Servicio público no apto para todos los públicos

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Imagina que has salido de fiesta con un grupo de gente. Son casi las dos de la madrugada y la noche está en su mejor momento. Lo estás dando todo. Dominas la pista de baile y atraes la mirada cómplice y pícara de alguien con quien te gustaría desayunar dentro de unas cuantas horas. De repente, una llamada telefónica inoportuna entra en escena.

—Oye… ¿tú no habías dejado el coche al lado del restaurante donde hemos cenado?
—Sí… ¿Por qué?
—No está.

En ese momento tus planes se vienen abajo y te acercas todo lo rápido que puedes al vacío donde debería estar tu coche. En su lugar, una pegatina triangular de color fluorescente llama tu atención. En ella están anotados el número de tu matrícula y el del depósito donde está tu vehículo.

Taxi adaptado a personas con discapacidad

Puede que el final de esta velada te resulte previsible. Buscar un taxi, abonar la retirada del coche del depósito y volver a tu casa sin vistas a que haya un desayuno en compañía. Para mí, esa noche de diciembre del año 2006 no había hecho más que empezar.

Lo que ocurrió hasta que pude llegar a casa 3 horas más tarde fue muy rocambolesco y da para un relato de 10 páginas, pero quizá lo más sorprendente para ti sea que no pude coger un taxi que me llevara al depósito de vehículos. ¿La razón? Ninguna de las compañías a las que llamé en aquel entonces ofrecían servicio de taxi adaptado más allá de las 10 de la noche si no se había concertado previamente. Así. Como lo lees. “Servicio público” no apto para todos los públicos. Y en Barcelona.

Con toda la movida que está habiendo estos últimos días con las cuotas de las licencias VTC me ha dado por preguntarme: ¿Estará regulada la cuota de taxis adaptados para personas con movilidad reducida? Y resulta que sí. Mediante el Real Decreto 1544/2007 de 23 de noviembre. En el punto 1 de su artículo 8 se especifica que “los ayuntamientos promoverán que al menos un 5 por ciento, o fracción, de las licencias de taxi correspondan a vehículos adaptados” y que “si no se cubre el citado porcentaje, los ayuntamientos exigirán a las últimas licencias que se concedan que su autotaxi sea accesible.”.

La segunda pregunta es obvia: ¿se cumple este porcentaje? Y la respuesta, para quienes vivimos este día a día, también es obvia: NO. Esta condición debería ser de obligado cumplimiento desde diciembre del año pasado y, según un estudio realizado por la Fundación ONCE y CERMI, todavía estamos muy lejos de cumplirla ya que, a noviembre de 2017, el 63% de las ciudades españolas con más de 50.000 habitantes incumplen la cuota de taxis accesibles. Ciudades como Barcelona y Madrid no llegan a una cuota del 2% de este servicio.

En nuestra comunidad, recibimos una de cal y otra de arena. En Santander se cumple ese porcentaje, mientras que Torrelavega es una de las poblaciones de más de 50.000 habitantes que no dispone de ninguna licencia de taxi adaptado. Algo que también ocurre en Laredo. Que ya… que “solo” tenemos 11.000 habitantes, pero es que la cosa tiene su miga.

Como ya dije en su día, aquí no tenemos servicio de autobús accesible que nos permita salir de Laredo. Tampoco tenemos tren (ni adaptado ni sin adaptar). Desde el año 2012 se está intentando adjudicar una licencia de taxi adaptado, pero no hay manera. Las últimas trabas encontradas son los recursos presentados por los propios taxistas de Laredo y la Federación Cántabra del Taxi. Según el acta del pleno municipal, una de las razones de la federación es que «no se ha hecho un estudio de la necesidad de un taxi adaptado a Laredo». Como si el hecho de no poder salir del pueblo necesitara de un estudio que refuerce el argumento.

Los hay que tienen medidas de presión muy efectivas para que se visualice su problema y tener un gran altavoz para reivindicar el cumplimiento de sus cuotas. A otros se nos niega un servicio público para poder desplazarnos y reivindicar las nuestras. A saber… quizá algún día vea por aquí servicios como Cabify Access y Uber Access. Mientras llega esperaré sentado, obviamente.

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