El crowdfunding desesperado del Consejo tecnócrata del Racing

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Racinguismo Ilustrado

Cartel de Racinguismo Ilustrado.

Un crowdfunding, financiación por parte del público, para el Racing. Eso es lo que le pide el Consejo tecnócrata del Racing – formado por auditores, juristas, economistas y empresarios- al racinguismo. Un esfuerzo de 1,6 millones de euros – el equivalente a una campaña de abonados-, a sumar a los más de 40 que han pagado todos los cántabros en la última década a través de las instituciones públicas.

Se le pide al racinguismo otra ayuda, voluntaria y basada en un acto de fe ciega, a la espera de un milagro económico, jurídico y deportivo, que permita la convocatoria de una junta de accionistas, regularizar la situación mercantil de interinidad del Consejo y emprender una ampliación de capital de  otros 4,5 millones de euros, para afrontar el futuro con mínimas garantías de viabilidad y cerrar de una vez por todas el sudoku de la propiedad del Racing.

Han comparecido ante los medios de comunicación, David González Pescador, secretario del Consejo de Administración, Tuto Sañudo, presidente, y Juan José Uriel, consejero que ha llevado el peso auditor.

Su mensaje es que el ‘Objetivo un millón de euros’ para acabar la temporada – que lanzaron hace poco más de un mes- ahora se ha convertido en el ‘Objetivo 1,6 millones’.  Si apenas se han recaudado 140.000 euros a contrarreloj en cinco semanas, calculen ustedes, al ritmo actual, lo que pueden sacar de aquí al 30 de junio y entenderán lo de ‘desesperado’.

LA HERENCIA RECIBIDA: 40 MILLONES DE DEUDA

Los consejeros y el presidente ponen sobre la mesa, por primera vez, el argumento de la herencia recibida, envenenada. Cierto es.

El Racing tenía una situación post-concurso de acreedores muy delicada: ni más ni menos que una deuda de 25 millones de euros – descontada la quita del 50%- con los acreedores, más otros 12 millones de euros con los acreedores privilegiados (Hacienda e Inmoarrabi).

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El expresidente, Ángel Lavín ‘Harry’.

Y tiene una situación, a la fecha, mucho más frágil: la gestión de Ángel Lavín ‘Harry’, con Francisco Pernía en la sombra y Juan Antonio Berdejo a los mandos jurídicos, generó un agujero de otros 2,6 millones de euros (en temporada y media). Esa es la principal aportación del Consejo tecnócrata, leída ahora en términos de transparencia: la auditoría sobre la auditoría. Esclarecer la situación económica, crudísima, en la que está el Racing.

El discurso de la herencia recibida lo tenemos muy fresco. El ecosistema del Consejo está formado por economistas y auditores, que han elevado la cifra de la herencia de Harry hasta los casi 5 millones de euros (incrementos de deuda con Hacienda y la Seguridad Social). En el pasado, las herencias económico-políticas se concretaron en recortes: despidos en empresas públicas – también con auditorías a la carta- o el céntimo sanitario – ilegal, por cierto-. Son las cifras que da el Consejo, pero nadie ha visto los libros contables. Nadie menos ellos. Ni podemos saber hacia dónde quieren dirigir el discurso de la herencia recibida.

Eso sí, el Racing debe ser la única empresa del mundo que en situación de necesidad no recibe el rescate de su propietario, o de un comprador, o de una ampliación de capital… o que directamente liquida y cierra. Lo que se plantea es un crowfunding de transición hacia algo más serio. Un acto de fe, voluntario, apelando al racinguismo.

Más que un crowdfunding, a la deseperada, lo que se está planteando es una especie de Impuesto Racing. Es así desde el día en que las instituciones públicas, Ayuntamiento de Santander y también Gobierno de Cantabria, se han fotografiado con el Consejo y han brindado su apoyo – no económico- a la tarea del Consejo de pedir dinero al racinguismo.

Es decir, no habrá dinero público – no se entendería en la actual situación económica regional-, pero el mensaje institucional es algo así como “aquí estamos para deciros que esta buena gente os va a pedir dinero a los racinguistas y que conviene apoyarles si queréis la salvación de un club centenario y digno, como demostró en el plante de la Copa”.

