El diputado 18 tumba la enmienda a la totalidad al transfuguismo

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Guía en diferido para seguir el debate de presupuestos. Dieciocho (18) es el número de moda en la política regional. Desde las elecciones de 2015 es la cifra de votos necesaria para la mayoría en el Parlamento autonómico, que tiene 35 diputados. El Gobierno PRC-PSOE suma 17 (12+5), así que ha necesitado votos de la oposición para sacar los presupuestos anteriores, los de 2016 y 2017. Pero siendo 18 el número mágico las cuentas salieron con 20 (los tres de Podemos) y con 19 (los dos de Ciudadanos) respectivamente.

La novedad es que Ciudadanos ya no tiene dos, porque uno de los suyos, Juan Ramón Carrancio, abandonó las siglas del partido por el que se presentó a las elecciones. Coincide con la definición de transfuguismo. Y de eso es de lo que más se ha debatido en debate de las enmiendas a la totalidad al Presupuesto.

Se ha cumplido el pronóstico: 18 votos en contra de devolver el Presupuesto al Gobierno (PRC + PSOE + Carrancio) para tumbar la enmienda a la totalidad de Podemos, que ha recibido 17: PP (13) + Podemos (3) + Ciudadanos (1). Las enmiendas de PP y Ciudadanos se han quedado en 14 (en esas otras dos los tres de Podemos se han abstenido por motivos de “modelo”). PRC, PSOE y Carrancio han votado en bloque.

La portavoz de Podemos, Verónica Ordóñez, con la camiseta con la cita de hemeroteca de Revilla que comparaba a tránsfugas con narcotraficantes de la política.

La enmienda a la totalidad más cerca de triunfar este martes ha sido contra el transfuguismo, en lo único que realmente se ha puesto de acuerdo toda la oposición. Pero ha decaído por pura lógica: le ha faltado el voto del diputado tránsfuga, el voto dieciocho.

Los diputados de Podemos hasta se han hecho camisetas con la hemeroteca del presidente de Cantabria (gracias a sus propios votos). Con tres citas de Miguel Ángel Revilla. La portavoz, Verónica Ordóñez, ha lucido la más popular de todas: “Los tránsfugas son una lacra, son nocivos, a la altura de los narcotraficantes» (Revilla, 2009).

De la misma época, la cita que ha mostrado el diputado Alberto Bolado: «son una lacra para la democracia y credibilidad política de los ciudadanos. Yo soy en eso un radical» y José Ramón Blanco, la última que fue la primera, de noviembre de 1990: «Se ha corrompido la política, se ha alterado el voto popular y la democracia con el transfuguismo subvencionado«.

Los más críticos con el esquema de poder en Cantabria hacen la gracieta de que suena a Calabria. Eso antes de este debate, pero al sacar de contexto la cita de Revilla que une “transfuguismo” y “narcotráfico” cruzamos el charco y nos trasladamos a Cali (que estamos ya en la segunda temporada de Narcos). Y si lo que se debaten son unos presupuestos y salen adelante con el voto de un diputado tránsfuga son presupuestos narcotizados o directamente ‘yonkis’.

El portavoz del PRC, Pedro Hernando, ha querido darle la vuelta. Con cierto ingenio político, ha querido interpretar que el diputado 18 lo hubiera sido también para devolver el presupuesto al Gobierno, de haber apoyado Carrancio las iniciativas de la oposición.

Le ha replicado el portavoz de Ciudadanos, Rubén Gómez: «Si los dos diputados del grupo mixto votan esta enmienda a la totalidad se cumple el mandato de la ciudadanía; lo anormal es que ocurra lo contrario».

Respuesta también de la portavoz de Podemos: «Al señor Carrancio le pedimos que deje su acta y deje de quedarse con dinero de toda la ciudadanía; pero no le vamos a pedir jamás un posicionamiento político”.

PRC y PSOE han sido incapaces de evitar el marco del transfuguismo en el debate de presupuestos. El portavoz socialista Víctor Casal incluso ha contado las menciones al tránsfuga. Treinta y siete (37). “Chupito”, le ha faltado decir – o igual sí que lo ha dicho-.

