La instalación de una división de Tubacex en Cantabria (Tubacex Services, en Marina de Cudeyo, con participación en el accionariado del Ejecutivo autonómico) en lugar de en el País Vasco ha recuperado una rivalidad entre ambas comunidades en las que, inusitadamente, ha sido la nuestra la que se ha llevado la fábrica ‘al agua’.

Esto ha provocado una airada reacción en el Gobierno vasco, con su portavoz, Josu Erkoreka, amagando con ir a la justicia europea al considerar que las condiciones de suelo industrial podrían vulnerar las leyes de la competencia.

En realidad, es un ‘exceso’ publicitario por parte de Sodercan, la empresa pública de Industria en Cantabria, que en sus Webs llega a hablar de suelo “gratis” durante cinco años (cuando lo que se plantea son unas condiciones ventajosas en un crédito)

El asunto ha saltado al Congreso de los Diputados, a través de una batería de preguntas del diputado socialista Ramón Jaúregui, quien pregunta si las medidas impulsadas «podrían afectar a la libre e igual competencia o si pueden parecerse a las vacaciones fiscales» y, de fondo, la preocupación por que se desate una competencia industrial entre comunidades en la que se acabe pujando a la baja con cuestiones como los sueldos.

Aunque lo más llamativo es que las discrepancias han llegado al seno del propio Partido Popular, con una llamada de Arantxa Quiroga, presidenta del Parlamento vasco, que le expresaba a su compañera de partido su preocupación por que Cantabria se estuviera aprovechando de la “debilidad” de sus vecinos.

Este poco habitual empuje de Cantabria en industria llevaba al presidente cántabro a, digamos coloquialmente, ‘venirse arriba’, y animar a las comunidades del entorno a “espabilar” y adoptar medidas de apoyo a la industria tan “valientes” como las diseñadas por su Ejecutivo.

Declaraciones aparte, lo cierto es que, de algún modo, el País Vasco también sirve de referencia para la política industrial y económica: en el Plan Besaya 2020, una estrategia de crecimiento para la zona presentada este viernes, se apuesta como uno de los motores de desarrollo por la regeneración ambiental de una zona muy degradada por el efecto de la actividad industrial. El cambio que se produjo en la Ría de Bilbao, que se llega a citar expresamente en este estudio.

AL CRECIMIENTO POR LA REGENERACIÓN

En Torrelavega hay más que margen para darle la vuelta a la tortilla y cambiar, no sólo las perspectivas económicas, sino las de medio ambiente en una ciudad cuya foto, tradicionalmente, ha sido la del humo o los vertidos al río.

Hacia la regeneración ambiental, junto a recuperar espacios abandonados para generar nuevos nichos de mercado es adonde mira la Universidad de Cantabria como base para la recuperación de la comarca.

Presentación del Plan Besaya 2020

Es el Programa Besaya 2020, en colaboración entre la UC y el Gobierno cántabro, presentado este viernes, dirigido por el catedrático José Antonilo Revilla y elaborado, entre otros, la profesora del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad, Soledad Nogués, a través de la Fundación Torres Quevedo.

Entre las conclusiones presentadas, Nogués ha constatado el «declive industrial» y el «deterioro ambiental» de la comarca en los últimos años, aunque también ha puesto de manifiesto que otras ciudades como Bilbao también se vieron en una situación similar y convirtieron esa debilidad en fortaleza.

Como fortalezas de Torrelavega, se menciona su ubicación geoestratégica, su disposición de suelo industrial, la cultural empresarial existente, el recurso turístico de su entorno y la presencia del campus universitario.

Y entre los lugares con potencial y oportunidades, el informe incluye la mina de Reocín, la cantera de Cuchía o las naves del Malecón.

Además, por otra parte, se señala la necesidad de «conseguir la apertura de la ciudad al río», al que ha vivido “de espaldas”, enumerando distintas medidas para conseguir en el Besaya un cambio similar al que vivió la Ría de Bilbao.