Tres años sin Amparo, “la abuela de todos” que rompió el silencio en Santander

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De 1941 a 2018 van 77 años. Es el 15 de febrero un día de aniversario engarzados por el camino que va de la imposición del silencio a la ruptura, de la imposición al pálpito de una mayor participación a la hora de hacer ciudad.

Amparo Pérez apoyada por miembros de la PAH y vecinos

Un 15 de febrero de 1941 ardía el centro de Santander, en una desgracia a la que le sucedió una tragedia, una reconstrucción que supuso la expulsión de los vecinos de sus viviendas, sustituidos por una nueva clase dirigente que empezó a gobernar los destinos de Santander.

Y un 15 de febrero de 2015 fallecía Amparo Pérez, la anciana que inspiró a muchos ciudadanos y movimientos sociales en su lucha contra la expropiación de su finca en la vaguada de Las Llamas para que se construyera un vial con poco uso por parte de Copsesa, una empresa propiedad de un entonces alcalde del PP, del mismo partido que gobernaba en Santander, y que acabó experimentando sobrecostes.

Si en 1941 la dictadura en que se vivía hizo imposible la crítica y, ni por asomo, la movilización, en 2015 la voz de una anciana hizo que muchos decidieran amplificar el eco tras años, décadas, en los que víctimas de injusticias habían llegado a sentirse muy solos en sus luchas.

Hoy, en 2018, el PP no sólo ha perdido la mayoría absoluta, sino que empieza a perder juicios: el más grave, el del Plan General de Ordenación Urbana, confirmó lo que muchos habían ya dejado de susurrar desde que se derrumbó un edificio en el Cabildo y desde que ardió un edificio en Tetuán, que el urbanismo era EL problema, pero también el de la plusvalía contra un joven abogado y ciudadano, que revela que años después el poder ya no es tan fuerte.

Inspirados por sus propios problemas y por la voz que no se calló de la que ya es considerada como “la abuela de todos”, la crítica en Santander ha dejado de ser algo recóndito y minoritario, y ha llegado a temas como el IBI, el catastrazo, el fiasco de la senda costera…

O sin ir más lejos, esta misma semana, las múltiples quejas por el funcionamiento del MetroTus que está perjudicando a los vecinos del extrarradio y que han llevado al Ayuntamiento a tener que introducir un proceso de consultas vecinales, en un equipo de Gobierno tremendamente desgastado tras gestiones como el derrumbe en Sol 57, la multa a Santurban por cesión ilegal de trabajadores, el incendio de la biblioteca del Museo de arte o la traducción automática de la Web turística.

Mientras, se abre camino un nuevo relato de Santander, que recupera su legado marinero o las historias que se vivieron en sus barrios, con voces como las de Eureka y el proyecto Rederas, L’Asubiu, El Café de las Artes, la memoria de las mujeres en La Vorágine o los creadores que se mueven por Sol Cultural o La Llave Azul.

Y el recuerdo de Amparo sigue latiendo, con dos homenajes espontáneos esta semana:

-El primero hoy mismo: a las 19.00 horas, en El Sobe, en la calle Castilla, 69, organizado por la Asociación de Vecinos Los Arenales

-El segundo será este sábado, a las 12 horas, frente a la parroquia de Monte, donde comenzará una marcha hasta el vial.

EL 15 DE FEBRERO DE MARCO

Amparo, acompañada de sus nietos

Amparo, acompañada de sus nietos, Marco y Mar

Para Marco Santamaría, nieto de Amparo, que vivió desde primera línea la lucha de su abuela, hoy es un día en el que se le cruzan los “sentimientos contradictorios”, ya que mientras ella ingresaba en la UCI, nacía su primera hija, tal y como recordaba en los micrófonos de EL FARADIO DE LA MAÑANA de ARCO FM (103.2).

Hoy él nota como lo que en principio pareció un asunto que le afectaba a él y a su familia se ha convertido en un problema que muchos santanderinos vivieron como suyo, y sigue recibiendo muestras de cariño y afecto por parte de muchos ciudadanos con los que se cruza en el día a día.

