Guía para la supervivencia a una noche de pegada de carteles
Antes las campañas electorales eran más fáciles. Tres partidos grandes y un par de ellos pequeñitos. Lo cubría cualquiera. Ahora en el hipermercado hay toneladas de opciones, y para una pegada de carteles hace falta armarse de mucho alcohol, mucha wifi, mucho cargador y un equipo rodante que vaya de plaza en plaza y de bar en bar, andando, en coche o en funicular. Oscar Allende, Guilem Ruisánchez, Eva Mora y Felipe de la Torre, preparados, listos, a pegar, motivados porque el primer bar que ha sido nuestra sede ha sido el Tívoli, el de Nochevieja, pero, sobre todo, donde mataron al histórico periodista Luciano Malumbres.
El más madrugador era Paco Sierra, que antes era del PRC y ahora es de Compromiso por Cantabria, y Felipe de la Torre se ha pasado el día subiendo y bajando del funicular para llegar al Prado San Roque:
En un ambiente distendido, de ilusión y optimismo que hasta les lleva a verse con representación en el Ayuntamiento, el exregionalista Paco Sierra pegaba su propio cartel acompañado de militantes, de una también exregionalista Conchi Solana que no está en listas pero sí en el apoyo moral y hasta de espontáneas devotas de la Virgen del Carmen que ha pedido a la Santísima que Paco, que Pacu, «saque siete concejales».
Por ir han ido hasta otros partidos: Marcos Martínez Romano (Kitos) y su inseparable Pablo Lobete (Paulu), que son de Podemos, precisamos, de Podemos Cantabria, y pedían el voto para Sierra, quien, agradecido él, correspondía mostrando su intención de votar él a José Ramón Blanco, el candidato de Podemos a las autonómicas.
El funicular ha tenido mucho trasiego hoy: por allí ha subido también Izquierda Unida, hacia la medianoche, que le ha contado a Felipe de la Torre porque ha elegido este sitio.
Es la Santander menos turística, la que no cuenta para el alcalde, más que para atacar los derechos fundamentales de sus vecinos, tal y como han coincidido tanto el candidato a la Alcaldía, Miguel Saro, como la candidata a la Presidencia, Merce Boix.
Un Saro, que, rompiendo tópicos, muestra fe comunista en poder obtener dos concejales, aspirando al tercero para «tener más fuerza» en la futura Corporación.
Lo de la confluencia de la izquierda ha sido tan gafe que hasta en la noche electoral han coincidido en el mismo sitio, pero no a la misma hora, Izquierda Unida, Compromiso y la delegación de Podemos, pero en Izquierda Unida ya no les duele ese asunto y apelan a su larga tradición de trabajo desde la izquierda..
En un mundo de ni de izquierdas ni de derechas, ellos van y se reivindican como la única opción de izquierdas real que se presenta a estas elecciones.
Lejos del funicular, lejos del Ayuntamiento, muy lejos de todo, en especial del Gobierno, pero muy cerca de Pombo, en la Plaza del Cuadro, el PSOE convocaba a sus militantes para vender novedad mientras Oscar Allende miraba de reojo a la antigua sede de Sodercan.
Pero el PSOE no logra escapar de sus años de Gobierno, como prueba la involuntaria cercanía del lugar elegido con otro sitio emblemático. No, no hablamos de Regma, ni de La Sureña ni de La Malinche, sino de la antigua sede de la empresa pública Sodercan, gestionada por los socialistas en los años dorados, los de los consultores en el ascensor y los viajes a China.
O la propia composición de su lista electoral en sus primeros puestos (allí veíamos a Lola Gorostiaga, Chavela Méndez o Miguel Ángel Palacio o, ya fuera de la lista, históricos como Juanjo Sota, asesor parlamentario, o la ya exdiputada Cristina Pereda, quien al despedirse ya anunció, y está cumpliendo, que no abandonaría su compromiso con el partido o el sindicato).
Y eso que siendo estrictos, y como se encargaban de manifestar cuando les costó pegar sus propios carteles a la primera, los candidatos a Cantabria, Eva Díaz Tezanos, y a Santander, Pedro Casares, son primerizos. Es su primera vez, todo es nuevo. No tanto.
