El Concejo Abierto de Santander, formado por varios colectivos vecinales, ha realizado una nueva crítica sobre el actual estado de la senda costera.

En un momento en que el proyecto de la senda se encuentra de nuevo en tramitación, desde el Concejo Abierto han querido poner el foco en aquellas cuestiones que continúan fallando en el norte litoral de la capital.

Parte de la senda costera del norte de la ciudad.

En su nueva crítica, más irónica, han aprovechado la celebración de las fiestas de la Semana Grande de Santander para proponer una actividad lúdica alternativa: la celebración de una «Marcha Trivial».

De este modo, pretenden señalar los errores y deficiencias del proyecto de la senda, reclamando de nuevo la reversión de las obras y la depuración de las responsabilidades, entre las que se encuentra la devolución del gasto de más de un millón de euros que supuso para las arcas públicas este proyecto fallido, que en su momento se adjudicó a la empresa Dragados (y de cuya liquidación ya costó más de 635.000 euros).

Para ello proponen un recorrido completo de la senda partiendo del Faro de Cabo Mayor o desde el Meteorológico hasta el bocal y/o La Maruca. Durante el recorrido plantean que podría realizarse una serie de preguntas cuyo premio sería el galardón “quebarbaridadloquequerianhaceraquí”, que sería permanente y válido hasta la reversión de todo lo que queda de la funesta obra que dañó territorio y paisaje en tal lugar.

Aunque el «premio gordo», como ellos le denominan, sería la reversión de esta obra que se inició en 2014 y que actualmente se encuentra en fase de aprobación de un nuevo proyecto, tan criticado como el anterior.

Entre los pasajes afectados que el concejo abierto quiere poner en el foco está el antiguo Puente del Diablo que se derrumbó en una tormenta y que los vecinos criticaron que no había sido debidamente conservado.

Junto a él se pusieron una serie de palos como aviso de peligro que consideran una medida inútil y cuyo coste se ha preguntado en numerosas ocasiones.

Igualmente criticado fue el mirador colocado junto al campo de fútbol que se considero inútil y perjudicial para las fiestas de la zona; así como los diversos postes que acompañaban el camino de la senda durante 2 km, y que los vecinos consideraban peligrosos pues no eran suficientemente altos como para que se vislumbraron en caso de que la hierba creciera un poco. Particularmente, se apuntó a que esto supusiera un peligro especial para los ciclistas.

Otra zona que supuso una gran polémica fue la del Panteón del Inglés, cuyo suelo se rellenó para que quedará más uniforme, afectando así a la erosión del suelo.

UN CRITICADO PROYECTO QUE CAE EN LOS MISMOS ERRORES

El debate sobre la senda costera ha estado marcado en todo momento por la demanda vecinal de participación en el diseño de un paisaje que siempre han sentido muy suyo y que resultó agredido.

Tras el fiasco de las obras excesivas sin supervisar desde las instituciones y paralizadas por la presión vecinal de la primera versión, este año se ha presentado un nuevo proyecto que no incluye aportaciones externas.

El recorrido propuesto no se corresponde con el de la senda natural, desviado, según han denunciado en varias ocasiones, de un modo que permitía reubicar los terrenos haciendo hueco a un campo de golf contemplado en el proyecto del Parque Litoral Norte.

Tras la anulación del Plan General de Santander por parte del Tribunal Supremo, el Parque Litoral Norte es uno de los apartados más afectados por la ausencia de plan. La mayor parte de sus fincas, que habían pasado a considerarse urbanizables, volvieron a la calificación de rústico afectando con ello al IBI y al catastro.

Sin embargo, con la presentación del nuevo proyecto a principios de este año todo parece indicar que el Ayuntamiento y la Demarcación de Costas pretenden volver a caer en los mismos errores que llevaron a los vecinos a ponerse delante de las máquinas para paralizar las obras.