Es mi Bahía

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¿Recordáis que estabais haciendo el pasado 26 de septiembre? Era miércoles, entre semana, había comenzado el curso y posiblemente los chavales ya estarían con las extraescolares, pero hacía bueno, es muy probable que estuvierais en la calle porque en el fondo era veranillo de San Miguel y le habíamos arañado unos días al verano.

Santander bajo la mirada de la pintora cántabra Gloria Torner

Ese día el barco Bahri volvía a Santander, y enseguida descubrimos que no fue una más de sus, por desgracia, cada vez más habituales visitas. Porque ese día el Puerto suma su propia opacidad a la de la compañía saudí, y ocultó en su Web que venía. Mirando el mar desde la terraza de Arco nos confirmaron que Bahri había reservado más espacio de lo normal. No era para menos: al final del día averiguamos que había cuadriplicado su carga respecto a su anterior visita. Fueron 40 contenedores con granadas y distintos armamento.

Colectivos como Pasaje Seguro en Cantabria o La Guerra Empieza Aquí ya habían avisado de que estos barcos acaban su destino en Arabia Saudí, y que Arabia Saudí mantiene una guerra con Yemen que está causando miles de muertos y refugiados. Los mismos refugiados que luego no queremos y que algunos hasta llaman terroristas.

ONGs como Green Peace o Amnistía Internacional vienen advirtiendo también de que esos traficos vulneran la ley, simple y llanamente. Las normas internacionales, de la ONU, de la Unión Europea, de España, dicen que no se puede vender bombas a países inmersos en guerras en las que se esté atacando a la población civil.

Apenas doce días antes la ministra portavoz del Gobierno se refería a un contrato de bombas que, aseguraba, no creía que fueran a acabar en Yemen y que, en todo caso, no afectarían a la población civil, porque eran de alta precisión.

El pasado 13 de octubre, mientras leíamos en prensa la enésima batalla de banderas en que llevamos instalados desde el último año, un bombardeo de la coalición prosaudí contra rebeldes chiíes en Yemen mató a 17 personas en el puerto de Hodeida, 8 de ellas de la misma familia.  Hodeida es un puerto al que llega la ayuda humanitaria al que es el país más pobre de Oriente Medio.

Pues bien, ahora resulta que todo estos párrafos son escalas de la misma travesía, son trazos de la misma historia: el Bahri hofuf llevó a Arabia Saudí las 400 bombas que efectivamente cumplieron su objetivo con precisión y mataron a 17 personas.

Lo ha confirmado este miércoles a la Cadena Ser el presidente de la Autoridad Portuaria, Jaime González, en una semana gloriosa en la que ha sobredimensionado el problema de los polizones que entran en otro barco, en este caso de una empresa privada, anunciando medidas sobre medidas, control sobre valla, para un asunto que tanto la Policía como la Fiscalía confirman que esta reduciéndose.

Estamos tristes, estamos enfadados, porque se confirma lo que las autoridades negaban: que las armas que se cargan en Santander se acaban cargando gente. Y eso no sólo es inhumano, no sólo es ilegal, sino que ataca directamente al orgullo que todos los santanderinos tenemos por nuestra Bahía, por nuestra ciudad.

Porque es la misma Bahía que los más STV valoran por el deporte de la vela, que se asocia a grandes eventos como la Cutty Sark, como el Mundial de Vela.

Es la misma Bahía que buscan en sus pisos y casas muchos afortunados, a la que nos acaban llevando nuestros paseos, la que buscamos en terrazas y miradores, la que enseñamos a los turistas, a nuestros amigos cuando vienen a visitarnos.

Es una Bahía que ha visto mucha historia: desde los que decidieron instalarse mirando al sur hasta los romanos que llegaron a Portus Victoriae. Ha visto la peste en la Edad Media, los asedios de piratas, el comercio con ultramar, los barcos en los que se iban los emigrantes. La Bahía de Santander ha crecido y se ha reducido, con rellenos que hacían más pequeño todo, y su agua sirvió para apagar el incendio de 1941, nuestra desgracia fundacional.

La cara de la postal que también se ve desde los barrios altos ha sido el escenario de fondo de manifestaciones, de bombardeos, de celebraciones, de huelgas, y de tantas de nuestras conversaciones con amigos, de paseos con nuestras parejas, con nuestras madres, con nuestros hijos.

Por eso, porque atesora tanta historia, porque la pinta Gloria Torner, porque sobre ella escribió Pepe Hierro, porque la llegada del Ferry o de una Regina son parte de nuestro paisaje, porque desde ella vemos las montañas y picos de buena parte de Cantabria, la sentimos como nuestra, nuestra en ese sentido que incluye lo de cada uno y lo de cada todos. Sabemos que estará siempre ahí y su vista nos reconforta. Es de esas cosas que nos dan seguridad en medio del cambio constante.

Pero hoy todo eso da igual porque ahora la estampa de un barco entrando ya no nos puede parecer algo bucólico, sino una amenaza, que puede acabar provocando la muerte de personas normales, familias iguales que las que hacían Yoga en San Martín el pasado 26 de septiembre cuando el Bahri Hofuf entraba por el Puerto. Es nuestra Bahía, y hoy sentimos que nos la habéis robado.

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