¿Qué tienen en común Nestor Martin (Ecomasa) y Sniace?

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Nestor Martin se encuentra en Maliaño. Sniace, en Torrelavega. La primera se dedica a la fábrica de estufas, la segunda ha pasado por el negocio de la celulosa y la fibra, y también han probado suerte en el negocio energético ante las buenas primas que prometía el concurso eólico.

Nestor Martin (Ecomasa) se inició en 2012, contando con 87 de los 171 despedidos de Teka. Vino de Bélgica con dos socios españoles, Ángel Lavín y Andrés de León, y auspiciado por el Gobierno de Cantabria. Actualmente ese ‘intercambio’ de indemnizaciones y de ayudas públicas se encuentra en los juzgados.

Por su parte, Sniace se asentó en la región en 1939, recién acabada la Guerra Civil e instaurada la dictadura, motivo por el cual muchos aún hoy en día la consideran un proyecto del Régimen. La fábrica ha superado varias crisis, la peor desde 2013 que, desde julio de 2014, la ha llevado al cierre, y se ha modernizado y adaptado a los nuevos tiempos a lo largo de su historia. Ahora se encuentra en medio de un concurso de acreedores y busca una ampliación de capital para reabrir.

A simple vista no tienen nada en común, pero cuando trabajadores de ambas empresas se unen, coinciden en apuntar varias similitudes. Así ocurrió el pasado jueves durante una charla en el centro obrero Bertolt Brecht, en la que hablaron Mario, ex trabajador y miembro del Comité de Empresa de Sniace y Joserra, que ocupó el mismo cargo en Nestor Martin.

LA CULPABLE PRINCIPAL: LA MALA GESTIÓN

La primera cosa que ambos coinciden es que las dos empresas, cada una en su mercado, tenían viabilidad y competitividad. ¿Por qué el fracaso, entonces? Ambos lo achacan a la mala gestión.

El Comité de Empresa de Néstor Martin.

El Comité de Empresa de Néstor Martin.

«Nosotros siempre hemos dicho que el Consejo de Administración, el Presidente, apostaron por otro tipo de negocio que no era el tradicional de la fábrica», asegura Mario desde Sniace, que considera un error haber apartado el negocio que funcionaba, que era el de la celulosa y la fibra, para «apostar» por el negocio energético.

«Entonces todo se ha ido al traste», concluye, insistiendo que «una vez que esos proyectos que tenían se han ido a la mierda con el tema de la reforma energética,» al no recibir las primas que se prometían con el concurso eólico, el final lógico era un cierre al haber dejado a la compañía sin condiciones de sustentar a toda la plantilla.

Sin embargo, considera que el mercado sigue estando disponible para Sniace, y que si la fábrica consiguiera susperar el concurso de acreedores y conseguir la ampliación de capital, podría ser viable y volver a abrir. «Pero con los procesos tradicionales, la celulosa y la fibra, que es lo que sabemos hacer».

En Nestor Martin, el mercado de las estufas también era viable, asegura Joserra. «En lo que hemos producido y hemos trabajado las cuentas salían. Hay un plan de viabilidad, que al final ha sido papel mojado, pero que reflejaba que tiene viabilidad». «En el mercado hay pocas empresas que trabajen nuestro material en España», insiste.

En su opinión, han sido las deudas con el Gobierno de Cantabria, por los intereses de los más de 18 millones de euros de financiación que a su vez fueron «dispersados» por los gestores en ciertas inversiones que fueron garrafales. «Tanto en la distribuidora en Francia, que cerró al mes de haber invertido 5 millones y cuyos dirigentes están en la cárcel», como «el dinero que se desvió hacia Bélgica para el cierre de nuestra matriz», revela.

Estas inversiones, y no la ausencia de mercado, fueron las que llevaron a una pérdida total de financiación, que no llegaba ni para comprar los mínimos materiales necesarios para poder trabajar, y que ha eliminado su capacidad productiva.

VÍCTIMAS DE INTERESES POLÍTICOS

También en ambos casos, los trabajadores se sienten víctimas de intereses políticos de los diferentes partidos políticos que se han turnado en el Gobierno de Cantabria. Durante la charla ambos coincidieron en la gran influencia que los partidos han tenido en situación, lo que era sobradamente conocido por parte de Nestor Martin.

