Maldito alto el fuego

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El 6 de setiembre de 1991 se firmó el alto el fuego entre los ejércitos el reino de Marruecos, invasor y ocupante del Sahara Occidental, y los combatientes del Frente Polisario, único legítimo representante del pueblo saharaui, dueño único de su tierra, invadida y ocupada.

Saharauis con su bandera en Santander

Tras la invasión, en octubre en 1975, disfrazada de Marcha Verde, una parte de la población saharaui inició un éxodo, a través del desierto, bajo los bombardeos de la aviación marroquí, que esparcieron por la arena cientos de muertos. Al tiempo se entabló una guerra, de modo que los combatientes del Frente Polisario cumplieron un doble cometido: se ocuparon de proteger y trasladar a los supervivientes hasta la hammada argelina, la parcela más dura e inhóspita del desierto del Sahara, en donde fijaron las directrices para levantar y organizar los campamentos de refugiados, casi solas las mujeres, ya que los hombres en la guerra.

Pero también luchaban en el campo de batalla por la recuperación de la tierra arrebatada con violencia, y por la libertad de su pueblo. Otra parte de la población saharaui permaneció en sus ciudades, sometidos a un estado de terror.

La guerra duró 16 años, en el transcurso de los cuales, en los años 80, Marruecos construyó un muro que, desde entonces, divide el territorio de norte a sur, con el efecto de que las familias saharauis permanecen separadas hasta el día de hoy.

Cuando el 6 de setiembre de 1991 se estableció el alto el fuego, el Frente Polisario no había ganado la guerra, claro, pero sí numerosas batallas, mediante incursiones por sorpresa, en posiciones enemigas, en las que hicieron cientos de prisioneros y conseguían valioso material bélico, en armamento y vehículos. La guerra supuso para Marruecos un considerable desgaste humano y económico. Los combatientes saharauis luchaban y morían por recuperar su tierra y, con ella, su libertad; los soldados marroquíes, porque se lo ordenaba su rey. A los campamentos de refugiados fueron llevados muchos prisioneros, a una buena parte de los cuales fue lo mejor que les pudo suceder.

Tras la firma del alto el fuego, la ONU desplazó una Misión Internacional, tanto a los Territorios Ocupados, como a los Liberados, al este del muro, bajo control fines de las regiones militares de la RASD (República árabe Saharaui Democrática), la MINURSO, que es acrónimo de Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, que recoge en su constitución dos fines principales: velar por el respeto a las condiciones, que deben regir todo alto el fuego, en especial la no agresión unilateral, y la que le da nombre: establecer las condiciones de posibilidad para la celebración del Referéndum de Autodeterminación, que la legislación internacional prescribe en materia de descolonización, puesto que el Sahara Occidental figura en dicha legislación, así como en la Carta de NNUU, como Territorio No Autónomo Pendiente de Descolonización, la última colonia en África, en la que España permaneció durante casi cien años, y de la que sigue siendo potencia administradora, por más que lo que aquí se resume parezca desmentirlo.

Y ese fue el pretexto, que el tiempo, ya largo, descubrió pronto. Pareció que Marruecos aceptó la celebración del Referéndum, que se debería llevar a cabo en 1992, solo un año más tarde, y pareció que el Frente Polisario se lo creyó. En 1992 se aplazó para 1996, año desde el que han pesado 22 años más sobre la historia del pueblo saharaui. Las marrullerías censuales, a cargo del rey de Marruecos, consentidas, cuando no auspiciadas por la comunidad internacional, obraron el prodigio.

Sin celebración del Referéndum: con penurias en los campamentos de refugiados. Con terror sostenido en los Territorios Ocupados.  Sin misión alguna una Misión de la ONU, en cuya constitución, según me informó un integrante de la misma, perteneciente a la Marina argentina, figura la prohibición de intervenir ante las flagrantes violaciones cotidianas de los Derechos Humanos (tómese, como ejemplo, de transgresión violenta del alto el fuego, el brutal desmantelamiento del campamento de protesta, levantado en Gdeim Izik, en las inmediaciones de El Aaiún, en noviembre de 2010.

¿Por qué, entonces, se firmó el alto el fuego, y se dio inicio a una acción diplomática, que ha reunido, hasta ahora, 22 años de fracasos para la causa saharaui? En la primavera de 2007 pasé tres meses seguidos en los campamentos de refugiados para preparar lo que, en 2008, fue el libro “Heridas y bálsamos. Sahara Occidental, espíritu de resistencia”.

Entre los muchos encuentros que tuve, uno transcurrió en la jaima del entonces Presidente del Consejo Consultivo, Embarek Lehdeib. Respecto del alto el fuego me dijo que, en buena medida, había venido fuertemente condicionado por la Caída del Muro de Berlín, que ocurrió a finales de noviembre de 1989. Acontecimiento que acabó que aquel equilibrio inestable de la Guerra Fría, y arrastró consigo a la Unión Soviética, lo que se tradujo en un nuevo orden mundial, origen de los más vertiginosos desequilibrios sociales y las más sangrientas desigualdades. Todo ello trajo problemas internos a muchos países de la órbita soviética, entre ellos Argelia, el más decidido defensor, aún hoy, de la pretensión de justicia y libertad para el pueblo saharaui. También se vio afectada Cuba, claro, que recibía, y aún hoy, si bien en menor medida, a cientos de jóvenes saharauis, que regresaban a los campamentos con un título universitario.

Es rara la conversación entre saharauis, en la que no salga a relucir el alto el fuego, para lamentarlo, cuando no para maldecirlo, pues ven en él la ocasión perdida para su causa, a la que ya no es fácil volver, por más afán de guerra que los jóvenes manifiesten. Quizá no hubo otra opción. Para su desgracia. Para provecho del reino de Marruecos, que estaba del lado ventajoso, con la creciente complicidad, tan criminal como impenitente, de la comunidad (política) internacional.

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2 Comentarios

  • UNO
    5 de septiembre de 2018

    Me cago en aloó, el único ocupante y invasor fue el ejercito españolista al norte marroquí en 1913, al IFNI y al sur en 1885, por represalia a la invasión musulmana de iberia, eres un ignorante que no sabe ni la historia de su país para meterse en asuntos de un país vecino, Sahara es Marruecos, Andalucía mi tierra de nacimiento es amiga del país vecino, tu vete a la mierda y céntrate en los catalanes y la crisis económica periodista embustero racista islamofobo y sionista.

  • SEGUNDO
    5 de septiembre de 2018

    Sabes eres un sinvergüenza, los polisarios están podridos por no aceptar su país, lo único que tienen que hacer desalojar tinduf y trasladarse a el aiun a gestionar su dni, España está en crisis por no coordinar y usar el altivismo con el país que le hizo sombra en casi, todo ahora la economía española está en ralentí la UE no tiene nada que aportar a España, empresarios españoles y sus hijos están afincados en el país vecino gracias a la flexibilidad fiscal y Felipe y Pedro pasotas, perdéis vosotros y vuestras manías, se os fue Cataluña de las manos por la gentuza que sois aquí en Andalucía mayoría cristiana convive con árabes musulmanes, pero vosotros y vuestros polisarios os enterraran como Franco y se os olvidarán.

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