O las reiteradas apelaciones a la unidad del racinguismo, para que se centre en lo que pasa en el terreno de juego, en animar a los jugadores y al entrenador Paco Fernández. El secretario del Consejo, González Pescador,  exageró tanto este mensaje que llegó a comparar al técnico asturiano con el manager durante más de dos décadas del Manchester United, Sir Alex Fergusson.

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Reunión del Consejo del Racing con el presidente de Cantabria, Ignacio Diego, el pasado 23 de abril, en las oficinas de los Campos de Sport.

Total: 40 millones de euros de deuda y embargos por todas partes, que hacen prácticamente inviable el día a día. A la plantilla, jugadores y técnicos, se les adeuda más de la mitad del sueldo de la temporada. Cobraron un par de nóminas atrasadas  después del plante de Copa del Rey ante la Real Sociedad y la liberación del Racing. A los trabajadores del club se les debe más todavía.

Y cada vez que un acreedor, legítimamente, reclama, el juzgado procede a reclamar el dinero. Embargo sobre embargo. En detrimento de ingresos del club, es decir, agravando los impagos a otros acreedores, como la plantilla actual. No es una deuda, es un alud.

Los ingresos por ventas de jugadores irán a la contabilidad, pero no han generado líquido por el momento. Nada de la penalización al Recreativo de Huelva por llevarse a Dani Sotres – portero internacional sub-21-. Nada tampoco de pagarés por el traspaso de Álvaro, en su día, al Zaragoza. Podría sonar la flauta de algún variable en ventas anteriores, de jugadores que podrían levantar un título este año o ser traspasados el próximo verano.

Es decir, se pide un acto voluntario de fe al aficionado del Racing, antes de empezar a resolver una madeja con connotaciones de élites políticas, económicas y judiciales, a partir de una ampliación de capital que debe estar en marcha antes del 30 de junio, si se quiere tener alguna garantía de inscribir al club en Segunda División, previo ascenso deportivo mediante. Y esta ampliación de capital no sería sino la primera de muchas.

Hay quienes se aferran a la esperanza. El equipo juvenil de División de Honor ha caído en semifinales de la Liga contra el Real Madrid (6-4). Jamás ha disputado la final en esa categoría, por lo que, posiblemente, hay una generación de futbolistas de entre 16 y 18 años de las mejores de la centenaria historia del Racing. Y es mucho decir.

Pero el Consejo ha afirmado que en absoluto pueden estar contentos con la protección de ese patrimonio que tiene el club, el talento de los juveniles, que dejó la gestión de Harry y Pernía. Es decir, tampoco una venta multimillonaria de una perla de la cantera está en las previsiones.

EL CAMINO HACIA LA AMPLIACIÓN DE CAPITAL

El negocio del fútbol tiene, per se, una viabilidad muy ficticia. Está diseñado, con carácter general, para acumular deudas con las administraciones públicas y dejar un reguero de comisiones e ingresos, blancos y negros, que sostienen a todo un sector con peso significativo en el PIB de España. Y es algo que se desmorona en todas las capitales del fútbol español, porque es, directamente, insostenible. El pinchazo de la burbuja del fútbol.

Ese es el marco, y luego está el Racing. El equipo verdiblanco se va a estudiar, a no mucho tardar, en las facultades y másters de derecho mercantil, como caso único en la historia. Y a pesar de la negritud, el Consejo tecnócrata traslada que podría haber interés en el Racing, de diversos grupos de inversores. De origen cántabro.

¿Quién puede querer adquirir el Racing? Sólo hay dos factores de deseo posibles: la componente sentimental (política, como hasta ahora) y el factor palco, para los negocios de trastienda (pero la construcción ya no es lo que era).

Es decir, haría falta un grupo de empresarios capaces de soportar una deuda de 40 millones de euros, con los tiempos que corren. Y que estén dispuestos a no tener beneficios directos por el negocio durante una temporada larga, si todo va bien. La enésima inyección de dinero público parece estar descartada (por impopular y por cuestiones de déficit público).

Y quedaría la de siempre: un inversor privado que le quita un marrón a toda Cantabria y que recibe adjudicaciones de las administraciones públicas en la región. Para que algo cambiara con respecto al pasado, debería haber una gestión estricta, austera y no especulativa del Racing. Nada de UEFAS y años hasta regresar a Primera.

PROBLEMA «TÉCNICO» MERCANTIL

El camino para una nueva propiedad depende de una ampliación de capital, de 4,5 millones de euros, según el consejo tecnócrata. Los actuales dirigentes ya están dando pasos en este sentido, pero aquí se suma otro problema, que no es menor pero se puede sortear.

