La complejidad del Racing (II): de las Torres Kio al Besaya

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En el capítulo anterior contábamos que Emiliano Garayar se define en sus perfiles como un especialista en la gestión de la complejidad y en operaciones poliédricas como la del Racing que obliga, como mínimo, a hacer un repaso de una década.

El Racing es una pieza importantísima de la querella de Cantur contra los protagonistas de la venta a Ali Syed: Ángel Agudo, Javier López Marcano y Luis Egusquiza, como presuntos responsables  del quebranto patrimonial de más de 6 millones de euros en la empresa pública, y contra Jacobo Montalvo, como cooperador necesario.

El papel de Garayar comienza en las Torres Kio, en 2005, todavía como abogado de Gómez-Acebo y Pombo.

Allí, en las torres de Caja Madrid, el símbolo del colapso financiero español, Garayar recibe la encomienda de custodiar el conocido como ‘Expediente Racing’ y de hacerlo atractivo para posibles inversores privados. Poco bueno podía salir de unas torres inclinadas.

PlazaCastillaMadrid

Las Torres Kio, en Madrid, sede de la prestigiosa firma de abogados Gómez-Acebo y Pombo

La encomienda la recibe directamente de CEP Cantabria – empresa pública del Gobierno de Cantabria –.

Garayar jugaba de ‘5’, de pívot. Pick and roll, bloqueo y continuación. Custodia el expediente Racing en la búsqueda de inversores y el inversor que llega es él mismo, ya que participa Dumviro, la empresa que compra el Racing.

El 29 de diciembre de aquel año, con el acuerdo cerrado y la operación maquinada, Garayar crea una Dumviro Ventures, participada al 99% por Francisco Olmedo y al 1% por él mismo.  Dumviro pasaría a ser propiedad de Montalvo un poco más adelante, luego de haber pactado otros asuntos relacionados.

Ocho días antes, el 21 de diciembre, Emiliano Garayar había creado Garayar Asociados.

Para el año 2006, Emiliano Garayar había dejado de trabajar en el prestigioso bufete de abogados Gómez-Acebo y Pombo, para crear su propio despacho. Un emprendedor temprano.

EL CONTRATO DE TUTELAJE

Coincide que aquel mismo día 29 de diciembre de 2005 que se crea Dumviro, se procede a la firma el Contrato de Accionistas del Racing o Contrato de Tutelaje.

Un contrato a cuatro bandas, con “derechos especiales” para Cantur y CEP Cantabria, “por interés público” y para la “salvaguarda de la masa social” y la “solvencia” de la sociedad SAD Real Racing Club de Santander, propiedad de Dumviro Ventures, la cuarta parte.

El contrato de tutelaje es otra de las claves de la querella de Cantur contra Agudo, Egusquiza, Marcano y Montalvo. Establecía que el Gobierno tenía la última palabra sobre todo en el Racing: fichajes, fichas, traspasos, comisiones, cantera…

El Gobierno no sólo no controló, sino que firmó la novación del préstamo participativo de 6,7 millones de euros hasta en tres ocasiones. La última, en 2010, cuando la empresa madre de Dumviro ( SEOP- Silver Eagle Obra Pública) había entrado en un dolorosísimo concurso de acreedores que haría a la empresa de los Montalvo bajar de 1.300 a 44 empleados.

El Gobierno, lejos de tutelar, dejó hacer y deshacer a su antojo al presidente del Racing que había pedido el padre de Jacobo Montalvo, Javier Montalvo.

Cuentan que en una comida, Miguel Ángel Revilla se negó a que Francisco Pernía, chofer de Montalvo, se sentara en la mesa a comer. Se lo pidió don Javier. Y Revilla rehusó. Pernía esperó en el coche durante toda la comida.

Pernía, un animal político a la vieja usanza, acabó de presidente del Racing. Javier Montalvo debió insistir con la otra cara del Gobierno de Cantabria, la socialista, y Pernía fue el elegido. En los años siguientes la relación sería muy estrecha, sobre todo con Ángel Agudo.

Cuando se fragua la operación, Dumviro, todavía con Garayar como accionista, traslada todos los gastos de la operación (290.000 euros) al Gobierno. Dumviro sólo devolvería 5.000 euros.

Pero Garayar lo hizo todo en relación al Racing. Fue el cerebro de todas y cada una de las operaciones jurídicas. En este caso jugaba de ‘5’, pero de mediocentro argentino.

Le pasa a CEP Cantabria, en correos electrónicos a la atención de su director, Luis Egusquiza, otros 46.000 euros por la compraventa del Racing; 54.000 euros más por la titulización de la marca; y 7.000 euros por los servicios prestados en el laudo arbitral que resolvió el litigio con los anteriores administradores del Racing – Santiago Díaz- por los derechos audiovisuales.

Los conocedores de la documentación que va en la querella de Cantur dicen que hubo informes urdangarinianos, de folio y medio a más de 20.000 euros.

ECOPARQUE BESAYA

Uno de los socios de Garayar en el despacho era Gervasio Martínez-Villaseñor – uno de los testigos que solicita CANTUR en la querella -. Fue nombrado gerente de la empresa Ecoparque Besaya y desde ese cargo le adjudicó el proyecto a Alcalá 120, una empresa del grupo de Montalvo.

Además, en Garayar Asociados trabajaba otro Montalvo, Javier. En enero de 2013 se separan. Emiliano Garayar se queda con el bufete que lleva su nombre y Javier Montalvo, Gervasio Martínez-Villaseñor y Eduardo Abril montan MVA Asociados. Todos provienen de Gómez Acebo & Pombo.

En la comisión de investigación de CANTUR en el Parlamento de Cantabria, Jacobo Montalvo revelaría los términos del trato con el Gobierno de Cantabria: consistía en que asumiera el Racing, con aquel préstamo participativo de Cantur (a través de CEP Cantabria) de 6,7 millones de euros. Y a cambio, una empresa de su grupo, Alcalá 120, resultaría adjudicataria del Ecoparque Besaya, un megaproyecto con plusvalías mareantes.

De poco sirvió, porque el proyecto del Ecoparque Besaya se vino abajo por el recurso de SADISA, la empresa de Santiago Díaz – expropietario del Racing-, y la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria que declaró nula la adjudicación.

Pero a Garayar no le fue mal en los años posteriores. El principal cliente ya se conoce: el Gobierno de Cantabria.

Continuará.

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