A la huelga en la enseñanza el día 9 de marzo

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|| Jesús Puente. Profesor de Instituto y miembro de CCOO de la marea verde. 

Sobran motivos para seguir la convocatoria de huelga en la enseñanza pública el próximo 9 de marzo.

El primero de ellos es la propia naturaleza de la convocatoria. Una llamada unitaria a la comunidad educativa (trabajadores, estudiantes, y familias), hecha  por las plataformas estatal y regional de defensa de la enseñanza pública. Esta plataforma agrupa a la asociación de padres y madres del alumnado de la pública, la CEAPA; los sindicatos con mayor representatividad,  CCOO, UGT y los STE,s; y las organizaciones estudiantiles (de universidad y secundaria), más importantes.

Este jueves la comunidad educativa está llamada a otra huelga por la paralización institucional para dar soluciones al sector.

Este jueves la comunidad educativa está llamada a otra huelga por la paralización institucional para dar soluciones al sector.

Tal convocatoria expresa el frente común que fue capaz de cristalizar en la marea verde, capaz de poner manifiesto el gran rechazo social a las políticas educativas privatizadoras, segregadoras y de recortes del PP, de las que la LOMCE es su peor exponente.

Recuperar la unidad común de objetivos y de acción, plasmarla en una movilización general de estas características, es la única manera de frenar la aplicación de la LOMCE primero, y de evitar su posible blanqueo  tras la apariencia de un pacto descafeinado después.

Si alguien piensa que la suspensión de las revalidas, o la recuperación a plazos de la paga extraordinaria robada, son producto de la buena voluntad del PP, debe hacérselo mirar. Reducir el alcance de la ley educativa más tóxica desde el franquismo, ha sido producto de la movilización social general, no solo educativa. Conseguir que el PP haya quedado en minoría parlamentaria y se vea obligado a suspender algunos aspectos de la LOMCE, es fruto del deterioro electoral causado por la gran oposición a sus políticas austericidas y de reducción de las libertades, dentro de esa oposición nadie niega la importancia de las movilizaciones contra sus políticas educativas.

Conseguir que estos días se debata en el Congreso de los Diputados, en serio y de cara a la sociedad, la gran cantidad de problemas que arrastra nuestro sistema educativo, solo será posible si la marea verde se vuelve a hacer presente en los centros escolares y en las calles de toda España. Asuntos como la importancia de revertir recortes, de reducir ratios, y de terminar con la precariedad en las plantillas, no pueden eternizarse tras declaraciones de intenciones sin contenido real. Necesidades básicas como la  de incrementar la inversión educativa,  o la de situar  definitivamente a la red pública como el eje vertebrador y organizador  de la enseñanza en nuestro país, deben discutirse no solo en el parlamento, deben hacerlo en la plaza pública, con el protagonismo de trabajador@s, estudiantes y familias.

El riesgo de que el señuelo de un “pacto” educativo sin contenidos eternice rifirrafes sin contenido real, provocando desmovilización y abriendo camino a la implantación de la LOMCE limando alguna de sus aristas más provocadoras es un riesgo real. En realidad esa es la estrategia del PP y Ciudadanos, la LOMCE marca en el campo educativo el programa máximo neoliberal que so capa de la crisis el PP ha intentado imponer por las bravas, y que ahora se intenta reconducir bajo el manto de un “pacto” educativo.

Para conseguir un pacto y una política educativa, expresión y reivindicación de la mayoría social movilizada estos años en la marea verde, se necesita que junto al debate parlamentario, se produzcan el debate y la movilización social. Para conseguir parar la LOMCE hay que seguir presionando e informando, hay que poner de manifiesto en los centros y con las familias los daños que esta causa, y las alternativas que existen para combatirla.

Tal y como ha dicho en la subcomisión parlamentaria sobre educación en representación de la marea verde de Madrid  Agustín Moreno: “Quizá la única manera de superar las dificultades para alcanzar un acuerdo educativo sea fijar los principios y finalidades básicas que debe tener la educación. Y establecer un proceso participativo de todos los agentes implicados: comunidad educativa (familias, alumnado y profesorado), partidos políticos, sindicatos, entidades y expertos, mareas, etc”. Pero conseguir eso no se hará sin organización y movilización detrás.

La huelga del 9 de marzo puede ser un buen paso en esa dirección.

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