Es la Semana de la Champions de las empresas públicas. Con un gran finalista, SODERCAN, después de ver toda la información que ha aflorado en el informe de intervención del Gobierno de Cantabria.

De nuevo, descontrol, falta de justificación, adjudicaciones a dedo, contratos fraccionados.
Y de nuevo empresas beneficiadas: Banco Santander, Fraile y Blanco, Garayar, el vicepresidente de Repsol, Apia XXI, Helium…

Se juega la gran final

Pero en una final juegan dos, el otro que llegó, lo teníamos por ahí, es MARE: con otros beneficiados de la gestión irregular.

MARE, del PP, SODERCAN del PSOE.

Y mientras, ellos discuten por quien lo hace peor, se defienden cuando toca defender con el argumento del montaje político o cargan contra un árbitro que estaban acostumbrados a que fueran suyos, los medios de comunicación que lo publican o  en este caso, Podemos, que ha liberado la información.

Juegan sucio con esos argumentos de juego subterráneo y luego levantan las manos, dicen que no nos han tocado, como los jugadores más cancheros en las finales.

Y mientras ellos dicen que todo va bien, que circulemos, que aquí no hay nada que ver, que nadie dimite… nosotros estamos pagando unas entradas carísimas por un juego más bien aburrido y sin emoción.

Es el catenaccio, las empresas públicas a la defensiva, que es algo estructural. Porque lejos de esa pelea de siglas que sólo interesa a los que miden el tiempo en campañas pero que no nos va a nada a los que pensamos en cuadrar principios y finales de mes o trimestres, que lo que detectamos es que este partido siempre es el mismo y a lo mejor empieza a ser cosa del campo, de las normas, empezamos a pensar que el mal funcionamiento del sector público es algo estructural.

Y eso es lo que tienen que mirar. Que son empresas gestionadas con el dinero de todos, donde no se hacen las cosas bien, y en esa gigantesca tangana, entre el ruido de los silbidos y las bengalas, lo que pasa es que hay gente que aprovecha para colarse en el estadio, porque cuando las cosas se hacen mal sucede que eso acaba beneficiando a unos pocos y perjudicando a todos los demás.

Y luego hay otra liga, la del fútbol humilde, que afortunadamente va ganando posiciones.

Porque a veces pasa. Que gente en el lugar adecuado, con los conocimientos necesarios, hace lo correcto. Y si esa gente coincide con otros, cada uno en su lugar, entonces se producen cambios.

Pasó en Cantabria con gente como Yves Díaz de Villegas, gracias a quien conocimos cómo funcionaba CEOE y que abrió un pasillo por el que han desfilado la gente del mundo del fútbol o la vela o de todo tipo de organizaciones profesionales.

Pasó en Liberbank, donde la mezcla de la plataforma de las preferentes, una generación de abogados y un juez, Sánchez Gall, sensible al asunto, hizo que las preferentes dejaran de ser una pesadilla para los estafados y acabara siéndolo para la antes todopoderosa Caja Cantabria.

Pasó con el fracking, está pasando con la energía.

Está pasando entre un funcionariado que ha encontrado un clima en el que hay menos miedo a plasmar por escrito las irregularidades que ven en la administración, o entre empleados y gente de empresas públicas que se hartan de los partidos y se esfuerzan en que todo esto al menos se conozca.

El equipo, esta alineación, sigue con el final de la cadena, unos medios de comunicación que le damos bola a un deporte minoritario como la lucha por la decencia pública, y una democracia saneada.

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En este caso nosotros, que es como decir vosotros, los que escucháis, leéis, y en especial los que sois socios, de este club de periodismo, porque todo esto que está pasando en el fondo lo estáis contando, lo estáis escribiendo vosotros.

Y ese partido, el de los de siempre contra lo nuevo, el de la gente que se beneficia de lo irregular y la gente que hace lo correcto empieza a estar muy igualado. Se pone emocionante la gran final. Queremos verla y compartirla con amigos, sufriendo hasta el final de esa forma tan ilusionante como dura en la que sólo se sufre cuando sabes que hay opciones.

Y eso, mal que les pese a algunos, es un cambio:  porque gracias a este juego en equipo, en el que apenas acabamos de empezar a entrenar, sabemos más cosas. Que no es poco. Saber como funciona esto es el paso principal para tomar decisiones. No podemos jugar al fútbol si todavía no entendemos lo que es un fuera de juego.