la fractura del fracking: un equilibrio imposible

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||LARO G.G || A veces es complicado mantener la equidistancia. En algunos casos, ante la controversia, no posicionarse te sitúa inmediatamente en una las barricadas. El equilibrio necesario para colocarte en el centro de la polémica y no achicharrarte es una tarea de gran dificultad, que no todos consiguen. La explotación del subsuelo a través de la técnica de la fractura hidráulica o fracking se ha convertido en los últimos meses en uno de esos temas que hacen saltar las alarmas inmediatamente.

Debate Fracking

Más de 200 personas asistieron al debate sobre el fracking organizado sobre En otro plan

La asociación civil y empresarial cántabra ‘En Otro Plan’, orientada al fomento de la cultura pionera y el pensamiento crítico, ha tentado a la suerte con la organización de un debate que tenía como objetivo analizar, con argumentos a favor y en contra, las posibilidades económicas, energéticas y ecológicas de esta técnica.

El acto contó con la colaboración del Hotel Santemar, el Colegio de Ingenieros de Caminos y el Colegio Oficial de Geólogos y atrajo a cerca de 200 ciudadanos interesados. Los expertos David Navarro y Antonio Aretxabala fueron los ponentes que representaron a ambas sensibilidades, aunque con matices.

David Navarro, licenciado en Ciencias Geológicas por la Universidad de Granada y que durante dos décadas ha formado parte del equipo técnico de la Empresa Nacional Adaro de Investigaciones Mineras, reconoció que el fracking provoca posiciones “encontradas” pero con “muy poco rigor”.

“La revolución llega con la posibilidad de hacer una perforación vertical a 2.000 ó 3.000 metros de profundidad. Ahora se controla perfectamente esa técnica que lo hace posible con muy poco margen de error”, destacó.

Entre los beneficios, señaló que en los países que desarrollan esta técnica, como Estados Unidos o Canadá, el precio del gas ha bajado una cuarta parte desde que existen estos yacimientos.

“Si hay problemas, ya los resolveremos, que somos geólogos y nos dedicamos a esto”, insistió. Navarro minimizó los puntos conflictos que provocan preocupación entre los activistas, relacionados sobre todo con la contaminación de acuíferos, las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera o los riesgos sísmicos. “Accidentes ha habido, evidentemente. Es una técnica muy joven y todavía se está mejorando”.

Para Navarro, las emisiones no conocen fronteras y las consecuencias que provocan las pueden sufrir igual los países productores como los no productores, por lo que animó a investigar y a aprovechar los recursos a nuestro alcance. “Hay riesgos, como en cualquier actividad humana, pero son riesgos gestionables”, concluyó.

También se pronunció al respecto el presidente del Colegio Oficial de Geólogos de Cantabria, Óscar Gil, que realizó una presentación técnica de las características geológicas de la región.

En su exposición explicó que todo el subsuelo de la comunidad autónoma está perforado por acuíferos y que si se superponen con las principales formaciones que pueden proporcionar gas, todos están afectados. “Apenas conocemos las profundidades. Por eso es necesaria la investigación: para s saber si hay gas, si hay riesgos evidentes o si pueden provocar problemas”.

GAS VS SOBAOS

Frente a los matices de estas posturas, Antonio Aretxabala, geólogo, profesor en la Universidad de Navarra y delegado del Colegio de Geólogos en la comunidad foral, reconoció que España debe “replantearse” su sistema energético porque somos, dijo, “excesivamente dependientes”, pero rechazó la técnica del fracking ante sus riesgos “evidentes”.

“Somos un parque temático y no podemos cambiar seis años de gas por los sobaos, las quesadas y el turismo rural, por ejemplo. Va a afectar a nuestro bolsillo y a nuestras tradiciones”.

Una portada del diario ABC sirvió como ejemplo. Cantabria sufrió el 7 enero de 1965 un grave terremoto en la Mina de Reocín por “estrés del territorio”. Es, aún hoy, el movimiento sísmico más importante de España provocado por la actividad humana. Tembló Torrelavega y se notó en Santander. Unos años antes ya hubo un aviso importante en la presa de La Luciana, cuando la rotura de un dique provocó la muerte a 18 personas, la mayoría de ellos, niños.

“No podemos permitirnos ese lujo. Fukushima solo pasa una vez. Es solo una la oportunidad que tenemos. Debemos decidir si vamos a tirarnos a la piscina a comprobar si hay agua”, sentenció.

 

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