Rescate en el Mediterráneo: “Si hay alguien que los encuentra, viven, y si no, mueren”

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Sobrecoge solo pensar en la desesperación que tiene que sentir una persona para meterse a sí misma y/o a su familia en una barca sin destino, dejando atrás solo guerra y dolor.

Muchas de las barcas que usan los refugiados son de plásticos y les dejan a la deriva en el mar. Foto: PROEM-AID.

Estas barcas, muchas de ellas de plástico, apenas tienen los componentes necesarios para flotar y la gasolina justa para cruzar 40 ó 50 millas de mar. Las embarcaciones que salen desde Turquía aún tienen al horizonte la costa, pero aquellas que abandonan Libia solo ven kilómetros de mar en la distancia.

“Si hay alguien que los encuentra, viven y si no, mueren”. Así de cruda es la realidad, y así la explica José Antonio Reina, bombero y activista de la asociación PROEM-AID, que este lunes ofrece una conferencia en el IES Santa Clara acoge sobre el Mediterráneo como “zona de no derechos” en la que profundizará en la problemática y situación del trabajo humanitario en la zona del Mediterráneo.

El acto, que tendrá lugar en el Paraninfo a las 20.00 horas, está organizado por la Coordinadora Cántabra de ONGs, en colaboración con el Gobierno de Cantabria.

Reina contará su experiencia en PROEM-AID, una organización formada por profesionales de emergencias como bomberos o enfermeros, que se creó a partir de una serie de amigos al ver la problemática de los refugiados en los medios de comunicación.

“Uno tiene empatía, ves a tu niño de 5 años y ves a otros críos de esa edad sufriendo tanto y tuvimos claro que no podíamos quedarnos impasibles ante tanto sufrimiento, había que hacer algo”, relata sobre el inicio de su actividad.

Son voluntarios, trabajos durante sus vacaciones y los días de asuntos propios, y alternándose entre ellos para cuadrar las guardias.

La asociación cuenta con un barco en el que salen al Mediterráneo para rescatar a personas, varadas en el mar. “Hemos rescatado a 580 personas con un parto incluido”, cuenta este bombero sevillano, relatando la actividad de la organización durante dos años en Lesbos, y los pasados tres meses en el Mediterráneo, que han costeado gracias a una subvención del Gobierno vasco, aunque la mayor parte de sus donaciones son ciudadanas.

De hecho, han tenido que regresar de Malta el pasado 2 de diciembre por falta de recursos. “Este el tema que menos me gusta pero es cierto que si no hay dinero no hay posibilidad de hacer lo que estábamos haciendo”, lamenta.

“NOS CUESTA TRABAJO GESTIONAR LO QUE ESTAMOS VIENDO”

En los últimos tres meses han rescatado a 580 personas del mar. Foto: PROEM-AID

El barco cuenta con una tripulación de 18 personas, y no puede navegar con más de 300, aunque a veces han llegado a rescatar a más personas, y han tenido que pedir ayuda a buques más grandes.

“El número de rescates que se hacen es estratosférico porque el problema es tan grande que a nosotros como profesionales de las emergencias nos cuesta trabajo gestionar lo que estamos viendo. Es como una película de la II Guerra Mundial, tal cual”, narra sobrecogido.

Son embarcaciones donde se amontonan más de 100 personas, en muchos casos sin salvavidas, lo que dificulta el rescate, y en unas condiciones imposibles. “La última embarcación que rescatamos era una barca de plástico pinchada en la que había 150 personas sin chaleco salvavidas”, recuerda.

Tres de sus compañeros tuvieron que pasar una hora y media calmando a esas personas, “porque muchos no saben nadar”, ya que el barco se les había pinchado. “Estaban aguantando el plástico para que el agua no le entrara, y no podían rescatarlos porque necesitaban el apoyo del barco nodriza”.

En él estaban ellos, inmovilizados por supuestos guardacostas libios que les habían abordado y que les estaban amenazando, “pegando tiros al aire” para llevarse a los refugiados que ya estaban a bordo. “No sabes cómo reacción. Lloran muertos de miedo, pidiéndonos que no les dejemos con ellos, que les violan y les pegan”, asegura.

“EL PROBLEMA SUCEDE POR MIRAR HACIA OTRO LADO”

Y todo esto en situaciones en que consiguen llegar a las barcas cuando los refugiados aún están vivos. Más de una vez han encontrado barcos fantasmas.

“El número es estratosférico entre los que aparecen flotando y las embarcaciones que aparecen llenas de muertos porque se deshidratan, por el frío… Realmente salen sin la posibilidad real de llegar a ningún sitio”, cuenta.

El trabajo de la organización se ha llevado a cabo en Lesbos y el Mediterráneo. Foto: PROEM-AID

“Y qué ocurra esto en 2017… Es para coger a los políticos con capacidad de gestión y decirles: Ven aquí, deja de comer vino y jamón del bueno y mira lo que Europa está financiando, lo que estamos permitiendo”, añade.

Porque los barcos gubernamentales, como el Misión Sofía, tienen como principal función el control de fronteras, aunque Reina admite que “no niegan el auxilio”, y de hecho han salvado 7.000 vidas en el Mediterráneo, también en colaboración con múltiples ONGs. “Lo ideal sería que las administraciones pusieran un operativo de rescate y que estos no tuvieran que ser por parte de las ONG”.

Por eso reclama que “lo que está pasando es trabajo de todos, no solo de los políticos” ya que éstos “están donde están porque les hemos puesto” y “harán lo que les digamos”. “El problema”, asegura, “sucede por mirar hacia otro lado”.

LA COMANDA GRIEGA, AYUDA DESDE CANTABRIA

Precisamente esta semana, el domingo 17, será la Comanda Griega, una acción de apoyo a los refugiados en Lesbos que organiza el colectivo La Castaña, una agrupación de mujeres que desarrolla iniciativas de tipo social y reivindicativa.

Lo que harán es el domingo en el Roots, bar en la calle Gándara de Santander, desarrollar actuaciones, pinchadas, una subasta (gracias a donaciones de todo tipo de productos, como discos cedidos por bandas cántabras o la tienda Discos Cucos, entre otros) y comida, que prepararán las propias integrantes de La Castaña, pero también platos internacionales que elaborarán refugiados acogidos en Cantabria.

Todo lo que recauden, tanto con la comida como con la subasta, irá íntegro a Proyecto AMAL,  tiene como eje fundamental la formación y la educación como motor de cambio y con el que se contribuye a que las personas refugiadas puedan continuar formándose profesionalmente, comprender y adaptarse al nuevo entorno, mejorar su calidad de vida y darles posibilidades de aspirar a un mejor futuro.

La Castaña se apoya para este tipo de acciones en el movimiento ciudadano Cantabria Actúa. También se les puede apoyar en este enlace: https://www.teaming.net/ayudaalrefugiadocantabria

Segunda edición de la Comanda Griega

 

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