Un Casares seguro y arropado por un equipo de su estrecha confianza hacía un guiño simbólico a la falta de humanidad del alcalde al mostrar la libreta roja (azul era la de Aznar y era para ministrables) en la que como concejal ha ido apuntando historias de santanderinos. Historias con nombres y apellidos de copagos, de IBIs y de parques, que quiere llevar a la institución. El factor humano.
Mientras, Eva Díaz Tezanos, obviando su papel en el Gobierno pese a que el himno del PSOE sigue sonando con el tururú-tururú con el que quisieron regionalistizarlo, o como se diga, hablaba de “salir a ganar” y apelaba a su condición de mujer como gran necesidad para Cantabria.
Cerca del Cuadro está Hernán Cortes, y allí el PRC ha comenzado a recibir militantes en su sede de campaña, donde han proyectado sus imágenes de campaña al filo de la medianoche y bailaba al son del saxo que ha podido escuchar, sin bailar, que se le da fatal, Oscar Allende:
Y allí, Revilla se enfrentaba a la que es su octava campaña (ocho por cuatro, 32), que es, claro, la que afronta con más ilusión, sobre todo por lo que le transmite la gente.
Tanta, tanta ilusión, en la semana de la magia, que se ve otra vez de presidente. Sabemos gobernar y estamos localizables desde siempre, les dice sin citar a los que se presentan de nuevas y pueden prometer «el oro y el moro».
El PRC también tiene politólogos en un equipo coordinado por gente joven en la parte de Fuentes-Pila, que tampoco ha dicho una palabra, «plataformitis», pero que ha aludido a la gente que empieza a protestar y reivindicar en la calle en lo que para él supone un «momento histórico» (que lo es en ese sentido) en Santander y en el que ve un indicio del cambio que vendrá de la mano, pues de él mismo, del PRC.
La pegada del PRC ha sido virtual, casi con plasma, casi. En una pantalla grande, apretando un botón, se proyectaban sus carteles que, por si acaso, pegaban luego a lo tradicional, que para eso son el PRC: con brocha. Como Dios manda..
Nos cierran el Tívoli y nos vamos al Alaska. Aquí no ha muerto nadie, pensamos. Y pensamos también que algo muy raro pasa cuando es el PRC el que tira de saxo y el PP el que monta una folkorave con Los Carabelas y Nando Agüeros a la que ha asistido Guillem Ruisánchez, que si algo le caracteriza es su gusto por lo tradicional:
Un concierto en el que Ignacio Diego ha hecho de presentador de Los Carabelas (sí, ha sucedido, y también ha sucedido que De la Serna ha bailado con una señora-votante-fan ‘Un verano en Santander no se puede olvidar’ -sobre todo las chavalas, ejem-).
Eso que veo detrás del escenario que parece un envoltorio NO ES UN SOBRE, CREO QUE NO ES UN SOBRE, NO PUEDE SER QUE EL PP PONGA EN UN ACTO ALGO PARECIDO A UN SOBRE.
Respirad tranquilos: es el envoltorio de los carteles de Nacho e Iñigo. Que se llevan muy bien, por cierto, todos lo sabemos. Si hasta Iñigo le ha dicho a Nacho que está muy guapo. Esto ha pasado también, y no ha añadido ni ‘para tu edad’ ni nada.
Los teloneros de Los Carabelas (o sea, Nacho e Iñigo, las dos caras de un PP que se ha empeñado en ser también muy santanderino) han dicho que son «la esperanza más sensata» de una región «que quiere seguir creciendo», con su consabida «luz propia» para llevar a Cantabria ·»al lugar donde se merece» porque para algo son, qué coño, el partido que representa la estabilidad.
Unos Ciudadanos, que al principio iban a coincidir en el lugar con el PP y que después habían cambiado a Numancia, pues como ya sabéis que son muy medíáticos, al final han tenido que volver al origen porque los propios medios se lo han sugerido para facilitar el trabajo y jo, es que no podemos estar en todas partes, entendedlo. Los que al final parece que pueden estar en todas partes, han sido ellos, los naranjas. Les ha visto llegar Guillem:
Su candidato, Rubén Gómez, ha tirado de metáfora futbolera para comentar que «salen a ganar el partido» con la suerte de que «cualquier resultado será bueno» ya que parten de cero. Eso sí, con mucha responsabilidad, como los futbolistas, e insistiendo en su discurso de sentido común y lucha contra el dopaje político que no deja de ser la corrupción.