En su propio caso, a él le supuso empezó a interesarse por las noticias de Santander, y a comprobar como ante otros problemas en la ciudad “el Ayuntamiento hacía lo mismo: no atender a los ciudadanos” y “en cuanto hacemos ruido, empieza a vender humo”, una forma de funcionar que Marc odetecta ahora, por ejemplo, en la polémica más de actualidad de estos días en la capital, las múltiples quejas por la entrada en funcionamiento del MetroTus.

EL SILENCIO DEL 41

El incendio dejó en el centro un solar con el que grandes propietarios especularon

Para abordar lo que sucedió en 1941, la periodista Olga Agüero decidió acudir a las fuentes originales, es decir, al Archivo Municipal, al constatar que los medios de comunicación de la época transmitieron “propaganda” a base de una historia muy “épica” de “resistencia” y “solidaridad”.

Y allí comprobó la “desasosegante cara B con la que se gestó un proceso” que supuso en primer lugar la “expulsión de los propietarios” del centro en el que vivían toda la vida, trasladados a “barracones en condiciones deplorables”.

Mientras estaban fuera, sus solares fueron subastados, sin poder ejercer su derecho de tanteo y sin recibir indemnizaciones, sin que luego “se les permitiera volver” a sus casas, una historia que se abordará en ‘La ciudad que nace del fuego’, un capítulo que ha escrito para ‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’, el libro del equipo de EL FARADIO cuyo proceso de revisión se ultima ya en la editorial Libros.com.

En cambio, especifica Olga Agüero, “quienes consiguen subastas con apariencia de legalidad, pero bastante amañadas, son siempre las mismas familias, las que luego hemos conocido como las tradicionales, las llamadas STV”.

“La mayoría forjan su patrimonio en esa desgracia”, en un proceso no exento de anécdotas como el misterioso cambio de apellido y posición social de un albañil de la posguerra que acabó siendo propietario de miles de metros cuadrados en el centro de Santander.
Un área en el que se produjo un intenso proceso de especulación: por ejemplo, en Calvo Sotelo el metro cuadrado pasó de costar 400 a 7.000 euros tras sucesivos procesos de compra y venta entre estos nuevos propietarios.

LOS ECOS DE AMPARO

Si esto va de voces que rompen el silencio, lo cierto es que el eco de Amparo llegó a muchos sitios:

Ruta por la senda costera para presentar ‘Expulsados’

Desde Cueto, Santiago Sierra, hace unos años en la Asamblea en Defensa de la Senda Costera, hoy en la antaño inmovilista Asociación de Vecinos, explicaba en EL FARADIO DE LA MAÑANA que “el concepto de participación en la ciudad cambia con Amparo Pérez” porque hizo ver que a la hora de “hacer ciudad” había que “escuchar y participar”.

“Se abrió un espacio nuevo de opinión de los ciudadanos, organizados al margen de las estructuras tradicionales para defender lo suyo y lo que hay que mejorar para hacer ciudad”, explicaba.

Y repasa los numerosos momentos en que a partir de entonces hubo vecinos de Cueto, santanderinos, que alzaron la voz: desde la senda costera (con un año desde que se presentaron las alegaciones) hasta los recibos del IBI y el catastro, pasando por, ahora mismo, el criticadísimo MetroTus.

Cartel en el parque de La Marga

Desde Castilla Hermida, Juanjo de la Torre, ahora en la asociación de vecinos ‘Los Arenales’ (otro de esos sitios en los que han acabado ganando espacio los santanderinos con un perfil más crítico) contaba como para él y su compromiso “personalmente lo fue todo”.

Según contaba en la tertulia de EL FARADIO DE LA MAÑANA, llevaba años trabajando o de voluntario, pero “separado de los focos” y “al margen de estas cosas”.

Pero cuando sucedió lo de Amparo, y después otras situaciones como la de El Pilón el Prado San Roque le empezaron a hacer sentir un “malestar”. Y a reflexionar sobre lo que sucede “cuando dejas la política en manos de políticos”, por lo que “hay que controlarlos”.

“A nosotros nos tocó en casa, cuando nos quisieron cortar los árboles –en las obras de reforma del parque de La Marga, que desataron un movimiento vecinal crítico–. “Empezamos ahí y ella sigue siendo una referencia, es la abuela de todos”, subrayaba.

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