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||por JESÚS PUENTE, miembro de PASAJE SEGURO y LIBRES||

En estos días, y aunque la atención pública se centre en nuestros problemas territoriales internos, suceden otras cosas muy cerca que nos conciernen, y que afectan directamente a las vidas de muchos seres humanos, aunque su presencia en los medios de comunicación sea demasiado escasa.

Viñeta del Paisá

Se cumplen los dos años que la Unión Europea (UE) estableció para acoger al menos 160000 refugiados provenientes en su mayor parte de Siria. Pasados estos dos años la UE ha acogido a 28200 personas, un 18% del total, el compromiso de España era de acoger a 17337 personas y ha acogido a 1910, un 11% del total.

Siguen muriendo ahogados, de manera cruel y evitable, centenares de seres humanos en el Mediterráneo que tratan de llegar a Europa de manera precaria, al estar cerrada por los estados miembros de la UE toda vía legal y segura de acceso.

Han muerto más de 100 hace una semana entre Libia y Sicilia, han muerto 7 mujeres el 31 de agosto entre un barco de la marina marroquí y un barco de la guardia civil.

Si en 2016 murieron al menos 5000 personas ahogadas, a finales de julio se contabilizaban no menos de 2400.

LAS INSTITUCIONES, CONTRA LOS REFUGIADOS

Italia, con el apoyo de la UE, ha restringido la actuación de las ONGs que están rescatando a miles de personas en el Mediterráneo central, haciendo la labor que los estados de la UE no quieren hacer. Tal actitud es un indicador de la crueldad y deshumanización de las políticas de la UE y de quienes las aplican; por un lado, se cierra todo pasaje seguro y legal a los refugiados, con lo que se les obliga a jugarse la vida en el mar; por otro, se reducen los recursos de protección y salvamento marítimo públicos, y se dificulta la actividad y la mirada de las organizaciones solidarias.

La UE llega a acuerdos con regímenes autoritarios como el de Turquía, para retener a millones de refugiados, a cambio de miles de millones de euros y complicidad política con el régimen de Erdogan. La UE forma y financia a guardacostas de una de las facciones que se dividen el estado destruido de Libia, para que impidan la salida de refugiados y para que eviten, con la amenaza de la violencia, que los barcos de salvamento de las ONGs solidarias operen cerca de la costa. Operar cerca de la costa supone evitar que los refugiados naufraguen en alta mar, supone salvar vidas.

En la frontera sur, en Ceuta y Melilla, el gobierno español eleva las vallas y añade concertinas, con el aplauso de la UE.

Con ese mismo aplauso, multiplica las devoluciones en caliente, contraviniendo la legislación internacional y provocando la muerte de personas, como las 7 mujeres ahogadas el 31 de agosto.

Participantes en una manifestación por un pasaje seguro

El Presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, en su discurso ante el Parlamento Europeo el pasado 13 de septiembre se congratula de la efectividad de las políticas migratorias de la UE. Sin hacer mención al incumplimiento de los acuerdos de acogida, acoge con satisfacción los resultados del cierre de fronteras, de los acuerdos con Turquía.

Dice textualmente ” Hemos conseguido erradicar los flujos irregulares de migrantes”. Erradicar, ese es el verbo que resume una política. Dice más, afirma que “hemos reducido drásticamente la pérdida de vidas humanas en el Mediterráneo”.

El cinismo va en el sueldo, 5000 seres humanos ahogados en 2016, 2400 hasta finales de julio de 2017, ¿O es que es un optimista el Sr. Juncker? No, el Presidente de la CE solo pretende hacernos cómplices de su cinismo.

Las elecciones en Alemania dejan el resultado de la entrada en el Parlamento Alemán, por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial, de un partido heredero del nazismo, Alternativa por Alemania, con un 13% de los votos. Una parte esencial del programa y la campaña de ese partido se basan en la xenofobia, el racismo y el odio a las personas migrantes y refugiadas. Tras contar los votos, la Canciller Merkel llama a recuperar a los electores del partido neonazi, escuchando sus demandas e inquietudes.

Si consideramos que son las políticas contrarias a la llegada de refugiados de la UE las que han promovido las respuestas xenófobas que crecen en Europa, si consideramos que son los grandes partidos que gobiernan la UE, populares y socialdemócratas, los que cierran fronteras y devuelven en caliente, esas palabras de Merkel significan que hay que prepararse para políticas mucho más crueles e inhumanas.

Para coronarlo todo, la Fundación Princesa de Asturias (FPA) otorga el premio a la Concordia a la ¡UE!, premio que se entregará en Oviedo a finales de octubre. La FPA no es cualquier cosa, es la institución creada por la casa real para promoverse a sí misma como patrocinadora de la cultura y las artes, como impulsora de valores y actitudes que la presenten como institución equilibradora, moderada. En la práctica y hoy, eso significa apoyar y dar respetabilidad a instituciones, que como la UE o la propia monarquía española, están fuertemente cuestionadas por su papel protagonista en la gestión y desarrollo de la estafa económica, exclusión social y retroceso democrático que padecemos en Europa desde hace una década.

Aprovechando el 60 aniversario de la fundación de la UE, la casa real echa un capote a una institución no solo desprestigiada, también responsable de políticas migratorias que contravienen todos los acuerdos internacionales que ha firmado, políticas migratorias que causan víctimas, que matan.

Sin embargo, y por difícil que pueda ser la realidad arriba descrita, existe una respuesta social digna de ese nombre que hace también difícil que las políticas que provocan esa realidad se apliquen con impunidad. La reacción al cierre de las fronteras, a las muertes en el Mediterráneo, al incumplimiento de los acuerdos de acogida, y de la legislación de asilo y refugio, ha propiciado la aparición de redes de solidaridad y movilización que se extienden por Europa.

LA SOCIEDAD CIVIL RECUERDA A LA UE SUS INCUMPLIMIENTOS

La reacción política de las poblaciones europeas no solo ha sido la del crecimiento de partidos xenófobos, otras fuerzas políticas, otros movimientos sociales, con valores solidarios y democráticos han irrumpido también, se hacen oír, disputan la calle y las tribunas a los nuevos fascistas, y a las políticas que los impulsan, las políticas de Juncker, de Merkel, de Rajoy.

En estos días se organizan actos y movilizaciones para denunciar a la UE, al gobierno de España, por su incumplimiento de los compromisos de 2015. Se ponen en marcha iniciativas para denunciar la concesión del premio de la FPA a la UE, para resaltar la complicidad de instituciones como la monarquía en el blanqueo de políticas que contravienen la democracia, los derechos humanos, y los acuerdos internacionales, en políticas crueles y criminales.

El sábado 30 de septiembre manifestaciones y concentraciones, también en Santander a las 7 de la tarde en la Pza Juan Carlos I, exigirán pasaje seguro para las personas refugiadas y migrantes, señalarán a la UE y a sus dirigentes como responsables de las muertes en el Mediterráneo, y del crecimiento del fascismo en Europa.

Con esas movilizaciones, con la información y la pedagogía que promueven, estaremos diciendo que lo que hacen la UE y nuestro gobierno no es en nuestro nombre, estaremos trabajando por la acogida y la solidaridad.

 

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