Gracias a Casal sabemos que en las menciones al transfuguismo, en el que se apoya su Gobierno PRC-PSOE para seguir con la tramitación del Presupuesto, se ha impuesto Ciudadanos (25 veces), seguido por Podemos (aparte de las camisetas, de palabra otras ocho).

Los datos de Casal, que habrá que actualizar cuando termine el debate de las enmiendas a la Ley de Acompañamiento, indican que el PP, sobre esto del transfuguismo, ha hablado menos.

Tal vez, como le han recordado PRC y PSOE, porque en Santander ha sacado adelante el presupuesto con un compañero de Carrancio en el Partido Tránsfuga (PT). El matiz de los populares es que al menos en el Ayuntamiento se han limitado los derechos políticos y económicos de los tránsfugas de Ciudadanos.

Un Casal que también ha tenido su momento-titular, cuando ha acusado a Podemos de hacerse un «Rufián» – el diputado de ERC en el Congreso, el de la impresora, el de las esposas- pero «de garrafón». Pero en el Gobierno también tiran de efectos especiales y Hernando (PRC) ha exhibido la portada de los recortes de Ignacio Diego en el año 2012 (recorte de 157 millones de euros), para desmontar el discurso del «sablazo mortal» que maneja ahora el PP.

PRC, PSOE y Carrancio no sólo han votado en bloque: también han compartido argumentos. Frente al discurso del diputado 18 (que, por cierto, ha lamentado que los partidos de la oposición no hayan querido negociar con él), el PSOE y el representante del Partido Tránsfuga han atacado al diputado de Ciudadanos, al que han etiquetado como diputado 14 del PP; el diputado 18 del Gobierno y el portavoz del PRC han criticado al PP por su Presupuesto General del Estado, en concreto por el Cupo Vasco; el nuevo tripartito ha criticado la falta de inversiones del ministro cántabro de Fomento, Iñigo de la Serna y también le han afeado a Ciudadanos su argumento contra el actual presupuesto autonómico (el hecho de que considere incumplidos los compromisos del anterior, que sí apoyaron): en búsqueda de la contradicción, esperarán (sentados) a que Albert Rivera no apoye el presupuesto de Rajoy. El portavoz del PRC ha malmetido incluso en ese idilio PP-Ciudadanos (“les han acusado de promover el nacionalismo españolista contra los vascos”, ha exclamado).

En esta parte del debate, el PP ha advertido a los regionalistas de “transitar por una senda muy peligrosa” con un discurso (que España no paga) de carácter “victimismo-populista” que se parece al “discurso de odio” del “separatismo” (España nos roba). Hay inteligencia política tras el mensaje, está currado, pero es difícil atrapar ahí a un Revilla que hará campaña en las próximas elecciones de Cataluña, el 19 de diciembre, con Miquel Iceta (el candidato constitucionalista del PSC).

La presidenta del PP, portavoz en este debate (aunque todavía no del Grupo Parlamentario Popular, por sus propias disputas internas), María José Sáenz de Buruaga, se ha aferrado a tres datos para rebatir que la culpa de todos los males de Cantabria la tenga Rajoy.

Ha pisado las arenas movedizas de la financiación autonómica, con Cantabria al borde de perder el status (hasta ahora éramos la comunidad autónoma con mejor financiación por habitante pero en la nueva propuesta perdería entre 200 y 400 millones y perderíamos esa posición de privilegio dentro de las comunidades sin privilegio, y sería con un Gobierno del PP); Buruaga también ha defendido que si nuestra comunidad autónoma tiene más capacidad de gasto es porque el Estado lo permite – correcto- y, sí, el “volumen de licitación” (que siempre es un volumen muy superior al de la obra pública adjudicada o en ejecución) del Ministerio de Fomento de Iñigo de la Serna; en inversiones reales, «nada de nada», según el PRC.

Anotamos a pie de página el contrataque de Buruaga hacia Revilla, que no sabemos si tendrá algo de Regreso al Futuro: «su objetivo – le ha dicho Buruaga al PRC- es la cabeza de un ministro de Fomento al que el presidente de Cantabria tiene pánico«.

«No parece que la culpa sea de Rajoy”, ha rematado la presidenta del PP. Y mira, eso no ha cambiado: en la política de partidos la culpa, al contrario que el mérito, es del otro siempre. Para los 18 y para los 17.

 

 

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