La vida que continúa en las residencias de mayores

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La artista Gloria Torner ha asegurado que las personas que se encuentran en las residencias de mayores “no están almacenados, están viviendo”.

Y es la realidad más clara que ha podido constatar EL FARADIO en un programa especial que realizó este viernes, 29 de septiembre, con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad.

Programa Especial de EL FARADIO en la residencia Stella Maris.

Fue en el centro de mayores Stella Maris, situado en la calle Guevara de Santander, al que muchos de sus habitantes consideran casi un hotel de cinco estrellas. En el programa pudimos hablar con tres residentes que demuestran que hay vida más allá de las paredes de la residencia.

Estas personas, que ven a los jóvenes como una generación que a veces les cuesta entender, viven de una forma muy independiente, demostrando que aún tienen mucho que aportar al mundo.

Conchita Rentería, procedente de Laredo, lleva casi 6 años en Stella Maris, y no ha desperdiciado un solo día. “Entré con mi marido, que estaba enfermo de alzheimer y yo estaba mal del corazón”, cuenta a los micrófonos de Arco FM. Ninguno quería estar en casa de su hija, “ellos deben tener su propia vida”, por lo que optaron por esta opción.

Después de que su marido falleciera hace tres años, Conchita no ha parado quieta. Si Gloria Torner animaba a pintar los sentimientos, ella es una buen discípula. Hasta los 82 años no había tocado un pincel, pero hoy en día varios de sus cuadros están colgados por toda la residencia.

“Cuando salga de aquí me voy a pintar a Cañadío”, avisa casi al final del programa. Ella entra y sale con libertad de la residencia, tanto para pintar como para dar largos paseos que ayudan a su salud, “de hecho la doctora me dice siempre que ella no me conoce porque nunca me pongo enferma».

“En verano me voy a Laredo unos días, y cuando yo quiero salgo a todas horas. Cada fin de semana salgo a quedarme con un hijo, que tengo cuatro, y luego reúno a toda la familia”, añade.

PINTORA, POETA… EL TALENTO NO ACABA EN LA VEJEZ

Conchita Rentería, Conchita Peña y Casimiro de la Gala junto a Guillem Ruisánchez y Michel Valdés.

Otro compañero, de los más activos es Casimiro de la Gala, quien en su día trabajó en los Astilleros, y actualmente es de los más sociables de la residencia, donde organizan muchas tertulias y bromas. “Sobre todo los que nos juntamos en la terraza”. Asegura que aquellos que quieren no tienen tiempo de aburrirse. “Estamos todo el día ocupados”.

Casimiro ha optado por seguir en su vida la filosofía que también predica José Ramón Sánchez, que asegura en una entrevista a EL FARADIO que “cuando uno es un artista, un escritor, arquitecto, ceramista… No hay vejez. Sí física, pero nunca intelectual”.

Este hombre tiene alma de poeta, y así lo demostró ante los micrófonos radiofónicos, entonando un poema que recuerda la hidalguía española y que arrancó los aplausos de los asistentes a la emisión del programa en directo.

LA MEMORIA DE LOS QUE MÁS HAN VIVIDO

El escritor y periodista cántabro José Ramón Saiz Viadero, un ejemplo de memoria viviente, ha defendido también en EL FARADIO la importancia de los recuerdos que atesoran las personas que viven en las residencias, y que considera que son todo un “tesoro” de la sociedad que hay que intentar preservar.

Es el caso de Conchita Peña, que de joven creció en la calle Jesús de Monasterio y, como muchos de su generación, fue testigo directa del mayor incendio que ha asolado a Santander, y que sucedió el 15 de febrero de 1941.

“Recuerdo un viento huracanado horroroso, y que Santander quedó en ruinas”, se lamenta, acordándose de que ese día ella estaba en la calle. “Yo es que siempre estaba en la calle”, reconoce riéndose, y contando cómo su padre fue a buscar a su hermano, que estaba trabajando cuando el tiempo empeoró.

“Yo me acuerdo perfectamente, fue increíble”, relata también Casimiro, que ese día estaba en su casa, en Guarnizo. “Los días siguientes, los comercios pusieron barracones para subsistir mientras se rehacía el edificio. Es una de las dos tragedias de Santander junto con el Machichaco”, añade.

Estas tres personas son el ejemplo perfecto de aquello que decía Gloria Torner sobre que “no estorban a nadie”, más bien al contrario, porque «pueden contar cosas que otros nos han podido vivir”.

LA IMPORTANCIA DE SENTIRSE ÚTILES Y QUERIDOS

Guillem Ruisánchez entrevistando al director de la residencia Michel Valdés.

