«Somos Santander»: Las 13 líneas críticas del MetroTus

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No tantas veces hemos visto una manifestación masiva en Santander por un tema estrictamente local. Por temas nacionales, globales, muchas. Por temas locales recordamos (pocos) manifestantes por el Cabildo en los años pre-derrumbe, algunos más por la carbonilla en Castilla-Hermida, y un pico importante (que se ha revelado clave para entender lo que está pasando) con Amparo Pérez, La Marga o la senda costera. En ninguna de ellas hubo miles de personas, ni siquiera más de mil. Es decir: está pasando algo.

Santanderinos frente al Ayuntamiento en la manifestación contra el MetroTus

1) El MetroTus se ha convertido en una causa transversal que por su carácter tan cotidiano ha hecho que se sientan perjudicados taxistas, comerciantes, trabajadores, universitarios, personas mayores, señoras de Santander.

 Han creado un problema, y eso es lo peor que se le puede achacar a un político.

a. Los perjuicios no afectan sólo a sus usuarios directos: ha alterado el resto de rutas, saturadas, por no hablar de que el desembolso económico lo pagamos todos.

b. Y ha conectado otros discursos: el del aislamiento de la periferia, el de la movilidad sostenible, incluso las diferencias sociales representadas en el lujo del intercambiador del Sardinero vs la sobriedad del de Valdecilla, la falta de representatividad vecinal, la vieja política de la improvisación y la infografía, la privatización, la participación ciudadana….

2) La periferia ha reclamado su sitio en la ciudad, y no es un sitio pequeño. Resulta que el discurso público y las políticas municipales han priorizado unas zonas, el centro y el Sardinero, con menos población que las perjudicadas por el MetroTus: Peña Castillo, Cueto, Nueva Montaña… Convertir el centro en un sitio difícil para vivir ha hecho que los expulsados a la periferia sean más que los habitantes del centro.

a. Derivado: Esa ciudad es consecuencia de sus políticas. Pensar que la pérdida de población joven implicaba una pérdida de población con espíritu crítico suponía obviar la capacidad reivindicativa de quienes ya no tienen nada que perder, los más mayores.

3) El MetroTus está evidenciando la poca capacidad de escucha del Ayuntamiento: los vecinos piden la retirada, ellos insisten en mejoras puntuales. Ni una voz pide eso. Todos piden marcha atrás. Y ni siquiera eso les va a valer.

4) La crisis del MetroTus ha desautorizado al movimiento vecinal más clásico y tradicional, cuyos dirigentes han actuado en contra de los mandatos y necesidades de sus vecinos. Hoy resulta todavía más difícil acudir a una reunión con tus vecinos y luego plantear en público algo en contra de sus demandas.

5) El MetroTus ha roto un tabú, el del miedo a protestar masivamente contra el poder local. Coincide en un momento en que ese poder es menos poder (pérdida de la mayoría absoluta, y desautorizado por simbólicas derrotas como la anulación del PGOU o las sentencias que perdió contra un joven abogado santanderino por la plusvalía) y en el que hay menos capacidad de control sobre los ciudadanos. Una vez roto ese tabú, se va a generar un efecto acumulativo: en los últimos meses hemos visto a bomberos o taxistas indignados en la propia sede consistorial

Personas mayores protestando contra el MetroTus

6) El PP ha dejado de conocer la ciudad en la que vive: actúa como si fuera una gran ciudad, como si se les quedara pequeña. No ha captado los nuevos liderazgos sociales y vecinales. De una forma extraña, combina su deseo de que Santander sea una megaurbe con un trato vecinal clientelista propio de sociedades pequeñas. Olvida el orgullo que tienen los santanderinos por su ciudad, tratando de hacerla parecer a otra cosa más grande (ha llamado Metro a un autobús, ha puesto carteles con andenes en una marquesina). Piensa que la menor proporción de gente joven se traduce en una mediana edad y mayores más conformistas, y no es así. Ni siquiera tiene claras las prioridades: luz y transporte, seguridad y comodidad, han quedado tapadas por proyectos que no demandaba nadie. Ante su mayor crisis de gestión en los últimos años, no es capaz de alterar su agenda para reunirse con quienes han canalizado el descontento vecinal por las molestias.