En opinión de Joserra, el Gobierno de Diego actuó en su caso «para colgarse una medalla», aprovechando que el deseo de los trabajadores era «trabajar, cotizar y salir adelante», y no «que nos paguen una indemnización» tras sus despidos en Teka. Y es por eso que involucró «a sus amigos», que «lo hicieron tan mal que acabaron siendo un grano en el culo» del ex presidente, que trató de quitarse a tiempo para las elecciones.»Nos dio un dinero suficiente para mantener la producción hasta justo después de las elecciones para que no le afectara a él personalmente, y acto seguido cerró la empresa», recuerda.

El Comité de Empresa de Sniace reunido con Nacho Diego.

El Comité de Empresa de Sniace reunido con Nacho Diego.

Sobre el nuevo Gobierno, Joserra cree que «podía haber hecho más», aunque la verdadera actuación se conocerá el día 14, cuando se liquidará totalmente la fábrica. En cuestión política, Joserra cree que «podría haberse buscado la vía de la colectivización, montar una cooperativa», aunque dice que no tiene «nada que reprochar» por la actuación del Ejecutivo en los Juzgados.

En cuanto a Sniace, es una tema que también ha adquirido tintes políticos pero sorprende más la afirmación de Mario de que «lo que siempre le ha interesado al Gobierno de Nacho Diego es el cierre». En su opinión, esto se debe a que «una supuesta liquidación es muy golosa», pues la fábrica de celulosa «en cuanto arranque la primera máquina es una producción que tiene vendida», y cree que confiaban en «supuestos inversores que supuestamente podrían aparecer de la mano de Nacho Diego», como ocurrió en Nestor Martin tras la los despidos de Teka.

Su única petición a los diferentes partidos es «que no pongan palos, que dejen al Comité, a los que realmente queremos trabajar y nos dejen tranquilos».

DERECHOS LABORALES REDUCIDOS

Otra coincidencia más, y es que ambos denuncian haber retrocedido en derechos laborales a raíz de las negociaciones para mantener sus puestos de trabajo. En Sniace confían en recuperar la fábrica y que, con jubilaciones e indemnizaciones, no haya despidos traumáticos. Aun así, Mario insiste en que «los que vamos a volver a entrar, entramos con unos derechos que se han retrotraído 15 años. Pero seguimos trabajando y cotizando», se consuela.

Los derechos laborales de los trabajadores de Ecomasa ya se vieron recortados por la crisis de Teka, y posteriormente, al cambiar de empresa, aceptaron unas condiciones peores a las que tenían, y que entendieron «porque era era la situación de crisis». «Nuestro derechos se retrotraían 20 ó 30 años, pero se daba por bienvenida para mantener el puesto de trabajo. En nuestro caso no nos ha quedado ni siquiera ese puesto», se lamenta Joserra.

LUCHAS DE LOS TRABAJADORES

Las luchas sindicales han sido muy protagonistas en ambos casos. En el caso de Sniace, donde el arraigo sindicalista llega hasta el 90% de los trabajadores, Mario cree que «es fuerte», y que «salvando el sindicato USO, que representa a una minoría de los trabajadores, y que desde 2013 nos abandonó, nosotros hemos intentando seguir luchando, el Sindicato Unitario, CCOO y UGT».

En cuanto a Nestor Martin, Joserra no critica la actuación sindical, pues cree que tanto UGT, CCOO como C-SIF «han hecho lo correcto». Pero sí cree que «se ha pecado de inocencia, de candidez» en el control de la gestión de la empresa. «Creo que hubo un pequeño o no tan pequeño error en la negociación, por el comité de Teka. Con esa inversión tendría que haber presionado para que una parte de las acciones fueran a los trabajadores, con el compromiso de un miembro en el Consejo de Administración. De ese modo, ese dinero pudiera haber estado mimado por el representante que controlara la gestión», se lamenta.

Un ejercicio de control que tampoco llevó a cabo el Gobierno para vigilar qué se hacía con los 18 millones de dinero público que aportó.

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