalismo tiene la manía de explotar a la gente y de expoliar el planeta en su delirio de la acumulación incesante de capital, uno también tiene sus antojos y entre ellos está Don Antonio Machado.

Señor ciudadano Felipe: quite sus sucias manos de Machado.

El poema y el verso que usted ha ensuciado no habla de dos Españas iguales, no establece equidistancias, no pretende unidades de elementos semejantes. La historia de España no es la historia de dos “hermanos” muy parecidos, muy cabezotas, tristemente cainitas que se dan de estacazos por una especie atavismo celtíbero, de ADN hispano, de contumacia carpetovetónica.

La actual democracia demediada no significa la superación de diferencias seculares y menores, de cerrilismos tradicionales y sin sentido, del empeño muy “español” de no dar el brazo a torcer y querer tener razón hasta el insulto, el puñetazo o el golpe de estado. Muy por el contrario, la historia de España es el intento, una y otra vez fracasado e impedido por la fuerza de los de arriba, de modernizar España, de hacer un hueco a los de abajo en la vida colectiva, de convertir a la sociedad española en más justa, más igual y más fraterna.

Señor ciudadano Felipe: quite sus sucias manos de Machado.

El poema y verso que usted ha ensuciado es una muestra breve, intensa y radical de poesía política. Es el grito de una generación que clamaba – y se jugaba la cárcel al hacerlo – por una España regenerada. Es la denuncia de una situación – la de la agonizante Restauración. El poema se publica en 1912 – en la que una España es reprimida por sus ideas y otra España se ha acomodado a un sistema político que no quiere cambiar y pretende mantener el privilegio de unos pocos. Es una llamada a sus conciudadanos y contemporáneos para que tomen partido y elijan entre una España injusta, desigual e insolidaria y una España más justa, igual y fraterna.

En definitiva, señor ciudadano Felipe, la España que bosteza es usted y lo que usted representa; y la España que muere es la que ha sufrido y sufre por la crisis y una política económica al servicio de los ricos.

Sí, señor ciudadano Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, es SU España la que hiela el corazón.

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