Cuesta

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||por MARIANO DE MIGUEL, historiador||

Cuesta. Sí, cuesta escribir esta noche del viernes 13 de Noviembre de 2015.

No hace mucho en el curso de verano de la Universidad de Cantabria acerca del mal llamado Estado Islámico se dijo “Y si este grupo atacase Francia u otro país de la OTAN? Y si hubiese un 11-S en Turquía por ejemplo?”.

Añadí que si hubo un 11-S Turquía, en noviembre de 2003, a raíz del permiso de ese país a EEUU para usar su base aérea de Inçirlik durante la invasión de Irak.

No me esperaba que otro 11-S ocurriese. Ésta vez en el país galo, que también fue nombrado. A raíz de la muerte en un ataque aéreo de EEUU de John el yihadista en Siria, temí que al ser de ascendencia británica, el ISIL optase por llevar el caos a Reino Unido.

Los refugiados que huyen de Siria escapan de los mismos autores de hoy en París

No ha sido así, pero lo de esta madrugada ha sido una masacre. Cruenta, que ni en los anteriores atentados sufridos por el país de la libertad, igualdad y fraternidad desde Charlie Hebdo, hasta el de los integristas argelinos hace 20 años, tuvo tal brutalidad.

Cuesta. Sí, me cuesta o duele escribir, cuando llevo tres horas de reloj intentando explicar a la gente, desde una posición imparcial como debe ser la de un historiador, que no se puede demonizar a un religión o credo en base a la perversión que supone lo que algunos hacen en su nombre.

Esa misma gente que ya habla de tercera guerra mundial, que dicen que los refugiados son realmente integristas -en realidad la gente que huye de Siria, escapaba de los mismos autores de los hechos de hoy en París-, proclamando soflamas incendiarias y xenófobas.

Miseria humana, cuando por las redes sociales veo esas cosas. Y dolor, obviamente. Dolor por las víctimas, ni que decir tiene.

También dolor por que uno mismo intenta explicar lo acaecido, para al instante siguiente recibir no insultos, pero si vejaciones a su trabajo con calificativos como “docto discurso inválido” o bien “sé quienes son mis enemigos, no quiero musulmanes aquí”.

Estimo que por desgracia el término “choque de civilizaciones” será lo más oído estos días y los que nos quedan. Amén de que -tal cual me ha pasado no hace mucho- a todos los que tratemos de arrojar luz sobre el asunto (con el más absoluto respeto hacia las víctimas, claro está), se nos ha insultado de una manera hostil.

La guerra propagandística la han ganado, por desgracia. Con todo, aunque quizás en las próximos fechas, la gente se manifieste y haya una imagen de unidad…el daño ya está hecho.

Francia perdió su inocencia tras los ataques de enero. Y ahora ha sido enterrada en una espiral de terror.

¿Qué decir ante estos actos de barbarie? Se puede parafrasear a D. Miguel de Unamuno y su “venceréis pero, no convenceréis”. Pueden haber “vencido” ésta trágica noche, matando a gente inocente a sangre fría. No convencerán.

Porque la inmensa mayoría del mundo árabe-islámico está en contra de estos salvajes. Pero es esa minoría que tanto captan las cámaras la que nos venden. Y nos asustamos.

No caigamos en el error reduccionista de asociar la persona de fe islámica a un integrísimo primigenio y virulento. De ser así, los radicales tendrán un caldo de cultivo eterno para sus propósitos.

Esperemos asimismo que Occidente vea ya que muchas cosas que hace en Oriente Próximo, son un error táctico y de consideración, sin tener que volver al fatídico 2003.

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