La creación de la Asociación de la Liga Nacional de Rugby abre una nueva etapa para el oval

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Foto de familia de la ALNR.

Los clubes socios de la ALNR han elegido por unanimidad a Macario Fernández-Alonso, dirigente del equipo de rugby cántabro Senor Independiente, como presidente.

Tras un año más de buen trabajo y esfuerzo para expandir el rugby en España y llegar a un público aún más amplio, los clubes españoles se reunieron en asamblea este pasado 29 de junio en Madrid para formar la Junta Directiva de la nueva Asociación de la Liga Nacional de Rugby (ALNR).

Los equipos que conforman esta asociación expresaron su elección democráticamente para construir la Junta Directiva. Macario Férnandez – Alonso Trueba, quien ya venía desempeñando esa función desde la fundación de la ALNR en Valladolid, renovó su cargo como presidente al ser elegido como tal por unanimidad.

El directivo del equipo cántabro Senor Independiente, el cual ha desarrollado una excelente temporada en la División de Honor, clasificado en cuarto lugar y semifinalista en los play-offs por el título, estará acompañado en su función por el secretario Ignacio Sicilia Doménech, del Club Deportivo Aparejadores Rugby Burgos, el tesorero Luis Ignacio Ardilla Jiménez del CDB Alcobendas Rugby Club y los dos vocales José María Valentín – Gamazo García, del Valladolid Rugby Asociación Club y Alberto Malo de la Unió Esportiva Santboiana.

La Asamblea aprobó, y así se lo transmitió a la Junta Directiva, que se creen tres grupos de trabajo,  Jurídico, Deportivo y Económico, para iniciar los trámites necesarios para el cumplimiento de los fines de la ALNR.

La idea de la nueva asociación surgió el pasado 4 de diciembre, fecha en la que se celebró una cena fundacional entre los clubes VRAC Quesos Entrepinares, SilverStorm El Salvador, Sanitas Alcobendas Rugby y Senor Independiente. Desde ese momento se trabajó para incorporar al resto de clubes de División de Honor. Ahora mismo todos forman parte de ella, incuso los equipos de Burgos y Getxo, que es el recién descendido a la División de Honor B.

El propósito de la nueva asociación es controlar y autogestionar la liga, la cual está bajo dominio de la Federación. La implicación de la capital castellanoleonesa ha sido notable debido al ofrecimiento por parte del alcalde, Óscar Puente, de una sede gratuita en la ciudad, que más tarde se ha ubicado en Madrid para ganar funcionalidad.

Valladolid lleva tiempo demostrando que es, por derecho propio, la capital del rugby español. El increíble lleno en las gradas del estadio José Zorrilla en la final de la Copa del Rey de 2016, que enfrentó a los dos equipos de la ciudad castellana, VRAC Quesos Entrepinares y SilverStorm El Salvador, fue la demostración de que el rugby español está en un momento de expansión que hay que intentar aprovechar. Hasta el Rey Felipe VI se percató de ello, pues fue testigo de excepción del partido.

En los últimos años, los partidos de la selección española también van ganando adeptos en las gradas del Campo Central de Madrid, su sede habitual, aunque podría haberse dado un salto aún mayor si se hubiera logrado la clasificación para el Mundial 2019, que se perdió en una tarde aciaga en Bruselas y que no se pudo obtener después mediante las reclamaciones emitidas por la Federación Española de Rugby ante Rugby Europe y World Rugby.

El tirón del XV del León se ha hecho tan evidente, que se ha probado a jugar partidos en otros lugares, como Málaga, la vallisoletana Arroyo de la Encomienda, o incluso Torrelavega, con los Campos de El Malecón acogiendo un partido amistoso frente a Chile que tuvo una buena aceptación.

En todas estas citas que han tenido una cantidad de público más elevada de lo habitual para lo que suele ser el deporte del oval en España, se ha podido comprobar que el rugby inspira unos valores de deportividad y respeto que lo hacen interesante. Se puede palpar una cierta demostración de que este es un deporte que lleva un valor añadido por la educación y el compañerismo que no son tan habituales en otras disciplinas, además del comportamiento casi siempre modélico del público.

El hecho de que los clubes se asocien hace pensar en otros ejemplos de ligas que funcionan de manera autónoma o con un apoyo mínimo de la federación correspondiente. Tal es así con la Liga de Fútbol Profesional, la Asociación de Clubes de Baloncesto o ASOBAL en el caso del balonmano, por citar los casos más conocidos.

Los clubes piensan que, si son ellos mismos quienes gestionan la competición, lograrán una entrada más fuerte de patrocinadores y podrán también obtener ingresos por la venta de los derechos de televisión, haciendo que el rugby se convierta en un deporte verdaderamente profesional en España, lo que facilitaría fichar a jugadores de mayor nivel y lograr retenerlos por mucho tiempo, y no verse obligados a dejarlos marchar a categorías inferiores de países como Francia, Inglaterra o Irlanda.

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1 Comentario

  • Julian Ruiz Olazaran
    4 de julio de 2018

    A nacionalizar autralianos, neozelandeses y a dar el espectáculo por Europa….

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