Su vida en la residencia es una etapa más, no un modo de vegetar. Todos ellos se mantienen activos, con las diferentes actividades que les proponen en Stella Maris. Tienen gimnasio, diversas actividades, clases, excursiones… Y una maravillosa terraza con una de las mejores vistas de Santander, su preciosa bahía, y donde celebran varias fiestas. Una de ellas, por cierto, con la que dicen que es la mejor caseta de las fiestas de Santander.

Allí acuden también voluntarios como Cristina, que desde hace cuatro años va todas las semanas a leerles la tarde de los martes. Esta ingeniera técnica industrial, actualmente en paro, asegura que siente mucha empatía por la gente mayor. “He convivido siempre con mis abuelos, y siempre me han parecido cálidos y cercanos.

A través del programa ‘Lecturas compartidas’, Cristina lee y comenta con varios residentes diferentes relatos cortos, muchos de ellos relacionados con Santander, clásicos, poesías… “Lo que más les gustan son los que están basados Cantabria, o Santander, con la visita de Alfonso XIII o los relacionados con la guerra, posguerra, el incendio…”.

Son algunas de las iniciativas que propone el centro que dirige desde hace pocas semanas por Michel Valdés, quien destaca que han puesto en práctica un modelo de atención muy centrado en la persona. «Es el mismo que quiere implantar el ICASS en todas las residencias», asegura Valdés. De hecho, hay bastante oposición en el sector porque muchos centros no quieren que se les obligue por ley a aceptar este modelo.

Esta residencia, que abarca entre sus residentes a personas muy dependientes y otros absolutamente autónomos, ha querido especializarse en un trato muy centrado en sus usuarios. “Tenemos en cuenta sus gustos, sus preferencias, y también sus necesidades”, añade. “Esta es su casa”.

“LOS SERVICIOS SOCIALES NOS DECÍAN QUE LA INDUCÍAMOS A VENIR AQUÍ”

Por eso, también se preocupan de cómo se sienten sus familias al dejarles en sus manos. “Para muchos, dejar a sus padres en la residencia es como dejar una parte de sí mismo”, cuenta Valdés, que cree que el sentimiento de culpa de ellos “tarda más en pasarse que lo que tarda el residente en adaptarse”, que suele durar entre uno y dos meses.

La cuestión es que en España aún no existe la cultura de los residencias o centros socio-sanitarios para personas de edad avanzada. De hecho, aún se mira mal a aquellas personas que deciden ingresar a sus familiares en una residencia, al igual que ellos mismos cargan con la culpabilidad.

Ese sentimiento de culpa lo sufre el propio familiar, pero muchas veces viene inducido desde fuera. Es el caso de Isabel, la sobrina de Serena, una residente de 98 años, que lleva dos en la residencia.

Su tía fue siempre una mujer muy independiente, además de una persona muy sociable. Pero su paso por Valdecilla, a su edad, mermó un poco sus facultades. “Entonces pensamos en varias posibilidades”, ha contado en el programa.

«Lo más importante es que aquí la quieren», dice la sobrina de una residente

Cuando se plantearon la idea de una residencia, asegura que los ‘peros’ llegaron incluso desde la propia administración. “Los Servicios Sociales nos culpaban un poco y nos decían que la inducíamos de venir aquí”, ha relatado. “Pero yo tenía claro que tenía que ser decisión totalmente de ella”.

“Dijo que quería estar en un Hotel de 5 estrellas, y la única condición que le puse es que la quería tener cerca”, asegura. Esa condición se cumplió, y Serena llegó a Stella Maris, donde “desde el primer día se adaptó perfectamente”. “Ella siempre nos lo pone muy fácil a todos”.

Lo que Isabel valora de este centro lo resume en tres pilares: que mantengan su higiene personal, que está bien alimentada y, “lo más importante, que la quieren”.

“LAS PENSIONES NO ESTÁN ENTRE LOS TEMAS PRIORITARIOS”

Estas personas son ya pensionistas, los que antes pueden sufrir si la hucha de las pensiones y todo el sistema cae. Algo de lo que han alertado varios organismos, como la Asociación de la Economía de la Salud. Su vicepresidente, el profesor David Cantarero alerta de que “el atasco” para sacar un acuerdo no se solucione porque “las pensiones no están entre los temas prioritarios”.

“Sin embargo, las cifras no mienten, están creciendo muy poco con lo que está subiendo el coste de la vida”, asegura, añadiendo que las cifras más bajas están por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI).

En España actualmente hay una esperanza de vida de 83 años, “y ahora hay más del 10% de personas con más de 90 años”. “Se vive más y ahora hay que luchar por vivir mejor”, recalca, frente a la postura de los gestores, a quienes denuncia que “no les preocupa el medio-largo plazo, son cortaplacistas”.

Por eso, insiste en que “hay que seguir presionando para que se destinen más recursos” porque “nos va la vida a todos”.

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