Acercando posturas, desde la furgo ciudadana del equipo naranja ciudadano, a Rubén Gómez le ha gustado Nando Agüeros. «Vaya fiesta, ¿No?», ha exclamado. Yo lo oí. Se oyen mis risas en la grabación.
Atentos que ahora viene cuando la noche se complica. No, no hablamos de fiesta ni de acabar en el Niágara, que ya no es lo que era. Eva Mora se ha encontrado con Podemos, con Ganemos Santander Sí Puede y ha conseguido diferenciarlos sin volverse loca ni preguntar por el Frente Judaico Popular:
Y eso que Podemos Cantabria se había esforzado muy mucho en diferenciarse en su arranque de campaña: lejos del centro de la ciudad y en un lugar con mucho significado, frente al Valdecilla que se ha convertido en símbolo de defensa de lo público frente a los ataques del PP, en la isleta de la carretera de la gasolinera, con riesgo cierto de que les atropellaran. Para que veáis lo que se juegan en este campaña los de Pablo Iglesias en Cantabria.
Con tono festivo, buen ambiente, de risas, y mediáticos, que son tiempos de democracia televisiva, han vuelto a entonar el Sí Se Puede de la época de la PAH de la que proceden muchos de sus líderes, incluido el candidato José Ramón Blanco.
Son la «gente corriente», no profesionalizados en la política, que quiere llegar al Parlamento, como responden, sin citar, porque está siendo una noche muy insinuante, a ese Revilla que desde Hernán Cortés les acusaba, también sin citarles, de ser desconocidos.
Atentos, que ahora viene lo difícil: el rastro de los partidos es el rastro de los carteles. Como migas de pan que dejaban Hansel y Gretel, se encontró a los de Ganemos Santander Sí Puede (ahora os explicamos) una Eva Mora de vuelta al Alaska y de vuelta de todo:
Primero: Ganemos Santander Si Puede (¿Lo he dicho bien?) es el partido que impulsaron los críticos de Podemos, que son los dirigentes de Podemos Santander, enfrentados a los dirigentes oficiales en unas primarias que, en realidad, no van a terminar nunca.
Por la calle, de retirada de la pegada, comentaban que han hecho todo lo posible por confluir, pero que no va a poder ser, y se presentan como la única alternativa ciudadana en Santander, de donde esperan expulsar al Partido Popular.
Puestos a encontrarse, Eva se encontraba también, y también de retirada, y pisándose los talones, con Román San Emeterio, de UPyD, que le explicaba su trayectoria de compromiso y participación al frente de los magentas en Cantabria:
Han pasado de raros a significativos, y reivindican que, pese a no ser tan mediáticos como Podemos o Ciudadanos, tienen un aval en su trabajo constante con propuestas concretas muy volcadas a la regeneración institucional y a una lucha contra la corrupción que han llevado a los últimos extremos judiciales en toda España (en Cantabria, llevando a la Fiscalía asuntos de Caja Cantabria). Una lucha que creen que les ha supuesto un «castigo mediático» por los intereses a los que se han enfrentado.
Hay más, pero no damos abasto: por algún lugar han estado los de Ganemos Cantabria (los del candidato monologuista), los de Vox empezaron en Los Castros al grito de ‘acabemos con Cantabria pero sin golpes de Estado ni nada’ y también Por Cantabria Sí (traducido: La Unión de Rafa Sebrango ha fichado como candidata a Blanca Rosa Gómez Morante, que un día fue socialista, que un día fue de Torrelavega, que un día fue alcaldesa y a la que un día echaron del partido por oponerse a la moción de censura que un día desbancó a Ildefonso Calderón). Equo no pega carteles, y eso que le agradecemos. Grazie tante.
Pues al final resulta que sí hemos sobrevivido. Que comiencen los juegos (del hambre).