El consejo lo llama “problema técnico mercantil”. Y la solución es una Junta de Accionistas para regularizar la situación de interinidad del Consejo.

Interior de la Junta

Momentos previos a la última Junta, de 31 de enero, cuando cayó el régimen de Pernía y Harry.

En esa Junta de Accionistas, con un Consejo de Administración ya normalizado – si pedimos una nota en el Registro Mercantil todavía aparecen los indios de Ali-, se establecería un calendario ágil para la ampliación de capital.

En una primera fase podría acudir el actual máximo accionista, Jacobo Montalvo. Nadie espera que acuda, pero no estaría de más un pronunciamiento claro, toda vez que se está pidiendo un sobreesfuerzo al racinguismo para ese ‘Objetivo 1,6 millones de euros’,  de quien está acusado por el Gobierno en los tribunales como beneficiario de una pérdida patrimonial del dinero de todos por importe de 6 millones de euros.

De hecho, la duda que asalta – está siempre ahí cuando hay una gestión tecnócrata-  es si este consejo actúa en su nombre o no. Nunca ha estado claro quien o quienes dieron con esta alineación, ni a qué intereses reales están sirviendo. ¿Quién es la Troika del Racing?

La metáfora es lamentable, pero el Racing parece un enfermo terminal. Ante estas situaciones, hay familias que van a Lourdes y otras a Houston, cueste lo que cueste, en busca de un milagro que salve a su ser querido. Para invertir en la posibilidad del milagro, siempre hay un médico que lo sugiera. Y la inversión en el milagro cuesta, según el médico – el consejo tecnócrata-, 1,6 millones de euros, como primera fase de un largo y duro tratamiento.

Es decir, el consejo tecnócrata nos promete un milagro pero no nos dice si nos va a enviar a un médico o a un curandero.

EL MURO DE BERLÍN

Si llegamos al mejor de los escenarios, se convoca una ampliación de capital antes del 30 de junio y Jacobo Montalvo, máximo accionista, no acude a la primera fase de la ampliación – como sugiere el Consejo tecnócrata-, entonces se tratará de ver si hay empresa en el mundo que crea, por el criterio que sea, que puede poner la mayoría (el 51%) de los 4,5 millones de euros para asumir una deuda de 40.

Parece una cifra disparatada como para que alguno de los agentes del entorno del Racing acuda en solitario.  Y el entorno del Racing es una película de Tarantino, con todos los protas apuntándose con una pistola a las partes nobles por debajo de la mesa.

Para explicar el abanico de posibilidades, habría que volver a la metáfora de los días previos a la caída del régimen de Pernía. La liberación de Berlín, los rusos por el este y los americanos por el oeste. José Gabriel Sainz de la Maza e Ignacio Arroyo por el este; los exjugadores por el oeste. Washington y Moscú por encima de todos ellos. La guerra fría, el muro de Berlín.

CUESTIÓN DE FE

Y en esas estamos. Ahora tocaría que todos los agentes que conforman el entorno, con sus vinculaciones políticas y económicas, puedan llegar a un acuerdo. Un tratado de paz que cierre la guerra fría, que caiga el muro de Berlín, y que llegue la Alemania unificada. Un Racing unificado, con su máximo accionista y más accionistas minoritarios que nunca.

Una solución aparentemente irreal,  cuando los intereses son contrapuestos y no contados, con cinco causas penales y otra mercantil por resolver, actores de al menos una década implicados. Cuando se mezcla lo emocional con lo económico, lo político y lo judicial, lo público y lo privado. Lo colectivo y lo personal.

Tampoco es muy realista que el racinguismo unificado permitiera atraer fondos para compensar la tremenda deuda. La paz social trae paz, pero no dinero, no el suficiente. En su día trajo abonos, taquillas, que a la postre van a cubrir descubiertos y que siguen siendo carne de embargo cada vez que un acreedor reclama.

Si el origen de los problemas del Racing tiene una raíz política, la solución pasaría por mucha política. Mucho diálogo y renuncias a los dos lados de la mesa. Política de altura, que cuesta adivinar en un contexto de máxima desconfianza, en los políticos y entre las partes. Y contexto pre-electoral a 18 meses vista. Cuestión de fe, de muchísima fe, lo del Racing.

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