La cultura alimentaria vuelve a las aulas en La Caseta de Bombas

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Este miércoles se presenta una iniciativa interesante que nos permitirá acercarnos al trabajo de los productores alimentarios locales. En un acto que tendrá lugar a las 19.00 horas en La Caseta de Bombas del Dique de Gamazo, perteneciente al Grupo Deluz, y se trata de la presentación de una iniciativa conjunta de la Asociación La Ortiga y del proyecto Slow Food Cantabria.

El ‘Aula de Cultura Alimentaria’ es idea de ambas organizaciones, para llevar la cultura alimentaria a las aulas, en un interesante proyecto que sus impulsores pretenden que se desarrolle durante todo el acto.

La idea es volver a retomar la cultura alimentaria de Cantabria.

“No será la típica aula en la que un orador habla solo y los demás escuchan”, cuenta Jorge Mariscal, de Sloow Food Cantabria, en una entrevista a EL FARADIO. “Queremos sesiones dinámicas y participativas”.

Su idea es separar las clases o jornadas en etapas cronológicas, para destapar cuál es el tipo de comida que se ha desarrollado en Cantabria en los diferentes momentos históricos según la necesidad de la población.

“No podemos separar que la física, la historia y la cultura, así como la sociedad y la economía, engloban toda esa cultura alimentaria”, explica Mariscal, que defiende que “la cultura alimentaria o la gastronomía envuelve a muchas más cosas que una receta o un alimento”.

Quieren desentrañar los secretos y retomar el uso de la comida tradicional y de artesanía. Destacan por ello la importancia de las comidas más pesadas, con proteínas e incluso más típicas de las épocas navideñas que se aproximan.

O las diferencias entre las diferentes regiones de España, cuyas tradiciones y culturas dan como resultado una comida completamente diferente. “Queremos irnos al interior de un horno”, cuenta Mariscal, que pretende compartir las distintas trayectorias de producción de harinas en dos regiones tan diferentes como Castilla-Cantabria y Aragón, que ha desembocado en panes totalmente distintos.

“LOS JÓVENES HAN ROTO LOS ESTRECHOS LAZOS CON LA ALIMENTACIÓN”

La motivación para sacar adelante este proyecto es porque desde La Ortiga desde Slow Food temen que “se está perdiendo la identidad cultural de las personas”.

“Yo hace tiempo me doy cuenta de que los jóvenes han roto los estrechos lazos con la alimentación y eso desemboca en un producto local que identifica nuestra cultura”, lamenta Mariscal, que pretende “volver a renacer y descubrir qué hechos en nuestra historia y cultura nos unen a estos alimentos” a través de estas actividades.

EL MOVIMIENTO QUE INVITA A VOLVER AL ALIMENTO DE ORIGEN CERCANO

Slow food apuesta por el producto local.

El movimiento Slow Food (comida lenta) llegó a Cantabria el pasado año, después de hacerse fuerte en Italia desde los años 90 en oposición al fast food.

El propio Jorge Mariscal, ingeniero agrónomo con una granja de leche en Gama, fue quien lo presentó con la colaboración del Grupo Deluz, en una cena de presentación en la que repetían que la esencia del movimiento consiste en sentarse alrededor de una mesa, tranquilos, todos juntos y comiendo alimentos con un origen conocido porque es cercano y de calidad.

“El producto local es muy importante para que tu comunidad salga adelante. O consumimos producto local, de vacas de Polaciones o pasiegas, o desaparece el relevo generacional en un medio rural que lleva años perdiendo población”, explicaba hace un año uno de los empresarios de Deluz, Carlos Zamora en una entrevista en EL FARADIO DE LA TARDE.

LA COOPERATIVA ECOLÓGICA ‘SIETE VALLES DE CANTABRIA’, UNA INICIATIVA A FAVOR DE LA ALIMENTACIÓN DE CERCANÍA

No es el único caso de una organización que trata de fomentar los alimentos de cercanía, ecológicos y artesanos en Cantabria.

El pasado mes de septiembre se presentaba la cooperativa Siete Valles de Cantabria, la primera ecológica de la comunidad autónoma que está formada por seis ganaderos de varios valles de Cantabria.

Son Aurelio Barrio (Polaciones), Ángel Luis Gutiérrez (Polaciones), Ovidio Torre (Polaciones), Azucena Barquín (Iguña), Beatriz Argüeso (Valderredible) y María Montesino (Campoo).

El proyecto cuenta con el apoyo del grupo hostelero Deluz, y sus productos ya están a la venta en La Ecotienda y Herbolario La Salud, en Santander; Natur Ecotienda, en Torrelavega; y Biodavida, en Cabezón de la Sal.

Esta carne también se distribuye en los comedores escolares o de centros de mayores a los que atiende Deluz a través de su catering ‘De personas cocinando con sentido’, proyecto del grupo hostelero de la mano de la asociación de ayuda a discapacitados AMPROS.

Siete Valles de Montaña apuesta por la ganadería tradicional, sin el uso de elementos químicos en el trato a los animales y a los pastos, que ayuda a conservar. El proyecto también pretende luchar contra la despoblación del medio rural al permitir el mantenimiento de estas actividades.

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