7) Ni siquiera están siendo buenos estrategas: silenciar a los presidentes de las asociaciones afines no ha conseguido aplacar a los vecinos de los barrios, y no les ha quedado más remedio que aceptar la legitimidad del frente común. Su “divide y vencerás” ha fracasado. Han variado de discurso, desde un “no han entendido el modelo” hasta un intento de culpar a la UC. Siguen creyendo que aplacar a una asociación es contentar a todo un barrio. Y los toros ya no son suficiente.

8) Hay nuevos liderazgos de ciudad y nuevas formas de participar. Mientras que el modelo clásico insistía en tratar a la ciudad barrio a barrio, los nuevos movimientos se relacionan entre sí: La Marga y la senda, la senda y el Prado San Roque, ensayos de una conectividad que enlaza ahora Cueto y Castilla-Hermida y los lleva a trabajar junto al Consejo de Estudiantes o la más clásica FECAV. Sólo importa el objetivo común.

9) Junto a los nuevos liderazgos, hay nuevas formas de expresarse: las redes sociales permiten que los protagonistas cuenten su propia historia, y hay nuevos medios de comunicación que hacen de contrapeso al relato hegemónico. Herramientas tan básicas como Whatsapp están acelerando la relación y contacto entre los agentes críticos de la ciudad. La desconexión de causas ya no es posible.

10) “Somos Santander”: un grito que se escuchó en el Ayuntamiento. En el plano del discurso, siempre parecía que Santander se correspondía con una única visión. Pero esto se acabó: los números dicen que hay más usuarios del MetroTus que socios de clubes elitistas. Y nadie le puede negar la condición de santanderino a un movimiento que tiene entre sus filas al autor de la popular y nostálgica habanera Santander, la marinera, himno oficioso de la ciudad.

11) Caldo de cultivo de la acumulación de marrones: son muchas ya. La Web turística, el incendio en el MAS, el derrumbe de Sol, las contrataciones de Santurban. Y uno muy pegado a la calle, la nueva (y escasa) iluminación, que habla de una sensación de inseguridad.

Ese caldo de cultivo incluye comportamientos que ya no pueden ser achacables a la mera mala suerte sino que entran ya en cuestiones éticas: a los menos mediáticos de las puertas giratorias,  la tendencia a que ninguna constructora pague por retrasos en obras porque el Ayuntamiento siempre encuentra un motivo para que no sea culpa de ellas o las reiteradas adjudicaciones sin concurso del asfaltado se suman el apoyo en tránsfugas para gobernar, el tema del currículum o la doble velocidad en las licencias. Santander tiene el récord de un caso de corrupción confeso, demostrado y juzgado.

12) Y el PP no tiene a quien culpar de todos estos asuntos: es la única opción que ha gobernado Santander en democracia, lo que hace que suenen más cómicas sus airadas reacciones a las críticas de la oposición o los intentos de centrar la descalificación de la crítica al MetroTus en personas concretas .¿De verdad tenemos que creernos que una única persona ha movilizado a cinco mil en toda la ciudad? Entonces, ¿cómo es que no gobierna ya esa única persona todopoderosa? La sugerencia de que estén todos politizados supone o bien una falta de respeto a los motivos individuales que han llevado a cada uno a salir de casa a protestas o la admisión de que se está perdiendo la mayoría social. Las dos respuestas no son excluyentes.

13) De fondo de esta crisis del MetroTus, hay un problema de falta de modelo de ciudad, Santander se debate entre ser una ciudad grande o una pequeña, pero en el camino coge lo peor de cada cosa. Ha elegido los transbordos de una ciudad grande, pero no la intermodalidad de medios de transportes; y ha desechado la comodidad de un sitio pequeño, pero ha conservado el clientelismo.

El PP parece haber cogido una línea circular, y todos sabemos que esas no llegan a ninguna parte.

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3 Comentarios

  • JOSE MEDIAVILLLA
    18 de marzo de 2018

    Felicidades por el artículo.Un gran análisis.Da gusto comprobar que en este nuestro Santander sigue habiendo mentes lúcidas.
    Mis felicitaciones

  • Ricardo Mora Gao
    18 de marzo de 2018

    Justo en la diana. Enhorabuena,felicitaciones un excelente trabajo

  • Jesús A. Molinero
    18 de marzo de 2018

    Un análisis muy acertado, la ciudadanía de Santander está empezando a querer ser responsable del futuro de su ciudad. Eliminando clientelismo y caciquismo decimonónicos.
    Aún queda mucho por andar, pero los primeros pasos ya se han dado.ñ

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