La programación de los maridajes de Santa Luzia

Viernes 2 de Octubre del 2015, 22 horas, empieza lo que fue una noche de ensueño, aunque alguno puede decir que fue una noche madrugada, para no olvidar, pero vamos al asunto, a contaros lo que bebimos y comimos en esa maravillosa noche en la que asistimos al enlace entre el Espazio Gastronómico Santa Luzia, en Mazcuerras, y la bodega Sel D’Aiz, dentro de los maridajes temáticos, de ese otoño casamentero en que se ha embarcado Pilar Velarde y que contó como primer invitado con otro gran emprendedor, Asier Alonso y su proyecto.

Entrada amenizada por el Saxo de Miguel Salas, no sólo es tocar y punto, interactuó, ambientó, conectó, e hizo la velada mágica.

Empezamos con un aperitivo de bocata de calamares en tinta, verdaderamente sabroso y sorprendente.

Para beber un cóctel preparado al momento con Yenda Riesling,

y un buen detalle, un toque de alga, que con la salinidad del Yenda fue algo muy imaginativo y entraba muy bien.

Pasamos a la mesa donde continuó el placer con un Tiradito de Pez Mantequilla, y seguimos con el cóctel Yenda.

Muy sabroso, en su punto de marinado y condimentado, apetecible, desapareció del plato en un plis-plas.

A continuación nos sirvieron Bacalao y Burrata ahumados con Tomates en Texturas.

Leticia nos ofreció disfrutar de este plato con el maravilloso Yenda Spicata.

Muy buena la burrata, el bacalao en un punto ideal y las diferentes elaboraciones de los tomates, incluido en el Yenda un hielo con tomate. Toque de originalidad y donde se nota que la cocina y la sala se ponen las pilas para crear y para sorprender. Podrá o no gustar el poner un hielo al vino (a mi la verdad no me hizo mucha gracia) pero no podemos cerrarnos a nuevas creaciones.

La fiesta continuó con Canelones de Lengua y Mollejas sobre Parmentier trufado.

Este fue, para mi, el mejor plato de la noche, solo tengo palabras para decir que me pongo a los pies de todo este equipo por hacerme gozar y que mi cuerpo temblase de emoción y placer, si queréis saber algo más de este plato, poneros en contacto con ellos y que os lo sirvan es su local.

Pero hacedlo, porque es una de las mejores creaciones que he tomado en muchos años. Para acompañarlo tomamos el Yenda albariño-Godello, e hizo valer su acidez y su potencia para que el placer continuara a cada trago y a cada bocado, maridando con la trufa, aroma y sabor de ese Parmentier espectacular, la grasa de la lengua y las mollejas, todo ello sublime.

Codorniz en dos cociones con manzana verde y frutos secos fue la propuesta que nos sirvieron a continuación,

y Leticia nos puso el Yenda Riesling. Muchos deberían venir y disfrutar de estos maridajes, me encanta poder decir ATPC eso de que con la carne tinto, a ver cuando acabamos con todas esas creencias que no son ciertas.

Y una vez más no me cansaré de decir que dejéis de pedir en los bares «eso dame un blanco, un albariño, un verdejo, un Rueda». No, no, no, pedid marcas, exigid que los locales tengan vino de calidad, porque por 2 leuros la copa os pueden dar algo que lleve uva. Un plato de alto nivel. Qué cuscus más bueno, que buena la codorniz. Resumiendo estaba coj…

Y llego el postre: Brownie de chocolate amargo con sorbete de Kalma, para beber la última creación de Miriam y Asier, un blanco con Moscatel de Manilva «Kalma 3».

La uva la traen de Málaga y en Castillo Pedroso es donde elaboran el vino. el postre con una gelatina elaborada con el mismo vino con mucho acierto. Fijaros si estaba bueno que se me fue la pinza y ni foto del plato tengo.

Un rico café de El Dromedario y un orujo blanco de nuestra querida amiga Isabel, que por cierto este último maridaje también está de vicio.

para luego dar paso a un Luzitonic y hacer que la velada se conviertiese en casi ver un amanecer.

Foto del Facebook de Santa Luzia

Aún estáis a tiempo de disfrutar de este #GastroOtoñoSantaLuzia, yo que vosotros no me lo perdería. La próxima cita, este mismo viernes, va sobre Francia.

No quiero dejar este pequeño artículo sin hacer un apunte a la sala, el equipo de cocina ya he dicho que muy bien, pero la sala estuvo de sobresaliente, atentos, simpáticos, alegres y profesionales, Leticia con buen control de los vinos, temperaturas de los mismos y atenta a que todos estuviéramos cómodos y felices.

Pero hubo un punto realmente bueno, en el tiradito había unos filamentos rojos que en la mesa empezamos todos a hacer conjeturas de lo que era, llamé al camarero (Alberto) le pregunto y automáticamente me contestó que era chile, sin tener que ir a cocina, eso queridos amigos no es normal. Hoy en día pocos camareros saben los ingredientes que lleva un plato. Una vez más eso es estar pendientes de lo que se hace en el local. Lo dicho una sala que no es fácil encontrar, ni siquiera en una estrella Michelín.