Santander: la movilización de la derecha el 26M frente a la abstención de la izquierda

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Mapa de los resultados electorales muncipales elaborado por el equipo de datos de El País

Es normal que el concejal de Urbanismo del PP, Cesar Díaz, llegara resoplando al Santemar al filo de la medianoche del 26M, porque si no hubo un vuelco político histórico en Santander fue por los pelos. 147 votos le faltaron al PRC, el partido que se ha quedado más cerca de su siguiente edil, el que hubiera supuesto su sexto concejal a costa del undécimo del PP.

El alivio en el cuartel general de los populares estaba plenamente justificado, porque no sólo el PRC rozó el larguero del cambio; es que, en una ciudad con un censo de 137.000 y donde votaron casi 90.000 vecinos, Unidas por Santander se quedó a 334 y el PSOE a 1.200.

Avanzado el escrutinio por encima del 80% en la noche electoral, los populares estaban sin posibilidades de sumar con Ciudadanos (Cs) y VOX y, por lo tanto, se habría propiciado un reparto para un cambio de Gobierno histórico en la ciudad.

Pero Gema Igual amarró su undécimo concejal en el último suspiro – concretamente en la parroquia del Sardinero-y mantiene sus opciones de retener la fortaleza electoral del PP, la única capital de provincia que nunca ha cambiado de color político en democracia (aunque también hay una mayoría alternativa al pacto a la andaluza, la del bloque del cambio PRC-PSOE-Cs).

Un análisis pormenorizado de los resultados electorales realizado por EL FARADIO demuestra que el éxito de la campaña de Igual es haber movilizado a su electorado con pocos ingredientes pero potentes: miedo al cambio, “todos contra Gema” y un único proyecto – aunque ahora tengan que pactar tres- frente a una “amalgama” de varios.

Con los datos en la mano, no pueden decir lo mismo sus adversarios, que tras una legislatura desastrosa del PP han recuperado posiciones pero no han dado la estocada definitiva.

Si bien es cierto que en 2015 el PSOE sólo ganó en tres mesas (San Martín del Pino, San Francisco y Barrio Pesquero) por 22 en las que ha sido primera fuerza el 26M, el resultado ha sido (por poco) insuficiente: una abstención por encima de la media en esas secciones del censo han frustrado las expectativas de vuelco político.

La lectura de los datos de las votaciones de Santander lleva a que las mesas en las que se han impuesto los populares tuvieron una participación mucho más alta que aquellas en las que ganaron PSOE o PRC, en su mayoría por encima de la media de abstención.

MÁS PARTICIPACIÓN EN LAS MESAS QUE GANA EL PP

De entrada, la participación, que se presentaba clave para un posible cambio de timón, apenas subió respecto a las elecciones anteriores, con un 64,72%. Apenas medio punto por encima de 2015, en contraste con la subida de casi cinco puntos en las elecciones autonómicas y de 12 en las europeas.

Al mapa electoral de Santander regresa el color azul frente al reparto con el rojo de las elecciones generales del 28 de abril, que ganó el PSOE. Aunque los aspirantes a la Casona han crecido de forma significativa respecto a hace cuatro años e Igual ha bajado (casi 5.000 votos), la candidata del PP ha superado a Casares en 10.600 votos y a Fuentes-Pila en 14.300.

En una ciudad donde había 137.703 electores llamados a las urnas, lo han tenido más cerca que nunca, pero ninguna de estas formaciones ha sabido movilizar en dos frentes: los barrios tradicionalmente obreros y los barrios afectados por medidas tan polémicas como el MetroTUS. En relación a los barrios castigados por el autobús municipal, un buen ejemplo es Cueto, donde convive el pueblo con la expansión urbana en Valdenoja.

En las zonas de rentas más altas la abstención estuvo muy por debajo de la media (35,28%). En todas las mesas de Valdenoja el PP supera el 40% de los votos (frente a su media del 35 en la ciudad) y la abstención baja al 27, el 28, 31 o 32%. Es decir, zona del PP y mayor movilización que la media.

El azul intenso de las zonas donde ha ganado el Partido Popular con una alta participación (más del 70% siempre) se extiende desde el Chiqui hasta el Ayuntamiento, por todo el ‘Santander de postal’.

Por el contrario, la sección más cercana a la senda costera tiene una abstención casi 10 puntos por encima de la media de la ciudad. Y el PP también gana, pero con un 28%, con muy poca diferencia sobre el PSOE.

Lo mismo ocurre en Castilla-Hermida, uno de los barrios más poblados de Santander, donde sólo gana una mesa el PSOE – la manzana entre la calle Rederas y Moscardó-. De nuevo con una abstención superior a la media, mientras que en el resto y según nos adentramos hacia el Frente Marítimo (Antonio López), sube la participación y gana el PP.

MÁS ABSTENCIÓN EN LAS MESAS QUE GANAN PSOE Y PRC

El patrón es constante. De las 28 mesas en las que PSOE (22) o PRC (6) se imponen al PP, sólo cuatro tuvieron una participación por encima de la media.

En una sección entre  Monte y San Román (calles Foramontanos, Resconorio y La Gloria), el PP queda en quinta posición, por detrás de PRC, Ciudadanos, PSOE e incluso Ola Cantabria. Pero la abstención allí se eleva hasta el 45,3%, diez puntos más que la media.

Volviendo a fijar la mirada en el PRC, que a fin de cuentas es el que se quedó más cerca del objetivo, sólo gana en seis mesas de la ciudad – en 2015 no ganó ninguna-, ubicadas en los barrios de Nueva Montaña, Polio, Monte, La Albericia y Cazoña.

Sólo en una, en la Avenida del Deporte (frente al Instituto de La Albericia), tuvo más participación que la media de la ciudad (menos de dos puntos más). En las demás la abstención fue superior o muy superior, llegando al 45, 46 y casi el 48% en la frontera de Cazoña con el Alisal.

Por su parte, el PSOE se impone al PP en 21 mesas. En distintos puntos de Peñacastillo, en San Martín del Pino, en el Barrio del Carmen; en Cajo (en La Renfe, Sixto Obrador, San Ramón); en el Grupo Velarde, en la Peña del Cuervo; en una manzana de Castilla-Hermida, en el Barrio Pesquero; en las laderas norte y sur de General Dávila: en Pronillo, los grupos San Francisco, San Luis; Prado San Roque,  Polio y Fernando de los Ríos (zona universidades).

Y en dos islas rojas, una en el centro, en el Barrio del Buen Vivir (entre Gravina y Cisneros) y otra en El Sardinero, en la Bajada de la Encina. Bien, pues sólo en tres mesas, una en el Sector 4 de Peñacastillo y otras dos en Fernando de los Ríos, sube la participación por encima de la media.

Sin duda, con una participación más cercana a la media en todos estos barrios suavemente coloreados de rojo y verde, hoy ya sería una realidad el cambio político en Santander.

En campaña electoral, Raúl Gil dedicó un indiepolitik a las posibilidades de cambio en Santander. Dijo que hacía falta una participación más alta que hace cuatro años. Seguramente tenía razón.

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